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Laboratorios de Hematología e Inmunología en el Puerta del Mar de Cádiz: unas muestras con mucha vida

La Unidad de Gestión de Hematología e Inmunología del hospital gaditano desarrolla en sus laboratorios una labor fundamental para afrontar la atención clínica de los pacientes

Sello de calidad para una investigación cien por cien gaditana

Una imagen del laboratorio de Inmunología del hospital Puerta del Mar de Cádiz. / Lourdes de Vicente

¿La sangre es muy chivata? Carmen de Cos, jefa del servicio de Hematología del Hospital Puerta del Mar, y Carmen Rodríguez, jefa de Inmunología, responden asintiendo y cambiando el interrogante del periodista por una rotunda afirmación: “La sangre es muy chivata”. Ambas forman parte de dos servicios sanitarios esenciales que están tan interconectados entre sí, Hematología e Inmunología, que conforman una unidad de gestión bajo la responsabilidad de la hematóloga Carmen de Cos. En sus laboratorios se llevan a cabo muchas pruebas de muestras relacionadas con la sangre en un caso y con el sistema inmune en otro, muestras con mucha vida cuyos resultados, una vez analizados, son fundamentales para el tratamiento que necesita cada paciente en una fase clínica en la que también intervienen ambos servicios.

Y es que estas dos especialidades tienen mucho que ver entre sí, de ahí que ambos laboratorios mantengan esa funcionalidad común en el hospital gaditano: “En el estudio de las patologías oncohematológicas es fundamental el sistema inmune. Por ejemplo, en el laboratorio de hematología se hace el estudio de médula ósea e inmunología complementa con su estudio de las células”, explica la doctora De Cos.

Al tiempo, los dos servicios están lógicamente relacionados con otras especialidades que acuden a sus pruebas analíticas para obtener un diagnóstico con el que comenzar un tratamiento. Es como si el trabajo de ambos se irradiara en el resto de especialidades médicas del hospital, como explica Carmen de Cos: “Con aquello que nosotros nos cocinamos en el laboratorio tenemos que decirle a nuestros compañeros de otros servicios qué es lo que tienen que hacer con ese paciente. No nos limitamos a dar un resultado, sino unas pautas ya se trate de enfermedades nuestras o que no lo son pero que presentan, por ejemplo, algún problema de carácter hemorrágico”.

Carmen Rodríguez (izquierda) y Carmen de Cos, en el laboratorio de Hematología. / Lourdes de Vicente

Los dos laboratorios cuentan con una importante cartera de servicios y pruebas diagnósticas. Así, Hematología tiene, por una parte, el banco de sangre, que se encarga de estudiar a los pacientes que requieren transfusiones o los grupos sanguíneos. Y en el laboratorio en sí se realizan los hemogramas, los estudios y factores de coagulación, el estudio de pacientes con hemofilia, estudios especiales de anemias, las talasemias y también los estudios de médula ósea, entre otras muchas pruebas y competencias. Un laboratorio tecnológicamente avanzado, como corresponde a los tiempos, pero en el que el ojo humano sigue siendo imprescindible: “La sangre hay que mirarla, es lo primero que hay que hacer. Y cuando un hemograma no es normal, muchas veces se puede hacer un diagnóstico mirando por el microscopio”, apunta Carmen de Cos.

Papel del laboratorio de Inmunología

El laboratorio de Inmunología, como cuenta por su parte Carmen Rodríguez, es quizás “más desconocido. El sistema inmune tiene como función defender al cuerpo frente a los agentes infecciosos y también de controlar algunas propias células del individuo que se descontrolan, mutan y se hacen tumorales. Pero, además de eso, a veces el sistema inmune se hiperactiva y causa enfermedad. Son las enfermedades en las que el sistema inmune ataca su propio organismo: son las enfermedades autoinmunes o las alérgicas. Por otro lado, el sistema inmune supone también una barrera para realizar los trasplantes, lo que se conoce como rechazo, y la inmunología también se va a encargar de esos procesos”.

Un laboratorio que se divide en varias secciones y cuyos diferentes cometidos resume la doctora Rodríguez: “Hay un área de histocompatibilidad, que es la que determina el ADN biológico de las células que puede contribuir al rechazo; trata todo lo relacionado con el trasplante en órganos sólidos, en médula, y es un servicio de referencia provincial. Hay también un área de autoinmunidad para las enfermedades autoinmunes, las que causan el propio cuerpo; otra área de inmunoalergias, que determina de forma precisa a qué agentes alérgenos reacciona un individuo; contamos con un área de inmunología celular, muy relacionada con hematología y que hace estudios de leucemias o de defectos del sistema inmune; y, finalmente, hay un área de biología molecular, en la que se hacen estudios genéticos en enfermedades inmunomediadas, autoinmunes... Los mecanismos inmunológicos están implicados en muchas enfermedades y en muchos órganos”.

