Cádiz

El Museo Provincial de Cádiz reabre la sala de la estatuaria romana

Un turista, ayer en la sala de la estatuaria romana del Museo de Cádiz.

Un turista, ayer en la sala de la estatuaria romana del Museo de Cádiz. / Julio González

Las obras de reforma del Museo Provincial de Cádiz comienzan a ver algo de luz. Al menos la que ilumina la imponente sala de la estatuaria romana, cuya montera luce ya completamente restaurada permitiendo así la apertura de una de las zonas que estaban cerradas. El museo de la plaza de Mina tiene aún clausurados el patio y la primera planta debido a la reforma de la montera principal del edificio. Las obras, responsabilidad del Ministerio de Cultura, comenzaron en junio de 2023 con la intención de estar acabadas en septiembre. Unas obras, pues, que se ejecutan con un retraso considerable y que han perjudicado las siempre destacadas cifras de visitantes del museo. La reforma, según apuntan fuentes ministeriales, se encuentra en su “fase final”.

Desde el Ministerio de Cultura se explica que las obras que se están realizando en el Museo de Cádiz, “respetando el diseño original del edificio y sus valores patrimoniales, contemplan los siguientes trabajos: la reparación de la montera del patio principal, reparación de la montera del patio secundario, sustitución de las barandillas de protección del nivel de azoteas de la crujía principal, solucionar el cruce entre instalaciones distintas (canalizaciones de abastecimiento de agua y conductos con líneas eléctricas) existentes en el entorno del centro de transformación y la revisión y adaptación del inmueble para mejorar las condiciones de accesibilidad existentes”.

Esta obra, apunta Cultura, se encuentra en su “fase final” y la está realizando el “medio propio de la Administración”, Tragsa, con un importe adjudicado de 735.440,89 euros.

Es un hecho, desde luego, que la excesiva dilatación del plazo de ejecución de estas obras ha perjudicado al principal museo de la provincia. Desde junio, buena parte de las salas del centro han permanecido cerradas a causa de estas obras. La reforma de la montera principal, la que se encuentra sobre el patio en el que se organizan las exposiciones temporales del museo, ha obligado a cerrar este espacio y también la primera planta, la zona dedicada sobre todo a los fondos pictóricos del museo en el que destacan, por ejemplo, las obras de Murillo y Zurbarán.

Al tiempo, las obras en la montera más pequeña, la que ilumina la estatuaria romana y que ahora se ha podido abrir, obligó a cerrar esta parte que alberga la espléndida colección imperial del museo gaditano y el acceso a la sala etnográfica en la que se exponen los títeres de La Tía Norica, que ya se pueden visitar de nuevo.

“Un museo a medio gas”. Esta fue la definición que hizo de este centro el anterior delegado territorial de Cultura, Jorge Vázquez, en una entrevista concedida a este diario el pasado mes de marzo. Vázquez atribuía a la lentitud de las obras la caída de visitantes al museo en más de 17.000 personas. Incluso el anterior delegado, sustituido recientemente por Tania Barcelona, aseguraba que se había dirigido en varias ocasiones al ministerio para reclamar el final de una obras que debían durar, en principio, tres meses.

En la misma línea se pronuncia ahora Juan Ignacio Vallejo, director del museo, que reclama agilidad y celeridad en los trabajos que restan para contar con todo el museo disponible en el menor plazo posible. Estima Vallejo que la pérdida de visitantes en 2023 es atribuible al hecho de haber ofertado un museo sin algunas de sus mejores salas. Y, también, sin la posibilidad de contar con el tirón de las exposiciones temporales que se organizan en el patio central del museo.

Desde el centro expositivo de Mina no han tenido más remedio que adaptarse al ritmo de las obras y cerrar aquellas salas afectadas de una u otra forma por los trabajos de reposición de ambas monteras. Explica Juan Ignacio Vallejo que la mayoría de las obras se han mantenido ‘in situ’ en el lugar en el que se exponen, aunque protegidas por un material especial de conservación que permiten que un cuadro, por ejemplo, respire hacia fuera pero no le entre polvo. Otras piezas, las más sensibles, sí se han trasladado para protegerlas mejor de los trabajos de reforma.

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