Joaquín Benítez
Luces y sombras en navidad
Obituario
Al redactar estos recuerdos postreros por la amiga que se va, la intención es manifestar un evidente testimonio de cariño y respeto. Lo importante es que queden por escrito, con estas torpes letras frente a las magistrales suyas, y que así aseguren para la posteridad el lamento de su despedida. Luego estarán las vanidades propias. Rafaela nunca las tuvo. Rafaela Becerra, escritora gaditana de 92 años, falleció en la noche de ayer jueves, 28 de septiembre.
En 1980 publicó su primer libro ...Y una luz surgió del mar prologado por Pilar Paz Pasamar y reeditado en 2003 (Ediciones Letra Clara). Otra publicación suya es A la vera de la Torre Tavira (Ayuntamiento de Cádiz, 2009). En 1990 fundó un encuentro literario, La tertulia, que se celebra los jueves. Era ateneísta de honor y ateneísta de mérito del Ateneo de Cádiz.
Rafaela era, antes que nada, muy querida por todos. No es fácil que eso sea así, en un suelo de envidias y pocas cortesías. Rafaela era la gran amiga de sus amigos, y se preocupaba por ellos. Se lo curró mucho: en sus cálidos y sensibles libros, escritos con un corazón profundo y desprendido; en sus tertulias desde hace lustros con muchas etapas, tan entrañables y asiduas, como era ella; en su labor en el Ateneo, al que defendió y dio mucho brillo y ternura. Se nos van trabajadoras de la la vida y la palabra, a las que es necesario homenajear y seguir recordando siempre, con la mayor naturalidad. Quizás vino a una ciudad, que no es muy devota de hacer tributos, ni en vida ni después de ella. Se lo debemos. Quede atentamente, aquí y en nuestro corazón, el amor y reverencia debida que tenemos por ella y su familia. Nunca te olvidaremos, pero de verdad, Rafaela.
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