EL PASEANTE

Cádiz y la cultura: Una apuesta valiente para el desarrollo de la ciudad

Cádiz en Danza, una acertada apuesta por la calle como lugar para espectáculos.

Cádiz en Danza, una acertada apuesta por la calle como lugar para espectáculos. / Lourdes de Vicente

DECÍA el alcalde, Bruno García, el pasado miércoles durante el acto de entrega de las Medallas de Oro a las Bellas Artes, que “No hay progreso sin cultura”. Y reivindicaba, también, “la literatura, las letras, los libros, las bibliotecas, las librerías”.

El mensaje de defensa por la Cultura como un referente para nuestra sociedad, lanzado por el alcalde gaditano, fue acompañado por palabras similares por parte del resto de los intervinientes en el acto, que estuvo presidido por los Reyes. La lógica marcaba esta coincidencia. Estábamos en la entrega de los premios anuales más relevantes a cargo del ministerio del ramo. No se iba a defender otra cosa.

La cuestión es preguntarse, en clave local y de sus representantes, si esta llamada se debe únicamente al emoción del momento o es una apuesta decidida a emprender en Cádiz.

En la ciudad ya estamos acostumbrados a emocionarnos cuando vivimos con intensidad un evento, ya sea cultural, deportivo o de ocio. Entones, unos y otros, hablamos de Cádiz como ciudad de cruceros, de buques escuelas, de jornadas de cine, de la ciudad constitucional... Y apostamos nuestro futuro más inmediato repitiendo estos proyectos un año y más.

¿Debemos entusiasmarnos de nuevo tras este apoyo a la Cultura por parte de las autoridades municipales y autonómicas (pues no olvidemos el papel esencial de la Junta en el día a día de Cádiz)?

Tal vez, por esta experiencia acumulada, no deberían de lanzarse las campanas al vuelo, pero sí reflexionar sobre lo dicho y escuchado. Y poner sobre la mesa los pros que para Cádiz tendría la entrada en juego de la Cultura, en su más amplia visión, como referente de su desarrollo como ciudad.

Exposición en el Museo de Cádiz. Exposición en el Museo de Cádiz.

Exposición en el Museo de Cádiz. / Julio González

Los buenos tiempos que vivimos 

Nuestra larga historia nos ha marcado los tiempos más ricos siempre unidos al comercio marítimo. Con los fenicios, con los romanos, con el comercio con colonias americanas. Incluso, con los buenos tiempos para nuestros bolsillos cuando el comercio local era un referente en la provincia e incluso en parte de Andalucía; o cuando las industrias públicas generaban empleo normalmente bien pagado.

Pues en todos estos momentos, con mayor o menor potencia, la Cultura ha estado presente en la ciudad en paralelo a su crecimiento económico. Y ha sido cuando éste ha comenzado a decaer, cuando se ha iniciado la pérdida de población, cuando se ha marchado buena parte de la clase media... cuando la Cultura ha quedado en un segundo plano.

Porque no podemos medir este potencial actual con la organización cada año de festivales, conciertos y exposiciones, que no dejan de ser momentos puntuales del año. Algunos, incluso, con una evidente decadencia a la par que se le reducen los presupuestos de organización.

El potencial se mide con una oferta constante a lo largo de los 365 años del día. Con una apuesta variada y de la máxima calidad. Con una alternancia de programas que eviten monopolizar semanas o meses (ahí están los dos meses de Carnaval, sólo Carnaval).

Una ciudad valiente es la que da pasos adelante decididos, sin miedo. Si se equivoca, se corrige; si se acierta, se refuerza la apuesta y se piensa en otras nuevas para no parar.

¿Qué nos hubiera pasado como ciudad si Teófila Martínez se hubiera conformado con el arreglo estético en la vía del tren (que en 1995 proponía el Gobierno del PSOE) y no hubiera luchado por el soterramiento? ¿Qué hubiera pasado como ciudad si el equipo de Carlos Díaz no hubiera defendido el final del peaje en el puente Carranza?¿Qué nos hubiera pasado como ciudad si tras las elecciones de 1979 no se hubiera parado el destrozo urbanístico iniciado en los años sesenta en el casco antiguo? ¿Y qué nos hubiera pasado si en 1999 no hubiera aprobado la Junta iniciar el Plan de Rehabilitación del Casco Antiguo de Cádiz?

Todas fueron decisiones valientes. Y todas han mejorado nuestras vidas. E, incluso, nos ha mantenido a flote, porque ese Cádiz de hace 45 años iba a la deriva, con señales de colisión y posterior hundimiento.

Por eso hay que ser valientes y tomar decisiones valientes. Y si el Ayuntamiento, la Junta y el Estado dicen ante los Reyes y ante representantes de todas las formas de bellas artes de este país, que un pueblo libre y que progresa es un pueblo que apuesta por la Cultura, solo queda ponerse en marcha.

En esta fórmula que marca un “modelo de ciudad” muy concreto, no se debe de olvidar a la iniciativa privada. Tanto a la que aporta ideas y su propio arte, como la que genera proyectos empresariales que deberían de ser apoyados e integrados en las programaciones anuales.

Y, a la vez, se debe trabajar con una visión de Bahía pues hay elementos en esta política cultural que siempre tienen más fuerza si se hace de forma coordinada con las ciudades vecinas, como pueden ser los conciertos.

Esta valentía que se planteaba líneas atrás va directamente unida con un cambio de mentalidad en el conjunto de la sociedad gaditana.

Celebración del Bicentenario de la Constitución de 1812. Celebración del Bicentenario de la Constitución de 1812.

