Cádiz y el South se la juegan en primavera

El traslado de la tercera edición del festival al mes de abril en 2025 puede ser determinante para saber si la ciudad seguirá siendo su sede futura

El South necesita que el Teatro Falla y su plaza se incorpore al desarrollo de la cita

El anuncio de que la edición de 2025 será en primavera

Un hombre pasea con su perro por el paseo de la playa de la Caleta ante los elementos del ‘photocall’ del FestivalSouth. / Julio González

Acabó la segunda edición del South, el festival internacional que durante dos otoños consecutivos ha situado a Cádiz, como está de moda decir ahora, en el mapa del pujante mundo de las series y que para la tercera edición, la de 2025, anunció un cambio radical de fechas que, de cumplirse, haría que la ciudad volviera a acoger la cita en la próxima primavera, del 25 de abril al 1 de mayo, según se informó desde la propia organización hace ya unos meses. Esta mudanza estacional significa que Cádiz estará inmersa de nuevo dentro de seis meses en este agitado y amplio festival audiovisual que, ya en su tercera edición, cumpliría así con ese primer trienio que desde el principio se aseguró para la capital gaditana como sede.

Porque ese fue el compromiso original: Cádiz iba a acoger el South en firme los tres primeros años. A partir de aquí, a partir por tanto de 2025, Cádiz y el South, el South y Cádiz, tendrán que decidir: uno, la ciudad, si quiere seguir siendo sede; y otro, el festival, si desea continuar en este rincón del sur de España y de Europa que, por ubicación, da sentido pleno al nombre del festival.

Claro, que también tendrá opinión, y mucha, la Junta de Andalucía, la administración pública que abrazó esta iniciativa de raíz privada para asegurar su financiación y que la trajo a Cádiz en una decisión tomada aún en tiempos del equipo de gobierno de José María González, Kichi, y que tuvo que lidiar con la competencia de otras capitales andaluzas atraídas por lo que entonces solo era el envoltorio de una dulce golosina. Entre todos (Ayuntamiento, Junta y Womack -la productora-), y también quizás con la voz y quizás el voto de la potente e influyente industria audiovisual, tendrán que decidir el futuro de la cuarta edición.

Después de dos ediciones en otoño, la migración del festival a primavera se antoja que puede ser la prueba definitiva para que la cita eche raíces, tanto como festival en sí como por su futura vinculación con Cádiz como sede. Cierto es que nunca se ha cuestionado públicamente que el festival pueda cambiar de ciudad, incluso las palabras oficiales siempre han sido de satisfacción con Cádiz, pero también es cierto que tampoco se ha realizado una confirmación tajante de que Cádiz y el South seguirán unidos por años indeterminados.

El cambio de fecha a la primavera de 2025 tiene dos lecturas paralelas y complementarias. Una la que puede hacer el propio festival, que abandona un otoño con otras citas audiovisuales de enjundia que no están relacionadas con el mundo de las series y que en abril, por ejemplo, podría aprovechar un mejor caldo de cultivo dentro del especifico sector televisivo y de plataformas audiovisuales.

La otra lectura o interpretación es la que se puede hacer desde Cádiz, incluso desde la administración municipal, que vería así algo más despejado un cuatrimestre, el que va de septiembre a diciembre, colmatado desde el punto de vista cultural con citas veteranas, como Alcances, el FIT y el Festival de Música, más la nueva iniciativa de ‘Orgullos@s de nuestra historia’, el aún no estrenado festival de novela negra y el anunciado regreso el próximo año de la competición deportiva Sail GP. Que el South salga de este cuatrimestre no deja de ser un respiro para la ciudad.

Y en la decisión final habrá que tener en cuenta el desarrollo del propio festival en sus dos últimas ediciones. Salvada con éxito la primera pese a que su celebración estuvo repleta de incógnitas por la magnitud mediática que se le daba a la cita, habrá que repasar bien lo ocurrido en esta reciente edición de 2024 para confirmar caminos bien tomados y corregir algunos desvíos evidentes que tienen que ver, sobre todo, con la implicación de Cádiz como ciudad en el festival: eso que los modernos llaman ahora visibilidad.

En un primer análisis se podría concluir que el festival ha crecido internamente para bien. Sus participantes hablan, en general, de una segunda edición mejor organizada que la imberbe primera, al tiempo que se puede concluir que la cita ha dado un importante estirón en su aspecto competitivo y de impacto mediático: más premios en la sección oficial que el año pasado, con el atractivo y el prestigio que los galardones tienen en el mundo audiovisual, y con la decidida proyección internacional en sus premios de honor: sin abandonar la mención española, este año con María Adánez, el festival ha reconocido la trayectoria de David Shore, talento puro al servicio de series como ‘House’, y de Can Yaman, actor turco de indudable atractivo mediático que tuvo la mala suerte por la meteorología de que su ‘photocall’ no se pudiera hacer ante la Caleta, un espacio abierto en el que las fans del actor habrían tenido mayor protagonismo y libertad que en el estrecho y limitado acceso al Palacio de Congresos. Incluso el traslado de los encuentros de la industria desde el muelle hasta el Palacio de Congresos parece haber sido positivo.

¿Y la relación del festival con Cádiz, con la ciudad? A primera vista parece que se ha dado, sin contar con los datos económicos, algún pasito hacia atrás. La primera edición tuvo un indudable impacto visual en Cádiz: aquella alfombra roja en la calle Ancha, las frases de las series repartidas por comercios a modo del vocabulario gaditano en el Congreso de la Lengua, interesantes actividades en la calle, conciertos con música de cine... Es verdad que la mala suerte se ha cebado estos días con algunas de estas actividades que el mal tiempo obligó a suspender, pero también es cierto que el festival se ha desarrollado en un espacio muy limitado, el Palacio de Congresos y la matutina Caleta, y que más allá de las banderitas en la Puerta de Tierra y en la fuente de la plaza de Sevilla el South ha pasado este año por Cádiz algo más inadvertido que en su primera edición.

Y es que el festival tiene que crecer también en la ciudad, siempre que South y Cádiz quieran seguir unidos en ediciones futuras. El intento de contar con el Teatro Falla como sede del festival es un ejemplo de por dónde deberían ir quizás los próximos objetivos. La alfombra roja no luce en el Palacio de Congresos, además de generar un pequeño caos de tráfico con el corte de carriles y las furgonetas del South tapando todo. La plaza del Falla, como ocurrió con los Premios Max, es un espacio más abierto y a priori más atractivo para atraer al público. Incluso el uso de otras plazas de la ciudad, como la Catedral, San Antonio o la remodelada plaza de España. Son lugares que ayudarían, como el resto del casco histórico, a mejorar la publicidad de un South que todavía tiene que ganarse a Cádiz, como Cádiz tiene que ganarse al South. Siempre que ambos quieran -quien pone el dinero también- y el examen de primavera acabe con buena nota.

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