Cádiz y las pruebas del submarino de Isaac Peral
Historias de Cádiz
La primera inmersión del invento del teniente de navío Peral se llevó a cabo en nuestra bahía
Cientos de gaditanos presenciaron las pruebas desde tierra y en embarcaciones
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Durante 1889Cádiz ocupó la atención de toda España con las pruebas del submarino inventado por el teniente de navío Isaac Peral y Caballero. Este revolucionario buque había sido botado en la Carraca el 8 de septiembre del año anterior, 1888, y todo parecía indicar que el torpedero-submarino, como se denominaba oficialmente, sería una poderosísima arma para la Marina.
El éxito de las primeras pruebas desarrolladas en los diques de la Carraca desbordó el entusiasmo de toda España. Peral fue objeto de toda clase de agasajos y homenajes. No quedó ciudad o pueblo que no denominara una calle con el nombre del célebre inventor. Hasta San Fernando llegaban felicitaciones desde todos los rincones y Diario de Cádiz pidió al Gobierno que concediera a Peral el franqueo gratuito de la correspondencia para así poder contestar a las miles de felicitaciones que recibía sin quebranto de su economía.
La Reina Regente recibía información puntual y detallada de los avances de Peral y la prensa madrileña envió corresponsales a Cádiz para informar con todo detalle de las novedades en torno al submarino.
En ese ambiente de euforia y entusiasmo popular comenzaron las pruebas del submarino en la bahía de Cádiz. Pese a las protestas de las autoridades de Marina y del propio Peral, cada salida a la mar del submarino era acompañada de cientos de embarcaciones repletas de público, que quería conocer de primera mano el fabuloso invento.
Tras las pruebas de navegación en superficie y de disparo de torpedos sin cargas explosivas, llegó por fin la prueba de inmersión navegando por la bahía de Cádiz. Desde Madrid, el fogoso diputado y periodista Felipe Ducazcal y el gaditano Javier de Burgos movilizaron a la opinión pública y cientos de personas llegaron hasta Cádiz para presenciar los experimentos.
La prueba oficial de inmersión tuvo lugar el 30 de noviembre de 1889. Era la primera vez que un barco iba a navegar bajo el mar. Cuando el submarino comenzó a salir de la Carraca, nueve y media de la mañana, ya estaban fondeados en las inmediaciones de la poza Santa Isabel los vapores Reina Cristina, fletado por el diario madrileño El Imparcial; Garibaldi, fletado por el Club Náutico de Regatas; Auxiliar, de la Compañía Trasatlántica; y otros menores, todos completamente llenos de público.
El submarino Peral emprendió rumbo hacia el centro de la bahía seguido por los vapores citados y otras innumerables embarcaciones que llegaban para presenciar el acontecimiento. El paso del submarino por los astilleros de Matagorda fue muy emotivo, con los operarios en el cantil del muelle saludando con sus pañuelos y gorras y vitoreado a Peral, que navegaba en pie sobre la cubierta de su buque.
En la bahía estaban fondeados los buques de la Marina, Pelayo, Navarra, Isla de Luzón y Colón, que saludaron al paso de Peral. También estaban en bahía varios vapores mercantes, españoles y extranjeros, que saludaron al submarino arriando la bandera. Los pasajeros del trasatlántico Buenos Aires, a punto de salir para la Habana, también estaban apiñados en la cubierta para ver al submarino.
La muralla de Cádiz y toda la alameda estaba a rebosar de ciudadanos pendientes de lo que ocurría en bahía. Las casas con vistas a la bahía presentaban los balcones llenos de público.
A las once y veinte minutos, Peral entró en el submarino y se cerraron las escotillas. El submarino, por todos denominado Peral, estaba en ese momento junto a la boya del Fraile y enfilando la iglesia del Carmen. El teniente de navío García Gutiérrez, hermano de un tripulante del submarino, en un pequeño bote procedió a medir la profundidad y por medio de una cartulina blanca lo comunicó a Peral.
A las doce y cuarto el submarino comenzó a navegar hundiéndose poco a poco y dejando una pequeña estela. A la una menos cuarto navegaba con solo la torrecilla y la bandera de España fuera del agua. En esa posición naveó un buen rato haciendo varias evoluciones. Por fin , a la una y media, desapareció el Peral de la vista de todos. Los que presenciaban las pruebas guardaron un absoluto silencio, mezcla de admiración y asombro.
Seis minutos más tarde vuelve a salir a la superficie la bandera del submarino y su torrecilla. Los aplausos del públicos fueron ensordecedores. Los barcos hicieron sonar sus sirenas y todos gritaban ¡Viva Peral! y ¡Viva España!
Finalmente y frente a los Baños del Carmen el submarino Peral salió completamente a la superficie entre nuevos vítores y aplausos. A las dos menos cinco salió Peral a la cubierta recibiendo una nueva ovación entre las sirenas de todos los buques que estaban en bahía.
A continuación el submarino emprendió el regreso al arsenal de la Carraca entre los vapores y embarcaciones que habían presenciado la prueba. Desde la muralla cientos de pañuelos saludaban al glorioso inventor del submarino.
Posteriormente el submarino inventado por Peral continuó realizando todas las pruebas ordenadas por una Comisión Técnica, que no estuvo totalmente satisfecha con el resultado de alguna de ellas. Estos técnicos propusieron a Peral la modificación de algunas de sus conclusiones, lo que fue rechazado de plano por el inventor.
El submarino fue desarmado y su casco quedó almacenado durante muchos años en el arsenal de la Carraca, hasta que en 1929 fue llevado a remolque hasta Cartagena, Base de Submarinos y ciudad natal de Peral. Actualmente se encuentra en el Museo de dicha población.
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