Celebración del Bicentenario de la Constitución de 1812. / Lourdes de Vicente

Nos guste o no, un elevado porcentaje de la misma considera que el cupo cultural de Cádiz se ve cubierto con el Carnaval y la Semana Santa. En ambos casos, la ciudad se vuelca, y quienes participan en estos eventos de forma directa, dedican horas, horas y horas de sus vidas a su desarrollo. Pensemos cómo ganaríamos si un pequeño porcentaje de estas horas se dedicasen a otros eventos culturales.

Así, este cambio mental es esencial. De nada vale reforzar las programaciones de nuestros teatros (algún día uniremos a esta red el Teatro del Parque, y ampliaremos la oferta con un Falla bien insonorizado y con aire acondicionado), organizar festivales de cine, danza, títeres.. O traer eventos nacionales e internacionales, si la participación del gaditano es escasa o muy limitada.

Es cierto que una ciudad volcada en la Cultura como uno de sus referentes, a la larga atraerá a un visitante con alto nivel de consumo y con ganas de acudir a estos eventos (como pasa ahora en Málaga), pero mientras que se siembra nos tenemos que apoyar en nuestro vecindario.

Los pasos a dar

Está claro que para conseguirlo hay que dar varios pasos esenciales.

Por lo pronto, Cádiz debe cerrar una programación potente todo el año. Hay que ser originales en su elaboración, teniendo en cuenta las épocas del año (aún tenemos que descubrir el potencial del verano, o la fuerza de la calle durante el verano). Hay que descubrir nuestras plazas como espacios para todas las artes (ahí está la asignatura pendiente de la plaza de España). Y hay que trasladar todo tipo de eventos a todos los barrios de la ciudad, como una forma más de implicación de los vecinos.

Todo ello necesita una importan inversión pública, y una más que necesaria colaboración privada, tanto de fundaciones (que ya tienen cada una sus propias programaciones) como de empresas radicadas en la ciudad o la Bahía.

Debe verse cada año en los presupuestos municipal una partida más que notable para estos proyectos. Y debe verse también la participación directa de la Junta de Andalucía. Y del Ministerio de Cultura, que tanto ignora esta ciudad.

La Cultura supera los límites de exposiciones, festivales, teatros, conciertos.

La Cultura es también la puesta en uso del patrimonio histórico de la ciudad. Y aquí Cádiz tiene un amplio listado de gran valor, en parte poco aprovechado.

Equipamientos de referencia

Contamos con una red de fortificaciones única. Una parte de ella se mantiene un uso relativamente bueno, como el castillo de Santa Catalina y el Baluarte de la Candelaria, más allá del mantenimiento de las instalaciones. Ambos son equipamientos con mayores posibilidades culturales que las que tienen actualmente.

Peor le va al frente de la Puerta de Tierra. Como ya adelanta este diario en esta misma edición, el Ayuntamiento plantea un ambicioso y costoso proyecto para su recuperación. En este caso, la actuación urbanística se le debe complementar con un uso cultural mucho más ambicioso que el que ha tendido hasta ahora.

Y no hablemos del castillo de San Sebastián, la joya de la corona en Cádiz, sin perspectivas de su recuperación a corto o medio plazo.

Los Depósitos de Tabaco en Loreto. Los Depósitos de Tabaco en Loreto.

Los Depósitos de Tabaco en Loreto. / Miguel Gómez

La historia es también referente con los espacios arqueológicos. Funciona bien el Yacimiento Gadir, mientras que aún esperamos inversiones en el Teatro Romano, al nivel que merecen estos restos.

También hay que aprovechar mejor espacios como el ubicado en los jardines de Varela, con restos arqueológicos expuestos al aire libre que compiten con todos los perros (y sus dueños) que monopolizan este espacio público.

Con todo, la ciudad sigue sin saber vender en el exterior su potencial histórico. No solo los restos fenicios o romanos, tampoco todo lo relacionado con el constitucionalismo (qué pena no haber sacado adelante el Centro de Estudios sobre el Constitucionalismo, que hubiera unido el colegio San Felipe, con el Oratorio y el Museo de las Cortes. Y el Centro de Interpretación está cerrado desde hace años) y con el comercio con las antiguas colonias americanas. Otra forma de hacer cultura, en todos estos casos con un amplio valor turístico.

En cuanto a equipamientos, sigue en el aire la antigua sede del Instituto del Rosario, en pleno centro de la capital y cada día en peor estado de mantenimiento en su exterior. Iba a ser un centro dedicado al arte contemporáneo, por parte de su propietaria, la Diputación, aunque se abandonó esta idea. Abandono que no ha ido acompañado por un nuevo proyecto.

Y, sobre todo, los Depósitos de Tabaco en Loreto.

Esta ciudad valiente y con ganas de plantear proyectos novedosos y alternativos, habría defendido la conversión de estas históricas naves en un gran complejo sociocultural, al estilo de que funciona en el Matadero en Madrid, o en antiguos espacios industriales reconvertidos en capitales del norte del Europa.

Por el contrario, aquí se dedicará la mayor parte de la superficie a transformarla en sede de la Ciudad de la Justicia, cuando la promotora, la Junta de Andalucía, dispone en San Severiano un amplio terreno inicialmente previsto para este equipamiento.

Puede que algún día Cádiz se lamente de la perdida de más de la mitad de los Depósitos de Tabaco. Son oportunidades única para una ciudad de este calibre que, además, reforzaría la recuperación de esta zona de Cádiz.

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