Dos laboratorios, por tanto, que realizan centenares de pruebas y estudios fundamentales para abordar el tratamiento de los pacientes de otras especialidades, en caso de que sean necesarios, pero que también tienen patologías propias que hacen que sus médicos atiendan directamente la parte clínica, en las consultas o en planta en caso de que el paciente esté hospitalizado. En el caso de hematología, están algunas patologías no oncológicas como las anemias, los problemas de coagulación, la hemofilia, pacientes con sobrecarga de hierro, con plaquetas bajas, con trombopenia... “El abanico de enfermedades que atendemos en las consultas es muy amplio; y también vemos a pacientes que han presentado trastornos en las analíticas pero que, afortunadamente, quedan en nada”, explica Carmen de Cos.

Pero es evidente que hematología es conocida sobre todo por el conjunto de enfermedades oncológicas que requieren un tratamiento específico, cada vez más específico, y en cuyo grupo se encuentran las leucemias, agudas o crónicas, los linfomas o el meloma múltiple. Carmen de Cos puntualiza que los avances de la medicina en este campo son muchos y repercuten directamente en un mejor tratamiento de estas patologías: “La realidad es que el arsenal terapéutico cada vez es más amplio y más específico, cada vez hay más líneas de tratamiento. Hoy en día la esperanza de vida ha aumentado y se puede ser candidato a recibir distintas líneas de tratamiento. Ya hay grandes crónicos entre los pacientes que sufren enfermedades oncológicas”.

Una respuesta inmediata

En todo caso, estas enfermedades precisan celeridad en sus primeros momentos, una respuesta cada vez más inmediata, sobre todo en leucemias y linfomas, que no admiten dilación y que es una de las prioridades de estos servicios, como señala De Cos y reafirma Rodríguez: “Cuando hematología solicita un estudio celular a inmunología en el caso de una leucemia aguda, por ejemplo, se debe dar una respuesta en ese mismo día. Es el protocolo y es uno de los objetivos para que un hematólogo pueda tratar inmediatamente. Hay veces que se tarda más porque hay que ponerle el tercer apellido a la enfermedad. Pero, en general, la respuesta tiene que ser inmediata”.

También afrontan los inmunólogos, más allá del trabajo en el laboratorio, patologías graves como algunas inmunodeficiencias que derivan en enfermedades que pueden ser muy graves y que requieren un trasplante de médula ósea, por ejemplo. Entre las más frecuentes están las alergias: hay múltiples alérgenos alimentarios, respiratorios... Unas alergias que pueden implicar a otros servicios como dermatología, neumología, pediatría, a los propios alergólogos... “También están -explica Carmen Rodríguez- las enfermedades autoinmunes que son más prevalentes, más frecuentes, y quizás haya que mencionar la enfermedad celiaca, que no es una alergia pero tiene componentes de autoinmunidad: el sistema inmune, en algunos individuos genéticamente predispuestos, produce cuando ingieren gluten una reacción inflamatoria que destruye el intestino con un cuadro de mala absorción, anemia, diarreas, pérdida de peso... Puede haber hasta manifestaciones neurológicas: le llaman la gran simuladora”.

“En cualquier patología de cualquier especialidad puede haber una causa de inmunidad”, remarca Rodríguez, de ahí que inmunología sea un servicio que está en permanente contacto con otras áreas médicas del hospital, con los que establece grupos de trabajo específicos para afrontar cualquier necesidad clínica.

La sangre y el sistema inmunitario, la materia prima de dos laboratorios cuyas muestras están llenas de vida. Dos piezas fundamentales de un complejo cuerpo, el humano, que tiene la ‘suerte’ de que por sus venas corra una sangre ‘chivata’, una sangre cargada de información en todos y cada uno de sus componentes y que hematología descifra para hacer frente a cualquier enfermedad. Y un sistema inmune “nómada”, cuya funcionalidad se origina en la médula ósea pero que, como la sangre, da vueltas por el cuerpo, patrullando y memorizando todo lo que pasa para que el sistema inmunitario evolucione con la vida de la persona.

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