“El capital humano de la Policía en Cádiz es excelente”
José Manuel Menacho
Cádiz/José Manuel Menacho lleva 37 años en la Policía Nacional. Posiblemente no recuerde ya el día en que decidió vestirse de azul y entregarse al servicio público. Ahora, tras un año destinado en Algeciras, ha vuelto a la capital como comisario jefe provincial de operaciones, un cargo que le viene como anillo al dedo porque conoce a la perfección lo que se cuece en una provincia que vive días difíciles, muy difíciles.
–¿En qué situación se encuentra actualmente el crimen organizado en la provincia y más concretamente en el Campo de Gibraltar?
–El problema es que no es sólo esa comarca, es todo Cádiz. El narcotráfico está más arraigado allí porque es puerta de Europa, pero el fenómeno se ha extendido también al resto de la provincia, incluso a Sevilla o Huelva. Hemos controlado a estos grupos de una forma eficaz, con el refuerzo de las administraciones, eso hay que decirlo, porque las plantillas se han reforzado y eso no se puede cuestionar. El Plan Meridional ha dado un resultado estupendo, y el Plan del Campo de Gibraltar también, no decirlo sería falsear la realidad. Pero nos falta la patita del norte, reforzar el norte del sur, el área metropolitana de la Bahía de Cádiz, y en eso estamos, intentando mejorar las infraestructuras que tenemos para que podamos dar respuesta a todo lo que es la traslación que se produce en el mundo del narcotráfico.
–Debe ser difícil controlar tanta costa, tantos puntos de entrada de droga además de la zona de Gibraltar.
–Pues sí. Cádiz, Chiclana, Conil, Barbate, El Puerto, El Palmar, el canal del Guadalquivir, que es un centro neurálgico que nos transporta hasta Sevilla. En definitiva, esto es un fenómeno global que hay que tratar de forma global. Si conseguimos establecer el nexo entre las dos partes, y eso lo apoyamos con la gente de las comisarías generales y los Greco (Grupos Especiales contra el Crimen Organizado), conseguiremos un arma estable y común que nos permita atacar todo. Está también el tema de la marihuana, que está subiendo mucho, y la Sierra, donde hay alijos aéreos. El mundo de la droga ataca por tierra, mar y aire. Tiene un enfoque multidireccional. Si me aprietas por aquí yo voy por otro lado. Lo que tenemos que tener nosotros son los recursos y la adaptabilidad para poder hacer frente a esa movilidad del crimen organizado de la provincia.
–¿Qué papel juegan en esta lucha las investigaciones patrimoniales?
–Pues uno muy importante. Eso es lo que queremos, volcarnos ahí, en el dinero, porque ahí les duele. Sin olvidar que los procedimientos estén bien armados. Mire, la Policía puede trabajar mucho, pero si no trabaja bien, si no está en consonancia con la Fiscalía, si no conseguimos unos procedimientos ágiles y que sean fructíferos procesalmente, estamos haciendo un pan con higos. Si hacemos una macrooperación pero no tiene viabilidad jurídica estamos creando una imagen irreal, porque al final lo que se pretende es que se cumpla la ley y que el que ha cometido un lícito penal responda por ello, con privación de libertad, sí, pero también con incautación de los bienes obtenidos de forma ilícita. Yo recuerdo la Operación Lupita, ejemplo de coordinación, de eficacia, donde intervinimos codo con codo con Fiscalía, y ahí están los resultados. Tenemos que conseguir que todas las unidades de Policía Judicial de la provincia estén conectadas.
–Usted que ha vivido los momentos más complicados de los últimos años en el Campo de Gibraltar, ¿considera una exageración que se comparara en algunos medios a los narcos de la comarca con los mexicanos?
–Absolutamente. El problema que había aquí era más de falta de respeto a la autoridad constituida, eso se ha aliviado bastante con la presencia activa y con las investigaciones para poner coto. En Algeciras de hecho se vive muy bien. Cuando existen grupos que tienen conexiones en el norte de África, que es zona exportadora de sustancias, vía contenedores, camiones, lanchas, y que también tienen conexiones con las mafias de la Costa del Sol, hay delincuencia, pero vamos, de ahí a compararlo con México me parece excesivo.
–¿La cultura del narco se combate con educación?
–Yo siempre digo que esto es una lucha entre el Estado y los narcos, y que esta guerra los delincuentes la van a perder. No me voy a equivocar. La Policía Nacional no va a bajar la presión jamás. Ahora, yo no sé si hay que hacer un plan Marshall para el Campo de Gibraltar o qué. En La Línea vivía mucha gente de esta situación, en Algeciras menos. Entonces ¿qué ocurre? ¿Hay que dar alternativas? Pues mire, una persona que gana 2.000 euros por estar de punto difícilmente va a encontrar algo que le reporte ese beneficio. Por lo tanto es un problema de adaptación. Mal camino lleva desde luego ese chaval, porque si no hoy, mañana acaba en la cárcel.
