Las monjas de Feduchy, en Cádiz, abandonan el polvorón

Las hermanas concepcionistas del Monasterio Nuestra Señora de la Piedad dejan de elaborar este dulce navideño por su alto coste

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Cartel colocado junto al torno del convento y que informa de que este año no se venderán polvorones.
Cartel colocado junto al torno del convento y que informa de que este año no se venderán polvorones. / D. C.

"Por lo elevado del precio de la materia prima y la cantidad de polvorones que hay en las tiendas cercanas: Este año no haremos los polvorones. Disculpen las molestias, gracias". Este es el texto del escueto pero rotundo cartel con el que las mojas concepcionistas del histórico Monasterio Nuestra Señora de Piedad de Cádiz, en la calle Feduchy, anuncian que este año no van a vender uno de sus productos más demandados y de más calidad: los polvorones navideños. Las monjas mantienen, eso sí, la elaboración y venta de otras dos especialidades de estas fechas: el pan de Cádiz y el turrón de Cádiz.

El aviso de las monjas está cogiendo estos días de sorpresa a las personas que se acercan al torno de la calle Feduchy, frente a la entrada principal de la clínica de la Salud, para comprar ya estos polvorones que las monjas vendían en bolsas de medio kilo a 5,50 euros. Polvorones de muy buena calidad en los que era habitual encontrarse en cada porción varios trozos de almendras, pero nunca, por ejemplo, avellanas.

Dos son las razones que esgrimen las hermanas de esta congregación religiosa para dejar de un lado el polvorón: el alto coste de su elaboración, por el evidente aumento de precio en las materias primas, y también el hecho de que sea un producto cuya venta está generalizada aunque eso implique, en algunas ocasiones, que sean productos más industriales y menos artesanales.

Pese a todo, las monjas de este convento de clausura mantienen la elaboración de otros dos productos navideños que, además, suelen tener también a la venta, aunque no siempre, en otras épocas del año. Se trata del pan de Cádiz (una masa de mazapán rellena de cabello de ángel) y turrón de Cádiz (masa de mazapán que las monjas rellenan en este caso de fruta confitada, yema de huevo y cabello de ángel).

Y también siguen elaborando las monjas concepcionistas el resto de productos habituales: bollos de leche, magdalenas (su producto estrella), mostachones, amarguillos, galletas, masa real, nevaditos, pastas de té, rosquillas, sultana, sultana de yema, tortas de almendra, tortas de polvorón, tortas gaditanas y tocino de cielo en porciones. El listado se completa con cuatro tipos de tarta que deben encargarse previamente: de chocolate, de yema, San Marcos y de tocino de cielo.

Fue en el año 2018 cuando este monasterio, con entrada por Feduchy y a cuya capilla se accede por la calle Montañés, celebró sus 350 años de construcción. El monasterio abrió sus puertas el 30 de noviembre de 1668.

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