Venezuela, su independencia de España

Un repaso histórico al proceso emancipatorio de la región, a sus protagonistas y a sus diputados en las Cortes de Cádiz

Palabras del Doce

Cuadro con la recreación de la firma del acta de independencia de Venezuela.
José María García León - De la Real Academia Hispanoamericana. Historiador.

17 de marzo 2025 - 07:00

El 11 de mayo de 1810, el general José María de la Cueva y de la Cerda, duque de Alburquerque, partió de Cádiz a bordo de una fragata inglesa rumbo a Londres en misión diplomática especial, donde Juan Ruiz de Apodaca, conde de Venadito, ejercía como embajador de España. Una vez allí, tras doce días de travesía y siguiendo las instrucciones recibidas oficialmente, expresó el agradecimiento del Gobierno español a las autoridades británicas por la ayuda que nos estaban prestando en nuestra común guerra contra la Francia napoleónica.

En realidad, dicha misión especial comprendía otros puntos más delicados, como frenar las abultadas pretensiones de dinero por parte de los ingleses para continuar la lucha, así como pedir más armamento, sobre todo fusiles. Pero, por encima de todo, debía de poner especial énfasis en tratar de neutralizar la labor que, por entonces, estaba llevando a cabo Inglaterra junto con los comisionados venezolanos allí destacados, que pedían ayuda para continuar su insurrección contra España. De no conseguirlo, un precipitado reconocimiento de los incipientes proyectos independentistas de Venezuela, por parte de Gran Bretaña, hubiera supuesto un duro y definitivo golpe para la causa nacional, con el consiguiente efecto contagio en las otras posesiones en América, que ya empezaban a cuestionarse, cada vez con más insistencia, su pertenencia a España.

Capitanía General creada en 1777 a partir del Virreinato de Nueva Granada, Venezuela contaba con una gran producción de cacao, añil, algodón, tabaco y café y fue uno de los primeros territorios en rebelarse contra la Metrópoli, a pesar de la importancia del comercio en su proceso político, pues Caracas, a través de los puertos de la Guaira y Puerto Cabello, acaparaba el 65 % del comercio exterior del territorio, con grandes exportaciones de los productos anteriormente mencionados.

Las primeras intentonas independentistas

Aunque las agitaciones emancipadoras en Hispanoamérica encuentran sus raíces en el último cuarto del siglo XVIII con la llegada de la propaganda de la Francia revolucionaria, fue a principios de la centuria siguiente el momento en que ya empezaron a manifestarse más abiertamente.

En todo este largo y complejo proceso independentista, fue en la localidad de Coro donde surgieron los primeros enfrentamientos contra las autoridades españolas. Situado en la zona más occidental de Venezuela, desde su fundación en 1527 había sido un destacado centro urbano y cabeza del primer obispado fundado en América del Sur (1531). En torno a 1790 tuvo lugar allí una amplia revuelta de esclavos, que a modo de los anteriores sucesos de Haití, tenía como finalidad proclamar una república independiente, si bien dicha revuelta fue enérgicamente reprimida. En 1806, entra en liza la controvertida figura de Francisco de Miranda, que, previamente, a las órdenes de Bernardo de Gálvez, había participado en la Batalla de Pensacola contra Inglaterra y, asimismo, había jugado un activo papel en la Revolución Francesa. Tras desembarcar en las playas de Ocumare, entró en Coro con la intención de establecer allí un importante punto de apoyo para su causa, pero se encontró con una ciudad casi desértica, previo aviso de sus regidores, y sin el menor apoyo de la clase criolla.

Este fracaso de Miranda supuso un cierto revés en sus planes independentistas, que coincidieron con el establecimiento de una serie de Juntas en los principales centros urbanos hispanoamericanos con motivo de la ocupación de España por Francia. Aunque en principio juraron su acatamiento a Fernando VII, pronto devinieron en activos centros emancipadores. Así ocurriría con la Junta de Caracas que, tras la convocatoria de un Congreso, acabaría proclamando la independencia de Venezuela el 5 de julio de 1811, aunque se encontró con el rechazo de importantes ciudades como Maracaibo y la propia Coro. Hubo enfrentamientos entre ambos bandos, los partidarios y contrarios de seguir fieles a España y, a pesar del decidido apoyo tanto de Miranda como de Bolívar a los independentistas, no pudieron vencer a las tropas realistas del general Monteverde. Ambos caudillos, pues, acabarían ralentizando momentáneamente el proyecto, siendo detenido Miranda por instigación del propio Bolívar y enviado a España, donde, preso en la Carraca, murió de causas naturales el 14 de julio de 1816. Probablemente planeaba, entonces, su fuga hacia Gibraltar.