–Porque un punto que realice una contravigilancia también está cometiendo un delito.
–Claro. Y si somos capaces de demostrar que pertenece a ese engranaje criminal, con la carga probatoria suficiente, va para prisión. Si no somos capaces de demostrarlo no, claro. Es preferible un culpable en la calle que un inocente en la cárcel. Otra cosa es que vayamos a por todas para probarlo.
–En la provincia además tenemos el problema de la inmigración, que le quita a la Policía muchos medios para poder combatir la droga.
–Evidentemente la inmigración requiere muchos esfuerzos y el recurso preventivo se debilita. Por eso a mí me gusta hablar siempre de la necesidad de una Mesa Cádiz. Tenemos que atender a la entrada irregular del flujo de inmigrantes que exige un dispositivo de acogida, traslados, el triaje de Cruz Roja... todo eso son recursos. ¿Eso va a afectar a la lucha contra el crimen organizado? Hombre, creemos que no debe, pero que pudiera está claro, por eso hay que buscar equilibrios. Creo que conseguimos atemperar el golpe. De hecho las investigaciones siguen activas.
–Pero al narco le viene bien este ejercicio de distracción.
–Todo lo que sea tener ocupadas a las fuerzas de seguridad le viene bien, qué duda cabe. Lo que pasa es que las unidades de investigación siguen trabajando, por mucha inmigración que venga.
–¿La colaboración con Marruecos en qué punto está?
–Siempre hay buena colaboración con las fuerzas de seguridad marroquíes. Trabajamos conjuntamente con el Centro de Cooperación Policial. Ahora mismo se están repatriando inmigrantes marroquíes por El Tarajal y se está dando una buena respuesta. Otra cosa es que sea mejorable. Nosotros ahora mismo, en cuanto a lo que son las repatriaciones, tenemos que decir que se están haciendo, con su burocracia pero se están haciendo.
–¿Es pesimista de cara al verano con respecto a la llegada de pateras, con ese presumible aluvión del que hablan los sindicatos policiales?
–Hombre, los indicadores nos dicen que si las rutas que tienen para acceder a Europa son preferentemente el Estrecho y la zona de Alborán pues la situación es la que es. Las mafias van a intentar canalizar a la inmigración por esas rutas, si hay otras se puede diversificar. ¿Será peor o mejor que el año pasado? No lo sé.
–También la llegada de la ultraderecha a Italia influirá.
–Claro. Si se cierran rutas van a tomar otras. Obvio.
–Como policía experto y veterano tras muchos años de servicio, ¿se mostraría de acuerdo en la legalización de algunas drogas?
–Personalmente creo que el consumo excesivo de alcohol es una barbaridad, con lo cual difícilmente voy a estar de acuerdo con la legalización de otras drogas. Consumir marihuana no me parece bien. Otra cosa es que por conceptos sanitarios se pueda debatir, pero como deportista todo lo que sea consumir sustancias que puedan alterar el estado natural de una persona no es buena.
–A nivel personal ¿qué tal está viviendo su regreso a la Comisaría Provincial de Cádiz?
–Bien, porque creo que cada vez tengo más experiencia y conocimiento. Yo conocía la zona metropolitana de la Bahía de Cádiz, la Sierra en menor medida, toda la comarca de La Janda, y tras pasar por Algeciras creo que, aunque habrá gente que sabrá más que yo, conozco bastante bien la provincia.
–Hábleme un poco de la labor que realiza en Cádiz el grupo de pequeño tráfico de la Udyco.
–Pues aquí hay una cuestión importante. Igual la lucha contra las grandes mafias del narcotráfico al ciudadano de a pie le resulta muy lejana. El pequeño tráfico es otra cosa, es el que tiene en la puerta de al lado. Este grupo en concreto funciona muy bien, da una respuesta excelente, con policías magníficos, y nuestra idea es reforzarlo. Tiene el apoyo de la Fiscalía y el que se dedica a vender droga en los barrios sabe que se enfrenta a un enemigo duro. Está consiguiendo condena de tres o cuatro años por menudeo, tiene mérito.
–Y además atrapando a históricos.
–En efecto. Hemos tenido esta semana el ejemplo de Vallina, al que han detenido en dos ocasiones vendiendo.
–¿Qué se puede hacer con una persona con casi 70 años que no se ha rehabilitado pese a pasar por la cárcel y que sigue vendiendo droga en las calles?
–Pues no lo sé, porque en el tema de la rehabilitación social... uff... no es que me pierda, pero es que es complicado. A lo mejor los sociólogos o los criminólogos tendrían que decir algo al respecto. Es que rehabilitar a una persona así, a esa edad, es muy difícil. Hay gente que está mejor en la cárcel, que es donde está adaptado, y en la calle es un inadaptado. Estamos ante la figura del delincuente profesional.
–¿Y hay algún remedio?
–Pues trabajar en prevención. Las escuelas son muy importantes, el entorno también. Yo echo en falta que en las escuelas haya una asignatura que hable de la utilización de las redes sociales.
