Noruega achaca a errores humanos la colisión entre un petrolero y una fragata construida por Navantia
La comisión de investigación aún debe publicar la segunda parte del informe, centrada en el naufragio y la evacuación del barco
El accidente se produjo hace un año cerca de Bergen cuando el buque regresaba a puerto tras unas maniobras de la OTAN
El accidente sufrido en 2018 por la fragata KNM Helge Ingstad, construida para la Armada noruega en el astillero de Navantia en Ferrol y que colisionó con un petrolero cerca de Bergen, se debió a errores humanos de las tripulaciones de ambos buques y del centro de control de navegación, según la Comisión de Investigación de Accidentes de Transporte de este país nórdico.
El informe, presentado justo un año después del siniestro, analiza solo lo ocurrido hasta el accidente. Una segunda parte del informe, que se centrará en el naufragio y la evacuación de la fragata, está en marcha y aún no tiene fecha de publicación. Esta parte del estudio es crucial para despejar las dudas sobre el diseño de la fragata, ya que la comisión había alertado en su día de un fallo de seguridad "crítico" relacionado con la estanqueidad, que Navantia negó asegurando que el diseño del barco cumplía con las certificaciones internacionales.
Según la investigación, el equipo de puente de la fragata no supo usar sus recursos técnicos y humanos para detectar que "lo que creía un objeto estacionario emitiendo luces potentes era un barco en rumbo de colisión". También resalta la experiencia limitada del oficial de guardia y que en ese momento participara personal en formación. Además, el estudio censura el "escaso" uso que la fragata hizo del radar y del Sistema de Identificación Automática de Buques (AIS), colocado en modo pasivo, lo que provocó que no fuera identificada de forma inmediata por las pantallas de tráfico marítimo ni del carguero.
Al carguero se le reprocha que no asegurase la correcta visión de las luces de navegación y señales al llevar encendidas las de cubierta, causando confusión sobre la naturaleza real de la nave. Desde el petrolero se trató de alertar a su tripulación del peligro de colisión, pero que ésta no se dio cuenta hasta que ya era tarde. En cuanto al centro de control de tráfico marítimo, el dictamen señala que no monitoreó el recorrido de la fragata en el fiordo de Hjelte.
La comisión, con la que han colaborado las autoridades españolas y de Malta (donde está registrado el carguero), incluye 15 consejos sobre seguridad, casi todos dirigidos a la Armada noruega, pidiendo asegurar el nivel de experiencia del personal de puente y regulando mejor la actividad formativa para no perjudicar la seguridad.
"Ha sido una investigación muy amplia y ha sido necesario presentar el informe en dos partes. Nuestro trabajo no es repartir culpas, sino realizar análisis públicos e independientes. No estamos buscando cabezas de turco", dijo en rueda de prensa el director de la comisión, William Bertheussen.
El ministro de Defensa noruego , Frank Bakke-Jensen, señaló en un comunicado que usará el informe para poner en marcha medidas que impidan accidentes similares y se mostró "confiado" en que la Armada seguirá las recomendaciones apuntadas por la comisión. Bakke-Jensen había anunciado en junio que el Gobierno no reparará la fragata, después de que se concluyese que saldría más caro arreglar los daños "casi totales" del barco que adquirir uno nuevo.
La fragata fue reflotada en marzo tras una compleja operación, aplazada varias semanas por las condiciones meteorológicas y con un coste de 770 millones de coronas (79,6 millones de euros). Aparte del informe de la Comisión de Investigación de Accidentes de Transporte, otras autoridades como la policía, la Marina, Defensa y el Parlamento noruego han impulsado sus propias investigaciones sobre el caso, que todavía no han concluido.
Accidente
El KNM Helge Ingstad era una de las cinco fragatas construidas la pasada década por los astilleros de Navantia en Ferrol para la armada de Noruega, en un encargo valorado en total en 1.100 millones de euros. Su diseño se basa en el de la clase F-100, que Navantia ha comercializado también para la Marina Australiana y con el que la empresa española opta a un millonario contrato en Estados Unidos. De ahí la importancia de despejar las dudas sobre las causas del naufragio.
El accidente se produjo en la madrugada del 8 de noviembre del año pasado, cuando el buque volvía de participar en "Trident Juncture", las mayores maniobras organizadas por la OTAN desde el fin de la Guerra Fría, en las que participaron unos 50.000 soldados de una treintena de países, 10.000 vehículos, 65 barcos y 250 aviones.
La fragata navegaba con 137 personas a bordo a una velocidad de 18 nudos (unos 30 kilómetros por hora) por el fiordo de Hjelte, al norte de Noruega, que no está considerado un punto de riesgo aunque registra un intenso tráfico marítimo por la cercanía del puerto de Bergen y la terminal petrolífera de Sture, que recoge el 25% del crudo que produce Noruega en el mar del Norte. Precisamente, el petrolero con el que colisionó, el Sola TS, acababa de zarpar de Sture con 24 personas a bordo.
El carguero abordó a la fragata por estribor. Mientras que el Sola TS sólo sufrió daños menores en su proa, siete tripulantes de la fragata resultaron heridos leves, y el buque de guerra comenzó comenzó a escorarse casi inmediatamente.
Ante el riesgo de que se hundiera en aguas profundas, la fragata fue embarrancada en una orilla del fiordo, donde permaneció semihundida hasta que fue reflotada en marzo. Finalmente, el Ministerio de Defensa noruego decidió en junio que la fragata fuera desguazada al estimar que el coste de la reparación superaría los 1.000 millones de euros, casi el triple de lo invertido en su construcción.
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