Los diputados venezolanos en las Cortes de Cádiz

Cuando, avanzado ya el año 1810, se puso en marcha el proceso para elegir diputados para las Cortes de Cádiz, hubo continuas protestas en el territorio venezolano, inmerso en los acontecimientos que hemos visto anteriormente, por la falta de tiempo y de instrucciones para llevar a efecto el proceso electoral. También se criticó duramente la designación de sustitutos, entre los residentes en la Península, para cubrir las posibles vacantes de diputados. En la ‘Gaceta de Caracas’ de 29 de enero de 1811, se puede leer que la Regencia de España no tenía “facultad para nombrar los propios representantes de Caracas, ni mucho menos sustituirlos sin decírnoslo ni pedirnos nuestros poderes”.

En consecuencia, hubo tres diputados venezolanos en las Cortes Doceañistas: José Domingo Ruz Ortega, Fermín Clemente y Palacios y Esteban Palacios y Blanco, este último, curiosamente, era tío materno de Simón Bolívar. Se da la circunstancia de que el primero de ellos fue el único diputado elegido en Venezuela; en cambio, los otros dos fueron suplentes en Cádiz, dato muy revelador sobre el desapego que aquel territorio mostraba por estas Cortes.

José Domingo Rus Ortega, diputado por Maracaibo, había sido alcalde de dicha ciudad donde había ejercido la abogacía. Presentó en las Cortes, de las que llegó a ser secretario, diversos proyectos tendentes a mejorar la educación y la situación económica de su circunscripción. Volvió a ser diputado en las Cortes Ordinarias de 1813.

Esteban Palacios, diputado suplente por Caracas, elegido en Cádiz el 22 de septiembre de 1810. Guardia de Corps, había desempeñado varios empleos en la Secretaria de Hacienda y después de viajar por París y Londres, fue detenido en Madrid en 1800 por su estrecha amistad con el independentista colombiano Antonio Nariño. Elegido diputado suplente en Cádiz el 22 de septiembre de 1812, tuvo una pobre actuación parlamentaria, participando en la comisión encargada de elaborar el decreto de libertad de imprenta, si bien se mostró bastante tibio en el debate sobre la abolición de la esclavitud. De regreso a Venezuela, donde murió en 1830, fue uno de los firmantes del Acta de 18 de junio de 1828, en que se declaraba a Bolívar depositario de la Autoridad Suprema de una futura y nunca materializada Gran Colombia. Un hermano suyo, Antonio, fue general de las fuerzas independentistas venezolanas.

Por último, Fermín Clemente, también suplente por Caracas y elegido en Cádiz el 20 de septiembre de 1810. Muy joven viajó a España para estudiar Derecho, volviendo a América donde ejerció la abogacía en la Real Audiencia de Caracas. De pocas intervenciones parlamentarias, abogó por la libertad de imprenta y se mostró contrario a la Inquisición. Apenas mantuvo correspondencia con su circunscripción, por lo que prácticamente actuó sin ningún tipo de poderes ni instrucciones, aunque volvió a ser diputado en las Cortes de 1813, 1820 y 1822. Interesado por la cultura, desde 1809 había fijado su residencia en Cádiz, donde vivió hasta su muerte el 16 de marzo de 1847, llegando a publicar la obra titulada ‘Inscripciones romanas en Cádiz’. A partir de 1828 se dedicó al mantenimiento en la ciudad de un museo numismático y de pinturas, considerado, entonces, como uno de los más valiosos en su género. Sus restos reposan en la cripta del Oratorio de San Felipe.

La culminación de la Independencia

A partir de 1812 seguiría adelante el proceso independentista, aunque con muchos altibajos y continuos enfrentamientos entre ‘patriotas’ y ‘realistas’. Apresado Miranda y fallecido posteriormente en España, Simón Bolívar quedó como líder indiscutible, sin ninguna oposición en su contra, entre las fuerzas rebeldes. El 17 de diciembre de 1819 en el Congreso de Angostura se acordó la formación de la Gran Colombia, que uniría Nueva Granada y Venezuela. En su discurso ante la Asamblea, Bolívar dijo encontrarse “entre los seres más favorecidos de la Divina Providencia”, por haber reunido a todos aquellos representantes, “fuente de autoridad legítima, depósito de la voluntad soberana y árbitro de destino de la nación”. Habría que esperar, no obstante, hasta la batalla de Carabobo, con la derrota definitiva de las tropas realistas españolas en 1821, para que quedaran aseguradas tanto las independencias de Venezuela como de Colombia.

Sin embargo, el proyecto bolivariano de una Gran Colombia quedaría definitivamente frustrado en 1830 cuando otra vez aflorarían las diferencias territoriales. El resultado sería la creación, concluyente ya, de tres nuevos estados, Ecuador, Colombia y Venezuela que, curiosamente, comparten hoy los mismos colores en sus respectivas banderas.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último