Obituario

Muere Paco Perea, periodista de raza

Paco Perea junto a Rocío Jurado.

Paco Perea junto a Rocío Jurado. / D.C.

La figura de Paco Perea imponía a los novatos que llegábamos a la histórica redacción de Diario de Cádiz en la calle Ceballos. No solo por su aspecto, si no también su voz. Y, detrás, una sonrisa socarrona que decía: “Aquí estoy, para ayudaros en lo que necesitéis”.

Paco Perea ha fallecido este viernes. Nació en 1946 en Villamartín. Con él se ha ido otro de los grandes periodistas de raza que ha dado esta provincia, y que han llenado las páginas de Diario de Cádiz.

Periodista de deportes, sí, pero también dispuesto a apuntar en todos los campos que fuesen necesarios en el día a día del periódico. Y más si era en temas musicales, otra de sus grandes pasiones.

Con apenas dos años su familia ya estaba en Cádiz. Una familia de grandes trabajadores. Su padre había muerto muy joven, con apenas 38 años de edad, y su madre decidió trasladarse a la capital, donde ya estaban sus abuelos.

En la calle Sacramento, su madre, Isabel Marqués, montó una casa de comidas que funcionó muy bien. Para Paco Perea ella fue siempre un ejemplo a seguir, de tenacidad y de coraje.

Pronto entró a estudiar en un colegio de monjas junto a la iglesia de San José, aunque no tardó en salir. “Me echaron porque le pegué a una monja con un tintero. A sor Pilar. No sé lo que me hizo, me riñó o yo que sé, y le tiré un tintero. Tendría yo ocho años”, recordaba en una entrevista con su Diario en 2015. Después pasó a los Salesianos... de donde también le expulsaron. Un intento de entrar en San Felipe Neri fracasó “con mis antecedentes”.

Así que, sin llegar a los 14 años de edad ya estaba en Diario de Cádiz.

Entró como aprendiz y chico de los recados, en una Casa donde ya estaban su tío Ildefonso Marqués y su hermano Antonio Perea, trabajando en el departamento de fotograbado.

Paco Perea aprovechó la modernización de los contenidos del Diario impulsada por Federico y José Joly Hörh para poner en marcha en 1967, en la edición de los domingos, una innovadora página musical.Gracias a ello entablará amistad con numerosos artistas que venían cada año a Cádiz, especialmente al Cortijo de los Rosales. De todos ellos se ganó su confianza, sabedores de su trabajo serio, impecable.

Siempre mencionó con especial afecto a Rocío Jurado. “Un día vino a mi casa y se puso a cantar y la calle se llenó de gente para escucharla”, relataba. Y junto a ella, Julio Iglesias, Raphael, Miguel Ríos...

Pero su gran triunfo llegó en la sección de Deportes. También casi de puntillas, cuando le dijeron que había que cubrir los turnos de vacaciones. Así que en 1974 aterriza en la redacción de la que ya no se moverá hasta su jubilación.

En el deporte gaditano, y sobre todo en el fútbol, Perea lo fue todo, creando un estilo periodístico que aún hoy se mantiene en las páginas de la prensa deportiva.

Fue él, no podía ser otro, el que puso el nombre a Mágico González. Le quitó el de “mago” con el que llegó a Cádiz el futbolista salvadoreño porque dejó claro, y con ello sentó cátedra, que “el único mago era Helenio Herrera”. Y desde entonces a Jorge González se le denominó Mágico.

Su capacidad de trabajo, sus ganas de participar en todas las áreas de su periódico y, también, su sentido de la crítica, le llevó también a escribir Carnaval. Aquí, dijo en su día, salió más escaldado que con el fútbol.

“Tuve la suerte de vivir la aventura de un periódico que fue experimentando nuevos modos y formas de enfocar el diario. Fue para mi un magisterio permanente”, escribió Paco Perea en uno de los especiales publicados con motivo del 140 aniversario de Diario de Cádiz.

Ese mismo magisterio que recibió de sus mayores en la redacción, él lo trasladó a los fueron llegando después. Incluso a quienes nos imponía su presencia.

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