Calle Real
Enrique Montiel
Adivinos y profetas
Veni, vidi, vici. Eso imaginamos que el responsable de la campaña de marketing Lidl estará repitiéndose a sí mismo en sabe Dios qué lugar del mundo. Lo ha hecho tan bien, que puede que sus jefes le hayan concedido un año sabático. Después de arrasar en otros países europeos, a las zapatillas de deportivas de Lidl le tocaban torear en tierras españolas.
Como no podía ser de otra forma, el público español no defraudó. No sólo esperamos con máxima expectación la llegada de las zapatillas, es que los españoles hemos sido capaces de agotarlas en menos de 24 horas. Todo un fenómeno del que nadie quiere escapar, ya sea apuntándose a un concurso o haciéndose con las zapatillas en alguna web de reventa (donde las venden por 500 euros). Todo con tal de tener las zapatillas más virales del momento.
La cosa es que, aunque nos parezca un comportamiento ridículo, es una actitud de lo más familiar. Colas virtuales de cuatro horas para hacernos con las entradas de ese maravilloso cantante, semanas en la puerta de un teatro para conseguir entradas de una función en la que no sabemos ni quién va a participar o la preventa del Iphone que sale mañana, pero tú lo quieres hoy. La mente humana es predecible y el señor encargado del marketing de Lidl ha sabido encontrarnos el punto a las mil maravillas.
Estas zapatillas nacieron como una broma de la compañía por el Día de los Inocentes (April Fools' Day) y batieron records de venta en Alemania, Francia y Finlandia con su precio original de 12,99 euros. Lidl anunció que presentaría una colección de moda y luego resultó ser una inocentada. Pero la semilla ya estaba sembrada y los clientes empezaron a preguntar por las zapatillas, convirtiéndolas en virales antes incluso de que existiera. El universo digital hizo de las suyas para generar una expectación tan apabullante que poco más necesitaban las zapatillas para petarlo. Bueno, tal vez les hiciera falta un pequeño empujoncito que, por supuesto, el encargado de marketing de la cadena supo hacer a las mil maravillas.
La colección que ha sacado Lidl es una colección cápsula, esto se traduce en que las existencias son limitadas. Aquí es donde entra en juego el término FOMO (Fear of Missing Out) que, todo el que haya visto Cómo conocí a vuestra madre tendrá perfectamente interiorizado. ¿Qué significa esto?
Que las marcas, en concreto Lidl, aprovechan la ansiedad social por perderse experiencias y eventos colectivos para garantizarse éxitos comerciales. Lo hemos visto con el último modelo de IPhone y ahora con las zapatillas de Lidle. La diferencia entre ambos productos parece abismal, pero el comportamiento de la mente humana es absolutamente el mismo.
¿O es que ya nadie recuerda las colas en el supermercado cuando declararon el Estado de Alarma? No sabíamos por qué, pero había que comparar mucho papel higiénico. Y mientras más escaseaba, más necesitábamos comprar. Vivimos con el miedo a quedarnos fuera, a no estar percibiendo algo que los demás (los que compran de manera compulsiva) sí.
Adquirir un Iphone es algo exclusivo y que nos hace tener cierto estatus (si hasta Pablo Iglesias tiene uno), pero hacerte con las zapatillas de Lidl, que se han agotado y que son demasiado corporativas (siendo bastante generosos), también es exclusivo, aunque sea una exclusividad menos elitista que la del smartphone. Y el ser humano quiere lo exclusivo, ya valga 1.200 euros o 12, ya sea un móvil con el que hacer encajes de bolillos o unas zapatillas que rozan lo hortera.
Además de la producción limitada, en la creación del fenómeno ha jugado un papel fundamental el boca a boca virtual en internet y, en particular, en las redes sociales, con su extraordinaria capacidad para virilizar una moda.
Tras su paso por países como Finlandia, Países Bajos, Alemania o Bélgica, le ha llegado la hora a los amantes de la moda en España que no han tardado ni una jornada en hacerse con las afamadas zapatillas, unas zapatillas que se encuentran dentro de una colección que a la que Lidl ha sacado un rendimiento espectacular.
Basándose en sus colores corporativos y un precio irrisorio, Lidl ha instaurando un canal de moda basado en calcetines a 0,99 euros, sandalias y camisetas a 3,99 y, ahora, este calzado que se podía adquirir a través de la web por 12,99 pero que muchos ya están empezando a vender por la friolera cantidad de 650 euros, como es el caso de Wallapop bajo la razón de "edición limitada".
Zapatillas azules, amarillas y rojas, una gama de colores de lo más estrambótica y con el logo impreso de Lidl en la lengüeta. La composición exterior es tejido sin especificar qué tipo y cuero P, un tipo de plástico creado para tener el mismo aspecto y tacto que el cuero. El interior es de tela y la suela, de phylon, que es el material con el que se hacen las suelas de casi todas las zapatillas con amortiguación y TR.
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