Manuel Rancés, 3, la conflictiva finca que tiene hartos a los vecinos

La reyerta que originó el incendio del pasado sábado da la razón a quienes ya advirtieron del peligro

Incendio en una finca de calle Manuel Rancés de Cádiz con personas atrapadas

Interior de la finca tras el incendio y la rápida actuación de los bomberos.
Interior de la finca tras el incendio y la rápida actuación de los bomberos. / Lourdes de Vicente
P.M.E.

09 de julio 2024 - 07:00

En la esquina donde Manuel Rancés se cruza con Rafael de la Viesca todavía se percibe el olor a quemado. Un gran candado y un precinto colocado por la Policía Local en la puerta principal es la señal de que algo no va bien en esa gran finca que arrastra una historia complicada. El inmueble, que todavía conserva cierto aire señorial a pesar de la decadencia que exhala su fachada, venía siendo habitado últimamente por grupos de marroquíes que han llegado a suelo europeo de manera ilegal y también por personas sin hogar. La reyerta que se produjo a primeras horas del sábado, y que dio origen a un incendio que podría haber tenido consecuencias dramáticas, no era la primera que se vivía entre sus muros. “Lo venimos advirtiendo desde hace tiempo”, comenta un vecino. No es el único que se queja. En Manuel Rancés están muy hartos del trasiego de personas problemáticas que son llevadas a un lugar que en su tiempo llegó a albergar una residencia de estudiantes. Podría decirse que fue su última función, digamos, más o menos regulada. Desde entonces su particular estructura, compartimentada en habitaciones unipersonales y con un baño por planta, ha propiciado que más de uno haya intentado sacar provecho por lo bajini. Otro vecino, con el que conversamos en la esquina de Fermín Salvochea, asegura que la finca la administra una señora que posee una panadería cercana y que cobraría en torno a 20 euros al mes por habitación. La mujer y su pareja habrían abierto un bar en los bajos del edificio que fue clausurado por el Ayuntamiento al carecer de los permisos oportunos, cuentan otras fuentes.

Pero actualmente la finca pertenece al Sareb (Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria), coloquialmente conocido como el banco malo. No obstante, vecinos de la zona aseguran que durante los últimos años tanto la Policía Local como personal de Asuntos Sociales han llevado en diferentes ocasiones a personas sin hogar al edificio. Este extremo, que fuentes municipales desmienten, es comentado por vecinos que están atentos y preocupados desde hace meses por el aumento de la inseguridad que generan muchas de las personas que se refugian en la finca. “Llevamos tiempo avisando que un día iba a pasar una desgracia. La pelea del sábado no es la primera. Hay grupos de marroquíes que habitualmente viven allí. No son menores, sino veinteañeros que buscan cobijo”.

La finca pertenece al Sareb y albergaba a inmigrantes ilegales y personas sin hogar

La Policía Nacional ha abierto una investigación para esclarecer qué ocurrió la mañana del sábado, cómo se inició la pelea que desembocó en una violenta reyerta entre varias personas y que, en último extremo, dio origen a un peligroso fuego que, de haberse extendido más rápidamente, podría haber afectado a los edificios colindantes. Los técnicos de la Delegación Municipal de Urbanismo descartaron daños en estas. Eso sí, sus moradores todavía tienen el susto en el cuerpo.

En la mañana de este lunes personal municipal accedió al edificio para retirar algunos de los enseres que se quemaron el sábado y objetos personales de los jóvenes marroquíes. Desde el Ayuntamiento aseguran que van a tapiar los balcones para evitar que vuelvan a entrar personas sin hogar, aunque un vecino de una casa cercana aseguraba ayer que la misma noche del sábado, apenas unas horas después del suceso, vio como varios marroquíes escalaban por el enrejado y se colaban en el edificio nuevamente a través de uno de sus grandes cierros.

Aunque hay vecinos que confían que el incidente del sábado suponga un punto de inflexión en la historia de la finca, otros no son tan optimistas y temen que si la Policía Nacional y la Local no están atentas puedan volver a producirse incidentes similares. De momento, desde el Ayuntamiento se ha colocado un gran candado en la puerta principal cuya llave está a recaudo de la Policía Local por si alguna vez tiene que acceder al inmueble.

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