Alfonso Rodríguez, un periodista gaditano en Ucrania: "Es una locura, es la consecuencia de la guerra en estado puro"
Ha estado contando en primera línea el drama del conflicto ucraniano para varios medios de comunicación
"Entre la gente hay un sentimiento generalizado de que les hemos fallado, de que desde la OTAN no se les ha apoyado"
San Fernando/Ha estado en Ucrania, desde donde ha contado para Telemadrid y otros medios en primera línea la crónica de los horrores de una guerra que mantiene al mundo en vilo. Alfonso Rodríguez, periodista gaditano y especializado en temas internacionales, está sobradamente curtido en conflictos tras años de oficio que le han llevado, entre otros lugares, al sur y al norte África, donde además ha vivido 17 años, a Colombia, a Serbia o a Palestina... Todos dejan huella, dice. Rostros de personas con nombre propio que luego resultan difíciles de olvidar. También Ucrania, claro, que desde hace semanas vive en una situación límite.
Habla precipitadamente de los bombardeos, de las colas kilométricas de refugiados que huyen y esperan salir del país por alguna de sus fronteras, de niños tiritando de frío, de civiles armados con los nervios a flor de piel en los checkpoints que se reparten por las carreteras, de adolescentes con pelusilla en el bigote que aprenden en YouTube cómo hacer cócteles molotov, de familias que aguardan a que a los hombres los llamen a filas, de la situación desesperada de los hospitales...
"El panorama es completamente dantesco, es una locura, es la consecuencia de la guerra en estado puro", afirma al resumir en pocas palabras esas historias que ha recopilado durante los últimos días en los que se ha estado moviendo por distintos puntos del país para intentar acercar la realidad del conflicto de Ucrania tras la invasión rusa.
No está siendo nada fácil, admite. "Hay muchísima tensión, todo es demasiado complejo", explica. De hecho, en un par de ocasiones se ha tenido que enfrentar el equipo a problemas bastante serios. "En uno nos requisaron los pasaportes y nos dejaron indocumentados. Y en otro incluso estuvieron a punto de deportarnos. Fue un momento de muchísima tensión, del que conseguimos salir gracias a la intervención de unos cooperantes".
En sus crónicas ha querido contar el drama de la guerra, lo que la gente que hasta hace pocas semanas hacía su vida normal está sufriendo con los bombardeos, las ciudades arrasadas y los desplazamientos masivos hacia las fronteras para salir del país... En definitiva, reflexiona, son siempre los que pagan en los conflictos. Y entre ellos hay -dice- un sentimiento generalizado de que les hemos fallado, de que desde la OTAN no se les ha apoyado suficiente. "Todo se ha quedado en las sanciones a Putin... Pero la gente en Ucrania no ve que se les estemos apoyando", afirma.
"Nos hemos estado moviendo con una ONG que se llama Olvidados. Son mujeres que están haciendo una labor tremenda repartiendo toneladas de medicamentos y comida", explica este gaditano al contar su experiencia en Ucrania. Es otra de las facetas de la guerra, la que saca también lo mejor de cada uno: "Llegabas a un pueblo remoto y te encontrabas con las furgonetas de Mensajeros por la Paz o de Remar repartiendo", relata. Incluso las distintas confesiones religiosas se han aunado para ayudar a la gente, cuenta.
Una de las cosas que más le ha impactado de la guerra en Ucrania, adonde este periodista piensa volver en unos días, han sido los orfanatos, a los que ha llegado de la mano de esta ONG que llevan mujeres, Olvidados, "un nombre que le viene perfecto", reconoce. "Están bastante apartados, protegidos. Son orfanatos con cerca de 200 niños menores de 10 años. Y algunos que están mejor que otros".
Entre los que se encuentran en peor situación de esos orfanatos que visitaron está uno dedicado a niños con discapacidades, "que no van a salir del país, que se quedan allí y que están en unas condiciones lamentables". "Comen de lo que les llega gracias a las ONG, no tienen pañales, medios... Es una imagen completamente dantesca", relata.
"Uno se pregunta cómo es que no hemos sido capaces de parar todo esto", afirma Alfonso Rodríguez, que no acierta a comprender cómo, en el terreno político y diplomático de las relaciones internacionales, no se llegó a frenar antes esa escalada que desencadenó la guerra y que ha terminado armando a civiles, "cuando se sabía que todo esto que ahora estamos viviendo podía pasar".
Y la solución al conflicto, insiste convencido, "solo vendrá con el diálogo y la diplomacia, no con las armas". "Las armas nunca son embajadoras de la paz", sentencia este gaditano.
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