–Explíqueme eso.
–Pues que los chavales tienen que conocer de la mano de expertos los beneficios y los peligros de las redes sociales. Esto es como todo. ¿La inmigración es buena o mala? Pues mire usted, la inmigración regulada es muy buena y hay que promoverla, pero la irregular es todo lo contrario, porque nos crea muchos problemas. Con las redes sociales pasa igual. Hay gente que hace un uso muy ligero, sin pararse a pensar en las consecuencias que eso puede tener. Es que transmitir imágenes personales, de tu familia, de tus niños, a través de aplicaciones como Whatsapp, Instagram... en fin. Y luego gente que se complica la vida transmitiendo imágenes de contenido sexual. Y cuando los pillas te dicen: es que yo no sabía nada. Nosotros en el Plan de Participación Ciudadana estamos dando charlas en las escuelas, pero ¿se están dando con la regularidad que debieran? Por eso digo que, a mi modo de ver, tendría que ser una asignatura para hacer un uso racional de las redes sociales impartida por especialistas.
–¿Y la Policía se está preparando para luchar contra la ciberdelincuencia?
–Sí, claro, es una asignatura para nosotros. En Cádiz hay también un equipo de delitos tecnológicos que ha hecho buenas cosas. Hay que reforzarlo claro, eso es como todo, pero trabaja muy bien. Los delitos tecnológicos cada vez van a más, el dinero metálico va a menos, cada vez hay más transacciones por internet. Es más fácil desde Kazajistán intervenir una dirección IP de un señor en Conil y quitarle un dinero de la cuenta corriente que pegar un palo, y ahora cógeme. Por eso siempre digo que nunca hay que guardar claves en los móviles. Porque pueden hackearlos y buscarte un lío.
–Y eso por no hablar de delitos como la pederastía y la transmisión de vídeos de carácter sexual con menores. ¿Cómo se prepara un policía para ver imágenes tan duras?
–No se prepara. No hay forma de preparar a alguien para eso. He tenido a policías que después de tener que contemplar imágenes de este tipo se han sentido muy mal. Yo personalmente no he sido capaz de verlas. Es gente capaz de resetearse, gente cualificada, y que controla. Porque como te pongas a pensar en tus hijas, tus hijos... Hay imágenes explícitas durísimas y como las asocies a tu entorno inmediato te bloqueas.
–¿El pederasta es capaz de reinsertarse, de curarse?
–¿Es un enfermo, es un delincuente, es una patología reversible? Es una gran pregunta que nos hacemos todos. Desde luego son reincidentes. Forman grupos que se organizan a través de la Deep Web para continuar con sus aberraciones. Es una pregunta difícil de responder.
–Volviendo al narcotráfico. ¿El gran cáncer a nivel de menudeo en la provincia es Sanlúcar?
–Es un punto de referencia, está claro. Tenemos actuaciones, recuerdo cuando estaba el famoso clan de La Pinilla, pero estamos trabajando mucho en esa zona. Es que Cádiz es una provincia muy compleja. En el informe de la Secretaría de Estado la provincia es la quinta en número de grupos de crimen organizado, por detrás de Madrid, Barcelona, Valencia y Málaga, y pareja con Alicante. La Policía hace un gran trabajo, pero la pregunta es ¿podríamos hacer más si tuviéramos más medios? ¿Somos capaces de mejorar? Yo que conozco la provincia, con los esfuerzos que se han hecho en los últimos tiempos, puedo asegurar que el capital humano de la Policía en la provincia es excelente. Tenemos policías muy buenos, buenísimos. En las plantillas de La Línea, de Algeciras, de Cádiz, trabajan a destajo.
–¿Y cómo se compagina la vida familiar con un trabajo así?
–Hombre, una cosa que tenemos claro es que la gente esté atendida. Normalmente el que trabaja en investigación es porque le gusta. Hay que buscar un equilibrio entre el trabajo y la familia. Yo creo que se consigue, pero aquí no se fuerza a nadie hasta un extremo de quebrarlo. El fin no justifica los medios para nosotros, porque entonces estamos pervirtiéndolo. Por ejemplo, unidades como las UPR, que están haciendo un esfuerzo importante, hay que mimarlas. Cádiz tiene cuatro UPR. A lo mejor tendríamos que tener las mismas que Málaga, por decirte un ejemplo. Que Málaga es una provincia muy compleja, sí, pero es que Cádiz también lo es.
–¿Tienen ahora mismo algún caso importante sin resolver?
–No. El tema del robo de la droga del búnker por ejemplo fue un trabajo duro, porque ahí nosotros conseguimos reactivarlo y utilizamos las técnicas tradicionales con otras novedosas, como análisis de redes, investigaciones patrimoniales, pero es que desde que estoy aquí lo último gordo fue el tema de Jerez, de un chico que mató a su tía, que está resuelto, pero no queda nada así importante.
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