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Miniatura modernista
Azumi Nishizawa | Pianista japonesa
La pianista japonesa Azumi Nishizawa quedó hechizada por la música de Manuel de Falla cuando tenía 15 años. Tanto que en su discografía cuenta con todas las obras completas para piano del compositor gaditano. Azumi ha estado esta semana en Cádiz con motivo de la creación en su Tokio natal de la Asociación de Amigos de Manuel de Falla, desde la que pretende “crear un puente” entre ambas ciudades. En primavera regresará para su ingreso como miembro de la Real Academia de Bellas Artes.
–Creo que es la tercera vez que viene a Cádiz.
–Sí, la primera vez fue a través de Elena García de Paredes, del Archivo Manuel de Falla de Granada y su sobrina nieta. Me propuso venir con ella a Cádiz. Ella es una enamorada de Cádiz, de todo; me dijo que tenía que probar las tortillas de camarones... (ríe). Sería hace unos diez años. Aquella vez la estancia en Cádiz fue breve. Me acuerdo que me llamaron la atención los colores de las casas. La segunda vez fue hace dos años. Vine sola y estuve aquí el día del cumpleaños de Falla en su casa natal. Recuerdo que me gustaba perderme por las calles y, de repente, salir al mar.
–En Tokio también hay bahía.
–Por eso, por eso. Las otras dos veces yo había llegado en coche, pero ahora he llegado en tren y en el pequeño tramo que hay para entrar en Cádiz me acordé mucho de Venecia, con el mar por los dos lados. La imagen es impresionante. El mar, como soy de Tokio, me apasiona, pero este océano, el Atlántico, tiene un color distinto al Pacífico. Me pasó como cuando fui hace dos años a la casa natal de Falla, en la plaza de Mina, y vi esos árboles tan grandes... No sé, es como si algo estuviera cambiando dentro de mí. Ahí me di cuenta de que sin conocer Cádiz, sin ver este mar y estas calles, no podemos interpretar bien la música de Falla.
–¿A qué ha venido ahora?
–El año pasado creé en Tokio la Asociación de Amigos de Manuel de Falla. Es un sueño que tenía desde hacía mucho tiempo. Los japoneses aman España por la comida, los vinos, el turismo, el flamenco, pero cuando hablamos de música clásica la gente no tiene mucha idea. Y no tienen mucho conocimiento de la historia y la cultura de España, muchos japoneses no saben dónde está Cádiz. Yo les explico que tiene mucha historia, con 3.000 años de antigüedad y ellos tienen mucha curiosidad. Por eso creo la asociación, con la que quiero mantener contactos en Cádiz, quiero hacer puente entre Tokio y Cádiz. He tenido varias reuniones para ello, y he encontrado gente muy abierta y disponible. Estamos buscando hacer cosas que se mantengan en el futuro, porque Cádiz tiene mucho: cultura, historia, leyenda, muchos monumentos... Y la infancia de Falla en Cádiz marca toda su vida y su obra. Por ejemplo: cuando hizo el ‘Retablo de maese Pedro’, recordaba sus juegos de pequeño con su teatrillo.
–¿Cómo llega a fascinarse tanto por Falla, en qué momento?
–Me acuerdo muy bien que cuando yo tenía 15 años y estaba estudiando en el conservatorio, encontré música de Falla. Yo tocaba música francesa, como Debussy o Ravel, y en los discos que había en el conservatorio venían los franceses por una cara y Falla por la otra... Cuando escuché ‘Noche en los jardines de España’, quedé impresionada.
–¿La atrapó entonces Falla?
–Sí, totalmente. Cuando escuchaba su música, me imaginaba las noches, los naranjos, las flores..., pero nunca había estado en España, ni nadie de mi entorno ni de mi familia. La música tenía algo dulce, pero fuerte; algo salvaje, pero refinado y elegante. Ese contraste... ¿Qué es esto?, me preguntaba.
–A partir de ahí fue indagando en la obra de Falla.
–Pero no ha sido tan fácil porque en aquella época en Japón nadie tocaba Falla. Cuando yo conseguí las partituras y dije a mi profesora que quería estudiar a Falla, me decía que no, que Chopin o Liszt... El camino era difícil, pero yo ya quería ir a España para entender el secreto de su música. Estuve en Ginebra, en París..., y mi maestro francés es un gran dominador de Falla. Cuando acabó mi carrera en Ginebra, tuve la oportunidad de venir a España con Joaquín Soriano, sobre 2001. Tenía plan de volver a París, pero quería estar un par de años en Madrid para entender todo bien.
–¿Hablaba español?
–Nada, nada.
–¿Qué es lo que le atrae más de la obra de Falla, que es lo más significativo?
–Que es algo auténtico, hay muchas músicas bellas. Aunque es una música difícil de interpretar, muy difícil; porque no tiene muchas notas, pero están muy concentradas. Cada nota tiene que ser tener exactamente un sonido.
–Pero escuchándola tiene una aparente sencillez.
–Sí, pero eso es el genio de Falla. Su obra tiene una gran fuerza.
–¿Qué pretende con la Asociación de Amigos de Manuel de Falla en Tokio?
–Quiero tener a gente que entienda la música de Falla. A ellos les gusta, por ejemplo, la ‘Danza del fuego’. Pero Falla tiene muchas facetas, muchas etapas: la obra de juventud es muy bonita, pero diferente al resto. Lo que quiero es que los japoneses, a través de la música de Falla, conozcan también su personalidad: era honesto y buena persona, y creo que nosotros hemos perdido mucho como sociedad, buscamos la fama, el dinero…
–¿No ha dado nunca un concierto en Cádiz?
–No, aquí en Cádiz no.
–Cuando ingrese en Bellas Artes puede aprovechar.
–Sí, me encantaría tocar en Cádiz. Puede que haya un concierto, estamos viendo el acto y la forma de preparar bien el discurso.
–¿Qué supone haber sido elegida académica de Bellas Artes?
–Es un grandísimo honor porque tiene una larga historia y académicos ilustres. No sé si estaré a la altura, pero será una ocasión para disfrutar con mis amigos de Cádiz. Y en Japón, yo quiero también disfrutar con mis amigos de la música de Falla, y a través de su obra apreciar su vida y su manera de vivir, un hombre recto e íntegro. Nos encantará hacer un puente entre Cádiz y Tokio, porque creo que los japoneses, una vez que conozcan Cádiz, les va a encantar.
Nacida en Tokio, Azumi Nishizawa es considerada una de las mejores pianistas japonesas de su generación. Cuenta en su web que estudió en el Conservatorio Toho Gakuen de Tokio y, posteriormente, fue seleccionada como alumna destacada por el pianista e instructor francés Dominique Merlet en el Conservatorio de Ginebra, donde ganó el Primer Premio de Virtuosidad. Después de graduarse, se mudó a Madrid por invitación del pianista español Joaquín Soriano y comenzó una activa carrera en solitario con recitales en todo el mundo. De los cinco discos que ha grabado, dos son del músico gaditano: ‘Falla: Obras completas para piano’ y ‘Falla: Transcripción completa para piano”.
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