Galería Benot en Cádiz: los esquemas inequívocos de la representación

Uno de los planteamientos expositivos que más han influido en que la galería de Fali Benot lleve casi cuarenta años al pie del cañón ha sido, sin duda, la fidelidad a un proyecto artístico en el que se creía y al que se le ha otorgado máxima potestad. Sin caer en vaivenes sin sentido, sin brindis al sol por el hecho solo de jugar a ser moderno, sin asumir veleidades espurias, sin dar credibilidad a los santones que imponen intereses propios que sólo convencen a ellos mismos y a los pobres pusilánimes que su suben a su carro embaucador, sin patrocinar a artistas estrellitas que se creen más de lo que verdaderamente son y, por el contrario, con un concepto artístico bien definido y consolidado, con suma claridad de ideas, con posicionamientos cercanos alejados de burdos divismos, con apertura a un arte abierto y no constreñido, con patrocinio a artistas lúcidos y sensatos y con la cabeza bien puesta y los pies asentados en lo que es la absoluta realidad, la galería Benot siempre está ahí y su sentido de lo artístico ofrece un correcto desarrollo de lo que es una galería de arte; no nos olvidemos: un espacio expositivo destinado a la difusión de artistas y, por supuesto, al comercio del arte. Buscar otras posiciones es entrar en entelequias y en presupuestos que se evaporan por su escasa contundencia real.

La exposición que se viene celebrando en la galería de la avenida Cuatro de Diciembre presenta una colección de obras salidas de cuatro de los artistas que, desde el principio, han estado cercanos al galerista y han sido nombres propios naturales que siempre han dejado constancia de su importancia. Artistas con mucha dimensión y trayectoria bien consolidada; artistas en posesión de una obra llena de contundencia formal, sin esquivos desenlaces propios de los que tienen poco que contar; artistas de amplio recorrido, con lenguajes claros y bien posicionados en una figuración que ellos dominan sin ambages; en definitiva, artistas en los que se confía porque llevan demostrando su interés desde hace mucho tiempo, que tienen una posición clara en la pintura y que gozan de criterio y de reconocimiento en esa figuración de muy amplio espectro.

Carmen Bustamante, Antonio Agudo, Justo Girón y Ricardo Galán Urréjola son artistas que no ofrecen duda; pintores conocedores de todo cuanto sucede en ese arte figurativo en el que ellos marcan distancias, con posiciones de determinantes consecuencias en una pintura abierta a la que se le concede muchas buenas proposiciones. Pintores que no tienen que demostrar absolutamente nada porque su historia es amplia y llena de consideraciones y muchos reconocimientos; pintores en posesión de lenguajes que redundan en el haber de una figuración abierta, de horizontes diáfanos, con desenlaces plásticos muy bien definidos y portadores de máximos valores formales y estéticos.

Carmen Bustamante es pintora lúcida, de sobrios postulados pictóricos, de conciencia artística clara, sin aditamentos y con ese lenguaje donde la luz y el mar gaditano adquieren postulados de mágicos encuadres.

Antonio Agudo es un determinante hacedor de un expresionismo figurativo valiente, esclarecedor, de gran conciencia plástica; con un argumentario extenso donde cabe una realidad perfectamente acondicionada en fondo y forma.

Ricardo Galán Urréjola patrocina un paisaje de máximos donde la expresión posiciona una realidad bien matizada desde una plástica actuante en la que lo urbano queda suscrito a un contundente desarrollo formal.

Justo Girón posiciona todos los recursos pictóricos de una representación que él domina y a la que dota de sentido pictórico. Sus acuarelas suscriben un desarrollo plástico bien definido desde la sobriedad de un pintor exigente.

Los cuatro artistas de la exposición nos sitúan en los amplísimos postulados que marcan la representación de lo real y que aportan infinitamente más de lo que la simple mirada abarca. Son ejercicios pictóricos de un realismo que ofrece desarrollos y desenlaces abiertos, sin imposturas, y portadores de esa esencia artística a la que todos no pueden llegar. 

Exposición sobria en continente y contenido; con buenos artistas que plantean una obra donde lo real brinda sus infinitas posiciones. Una muestra que descubre los planteamientos artísticos de una galería con los esquemas bien conformados desde hace mucho tiempo.