Muere Gonzalo Córdoba, el hombre que iluminó la gastronomía gaditana desde el restaurante El Faro
El propietario y fundador de El Faro de Cádiz ha fallecido en Sevilla unos días antes de cumplir 91 años
"Hay restaurantes donde no se moja pan, con lo bueno que está un sopón"

El hostelero gaditano Gonzalo Córdoba ha fallecido hoy en Sevilla unos días antes de cumplir 91 años. Fundador y propietario del emblemático restaurante El Faro, en el barrio de la Viña, y del grupo de restauración que se formó sumando el ventorrillo El Chato, El Faro de El Puerto y la línea de catering El Faro, Gonzalo Córdoba fue la definición perfecta de un hombre de éxito hecho a sí mismo a base de trabajo, arrojo e intuición gastronómica, hostelera y comercial. Su restaurante es desde sus primeros años un auténtico referente de la cocina gaditana, de la gran cocina gaditana.
Gonzalo Córdoba nació en Jerez el 30 de marzo de 1934. Con el humor que siempre le ha caracterizado, el desaparecido hostelero gustaba de subrayar que nació allí porque su madre, siguiendo la tradición familiar, marchó a Jerez para dar a luz en la casa de su madre, y defendía siempre su "gaditana concepción". Bromas suyas aparte, Gonzalo fue también un ejemplo de entrega y dedicación por Cádiz, la ciudad en la que vivió, creció, aprendió el oficio en toda su dureza, comenzando desde los primeros trabajos, y donde triunfó haciéndose un nombre en el elegido elenco, hoy día más ensanchado que en sus comienzos, de la selecta gastronomía española.
Tras estudiar en el colegio de don Antonio Ramos en la plaza de San Agustín, Gonzalo Córdoba pasó al colegio de los Hermanos de La Salle. La época apretaba, su madre falleció cuando él tenía 7 años y con apenas 13 años, por necesidades familiares, comenzó a trabajar de botones en el antiguo Hotel Playa, en el Balneario. Posteriormente, trabajó de chicuco en varios ultramarinos y de encargado en algún bar y, tras hacer el servicio militar por la Marina, siguió trabajando en ultramarinos y bares hasta que en 1958 se hizo cargo de su primer arrendamiento, El Pasiego. Con el tiempo se hizo con un local en la esquina de la calle San Félix, un negocio propio que fue ampliando con los años y que se distinguió, desde un principio, por la calidad del pescado que ofrecía y que fue el germen de El Faro, el restaurante que situó a Cádiz en el mapa de la gastronomía española y que en este 2025, en abril, cumplirá 61 años desde su feliz alumbramiento.
La apertura de ese negocio fue un éxito desde el comienzo. Gonzalo aprovechó el verano para montar en la calle una terraza con unas diez mesas que le prestó, como recordaba en una entrevista a este periódico, Nicolás, el del bar Lucero. Allí empezó a ofrecer, frito, la pesca del día que le llegaba directamente de La Caleta. Además de caballas, introdujo en la carta raciones de mojarritas, herreras, charranes... Género que los propios pescadores le llevaban hasta la puerta de aquel incipiente Faro que era, al mismo tiempo, ultramarinos y bar.
Diversas ampliaciones del negocio y un premonitorio viaje por el País Vasco terminaron de conformar la verdadera carta de identidad de El Faro. Gonzalo Córdoba se empapó de la mejor gastronomía española de la época, la vasca, y entabló relación y amistad con nombres tan destacados como Juan Mari Arzak, Pedro Subijana o Karlos Arguiñano, a quien Gonzalo llamaba cariñosamente Carlitos. De allí se trajo, en este viaje y en otros posteriores, un buen puñado de contactos, de ideas hosteleras y de elaboraciones gastronómicas que logró gaditanizar con productos y aportaciones de recetas de la tierra mientras fue transformando El Faro hasta convertirlo en un gran restaurante que, bien comandado desde los fogones con muy buenos cocineros y en la sala con un sobresaliente conjunto de camareros, se convirtió en un gran referente en toda España.
Pronto, de hecho, El Faro fue visita obligada de quienes querían conocer los mejores productos de la gastronomía gaditana elaborados con procedimientos de alta cocina pero, y eso era lo importante, sin perder la esencia ni las raíces de cada una de las elaboraciones. En El Faro se citaban políticos, empresarios y buena parte de los artistas que actuaban en el Cortijo de los Rosales. Incluso la Familia Real española hizo de El Faro su restaurante de cabecera en Cádiz, lo que acabó de darle el prestigio que se había ido ganando a lo largo de su trayectoria.
Padre de seis hijos, tres de ellos han seguido sus pasos en la hostelería. Así, Fernando Córdoba comanda El Faro de El Puerto, José Manuel lleva el histórico Ventorrillo del Chato y Mayte dirige la casa matriz, El Faro de Cádiz, donde los fogones son responsabilidad de Mario Jiménez Córdoba, nieto de Gonzalo e hijo de Mayte.
En el año 2013, en una entrevista en Diario de Cádiz, Gonzalo Córdoba resumía lo que había significado en su vida el restaurante El Faro: "Aquello han sido muchas, muchas horas de trabajo, donde para mí, toda la persona que ha traspasado el escalón hacia dentro ha sido excelentísimo señor. Yo, quizás, he abandonado muchas cosas por El Faro. Yo he vivido enamorado de El Faro y todavía estoy enamorado, me doy una vueltecita y soy feliz".
Está previsto que sus restos mortales lleguen esta misma noche al tanatorio Virgen del Rosario de la capital gaditana. Mañana martes, 25 de marzo, se celebrará el funeral a las cinco de la tarde en la parroquia de Santa Cruz. Descanse en paz.
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