Armónico diálogo entre tradición y modernidad

Apartamentos turísticos

Rehabilitación integral de Candelaria 10, una finca destinada también a apartamentos turísticos

La reforma ha servido para recuperar el aljibe del que disponía el edificio

Patio de entrada al edificio de los nuevos apartamentos turísticos.
Patio de entrada al edificio de los nuevos apartamentos turísticos. / Sergio Ibarra

Una nueva finca del casco histórico de Cádiz se ha sumado a la ola de rehabilitación privada que, a falta del impulso público que rescató hace años parte del caserío, está sirviendo para recuperar edificios y, de paso, incrementar de forma considerable la oferta de apartamentos turísticos en la ciudad. Así ha ocurrido con la finca que ocupa el portal 10 de la plaza de Candelaria, que luce nueva fachada y remozado interior en una reforma que ha tratado de convertirse en un armónico diálogo, en un equilibrio, entre la tradición y la modernidad, entre el respeto al patrimonio heredado y la funcionalidad de los tiempos contemporáneos.

La leonesa María José Martínez Turienzo es la promotora de este proyecto que lleva funcionando ya algunas semanas y que en estos días ha tenido su puesta de largo oficial. Antonio Gómez, gaditano, es uno de los arquitectos responsables de rehabilitar una finca, deshabitada cuando la adquirieron los promotores del negocio, que tiene en su fachada la primera carta de presentación de un proyecto que, como explica el arquitecto, ha pretendido “compaginar la estética contemporánea con las características de la finca original”. Y también con las exigencias de los espacios protegidos por Patrimonio, con el eje formado por el zaguán, el patio y la escalera a la cabeza.

También la fachada, una bella estampa isabelina con cerrajería en forma de bulbo en la que el arquitecto plantea el primer diálogo, el del edificio con la plaza que le da nombre. Para ello, en el zócalo de la fachada se ha usado el mismo material marmóreo que cubre parte del suelo perimetral de Candelaria.

Da la bienvenida a los huéspedes un luminoso patio, merced a la diáfana montera que lo corona, en el que destaca una integrada fuente cuyos caños tratan de ofrecer un fresco acondicionamiento ambiental. Una rectangular sala anexa, a disposición de los huéspedes, completa un patio que tiene al fondo la escalera de acceso a las plantas y un ascensor bien integrado que facilita la accesibilidad.

También junto al patio, aunque con entrada independiente por la calle, hay otra sala que los promotores del edificio quieren convertir en una sala de usos múltiples, capaz de acoger exposiciones y otros actos culturales, y por la que se accede a una de las recuperadas joyas de la finca, un aljibe subterráneo visitable y que lucha ahora con las filtraciones de un cauce de agua que pasa por debajo.

Cinco apartamentos se reparten por las tres plantas de Candelaria, 10. Un par de ellos en las dos primeras y uno solo de mayor tamaño en la tercera. Todos con vistas a la plaza y equipados con cocina, son un perfecto ejemplo de esa conjunción de tradición y modernidad, con el respeto a lo heredado pero con el arquitectónico paso adelante demandado por la funcionalidad y las normas urbanísticas contemporáneas.En el suelo, por ejemplo, se ha optado por una triple combinación de mármol, solería hidráulica y porcelánico de gran formato.

La azotea, con solarium, espacios para el descanso y unas magníficas vistas de la ciudad, completa este edificio que ya ha albergado a un buen número de clientes, tanto nacionales como extranjeros. Como una familia canadiense que pasó unos días en estos apartamentos y que ya ha reservado una estancia de dos meses para el próximo invierno.

Las manos que miman el proyecto

En esta finca de Candelaria de 530 metros cuadrados, la reforma ha sido un proyecto de envergadura que ha sido mimado por muchas manos. Ala cabeza, los promotores que han apostado por el negocio y que han confiado para la ejecución de los trabajos en profesionales locales, con el fin de lograr la excelencia en su resultado final. Destaca así el equipo de arquitectos formado por la colaboración entre Antonio Gómez Mora y el estudio DProyectos, formado por Antonio Rodicio Cava y Diego Álvarez Lozano. La decoración y mobiliario ha sido diseñada por Alicia Fernández Márquez, interiorista afincada en Cádiz, y la imagen corporativa y señalética ha sido llevada a cabo por Blabblá estudio, también de Cádiz. La recuperación de esta finca supone, además, un efecto llamada para actuar en otros edificios del casco histórico en mal estado.

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