Vinos de Chiclana: Pasado, presente... y mucho futuro

Gastronomía

En su momento llegó a ser la segunda ciudad en extensión de viñas y producción del Marco de Jerez

Actualmente Chiclana ofrece algunas joyas de sus bodegas más emblemáticas

Botas de vinos de Chiclana dispuestas en el clásico sistema de criaderas y soleras.
Botas de vinos de Chiclana dispuestas en el clásico sistema de criaderas y soleras. / Lourdes De Vicente
Luis Esteban

24 de abril 2022 - 06:00

Chiclana de la Frontera es tierra de espléndidas playas, mágicos esteros y acogedoras gentes. Asimismo, y no conviene olvidarlo, es una zona vinatera de mayúscula importancia en la trayectoria del Marco de Jerez, donde llegó a ser en tiempos pretéritos la segunda ciudad en extensión de viñas y producción de vino.

Grandes bodegas de antaño como Lacave y Agustín Blázquez o actuales como Fundador o Williams Humbert, por citar algunas, afinaban y afinan el perfil de algunos de sus míticos vinos con los mejores mostos chiclaneros.

Por eso estaría muy bien revelar las claves de estos vinos, su prestigio y el orgullo que debemos sentir por su contribución a la riqueza vitivinícola de la provincia de Cádiz.

Para empezar este recorrido es preciso apuntar detalles que seguro ya sabían y que hablan de un lugar conocido por todos como es Sancti Petri, donde se han localizado restos de ánforas de vino de tal magnitud que denotan que se trataba de un importante centro vinícola.

Citas del siglo XV que nombran a nuestra Chiclana como “lugar de mucha granjería de viñas” y de vinos que tanto en las Indias, Flandes o Inglaterra se consideraban lo mejor y más fino de toda Andalucía, lo que da una idea de la importancia que esta población tuvo para toda la zona gaditana.

Un fino chiclanero bajo un espléndido velo de flor.
Un fino chiclanero bajo un espléndido velo de flor. / Lourdes de Vicente

Los archivos municipales dan cuenta desde el siglo XVI de concesiones y licencias para plantar vides, así como pagos para usos de tierras que se obtenían por novenas de vino, llegando a su punto álgido en los siglos XIX y XX con unas 80 bodegas y más de 3.000 hectáreas de una “viña que ofrece mucho fomento al pueblo y es uno de los nervios que la sostienen”.

Las historias de la Colonia Vitícola de Campano, de esa uva Rey que fue tan notable en su tiempo (recuperada magistralmente por Primitivo Collantes) o de la uva tinta Gateta de la que habla Chano Aragón, son más y más ejemplos de la tradicional viticultura chiclanera.

Chiclana hoy en las cartas de vinos

“Hay que ajustar la comida al vino, porque el vino es la manifestación anímica y por tanto mas elevada, mientras que la comida es la manifestación corporal”.

La genial frase del filósofo húngaro Bela Hamvas sirve para hablar y proponer unos vinos que reflejan la expresividad de la tierra de Chiclana y amplifican cualquier experiencia culinaria.

La Unión de Viticultores Chiclaneros elabora, entre otros, dos vinos muy finos, salinos y suaves como son el Fino Chiclanero en Rama y el Fino Palillo, que son muy apreciados por las gentes de Chiclana y en general por toda la comarca de La Janda.

Primitivo Collantes, miembro de la cuarta generación de los bodegueros chiclaneros.
Primitivo Collantes, miembro de la cuarta generación de los bodegueros chiclaneros. / Lourdes de Vicente

Bodegas Primitivo Collantes cuenta entre sus joyas con un vino de pasto denominado Socaire que se puede encontrar en la mesa de cualquier restaurante nacional (con y sin estrella Michelin) y con dos vinos que nos emocionan mucho como son el Amontillado Fossi y su novedoso Tivo, elaborado con uva Rey.

Por su parte, la reconocida Bodega Manuel Aragón ofrece el maravilloso Fino Granero en Rama y guarda entre sus botas centenarias un Palo Cortado y un Oloroso que lo que necesitan es una buena conversación para maridarlos como se merecen.

Esta es una pequeña parte del presente del vino de Chiclana hoy, contado en ocho vinos para compartir, para pensar y sobre todo para deleitarse. Pero hay muchos más que deben ser descubiertos en valientes expediciones a algunas de las muchas bodegas que todavía perviven en sus tierras.

El futuro prometedor del vino de Chiclana

Elaboradores y consumidores en todo el mundo quieren descubrir en su copa calidad, origen y una historia que contar o escuchar. Buscan, unos y otros, pagos bien diferenciados que expresen las peculiaridades del terruño a través de una viticultura tradicional.

Chiclana es un reflejo de todo ello con sus tierras albarizas y sus vientos a poniente y a levante, que nos dan vinos delicados provenientes de pagos como Cañadillas, Campano, El Inglés o Matalián.

El merecido reconocimiento como zona de crianza (actualmente es zona de producción) en dos meses aproximadamente, no deja de ser una justa recompensa para una zona que le ha dado mucho al Marco de Jerez y que merece ser su propia tendencia.

Botellas de la Unión de Viticultores Chiclaneros.
Botellas de la Unión de Viticultores Chiclaneros. / Lourdes de Vicente

Pero es que los vinos de Chiclana tienen mucho futuro, sobre todo por el tirón mediático que tiene Primitivo Collantes (al norte de Despeñaperros y en los cinco continentes), por los vinos leyenda que elabora Chano Aragón junto a Eduardo Ojeda y, como no, por el buen hacer de la Cooperativa que dirige Manuel Manzano.

El escenario perfecto ya está montado… solo falta que más actores de cualquier índole, jóvenes promesas, enólogos consagrados o bodegas con inquietudes, sepan ver que está todo aquí en Chiclana, cerquita del mar, con los vientos del Estrecho peleándose en una pugna eterna que concede a sus vinos un carácter tan especial.

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