La lucha del Seprona por mantener la pureza
Enfoque de Domingo | Un motor económico
Agentes de la Guardia Civil vigilan que se cumplan las normas, impiden desde la reentroducción ilegal de perdiz roja de granja a la caza mayor de furtivos
La caza dispara la economía gaditana
El Seprona de la Guardia Civil juega un papel indispensable para que la actividad cinegética se realice de una manera regulada. “Como cualquier negocio que genera mucho dinero también genera muchos problemas”, decía esta semana el teniente Ildefonso José Martínez, jefe de la sección del Seprona Cádiz, que recorre las zonas más conflictivas de la provincia en busca de furtivos, como por el parque Natural de Los Alcornocales. “Nosotros estamos para que se hagan las cosas bien. Tenemos diferentes problemas según la época del año. Por ejemplo, en las zonas de Sanlúcar y Barbate viene ahora la época de la entrada del zorzal y ponen redes en las terrazas de las casas para que caiga en ellas. En una noche pasan decenas de miles y hay gente que pone las redes y hay que controlarlo. También hay capturas ilegales de jilgueros y ese tipo de pájaros que se usan para canto y que tras capturar mandan sobre todo para Barcelona. Eso ocurre sobre todo en la campiña jerezana y está completamente prohibido”.
Reconoce que el problema de la perdiz, con el virus africano bagaza, les está haciendo trabajar muy duro. “Aquí hay intereses cruzados. Hay empresas que venden su puesto de perdiz y necesitan hacerlo cada año para ganar dinero. A pesar de que quizá no tienen las perdices que tienen que tener porque ha habido mucha mortandad, estas empresas van a intentar vender estos puestos para cazarlas y así generar ese lucro. ¿Cómo lo consiguen? Pues haciendo reentroducción de perdices de granja, que no es autóctona. Cuando la autóctona se cruza con esta última pierde el vigor genético. Esos polluelos no pueden salir adelante en el campo porque no están capacitados para vivir en un clima tan hostil. La perdiz de granja sólo puede vivir en la granja. Eso es algo que desde el Seprona estamos investigando, porque como sigamos así la perdiz desaparece”.
Y, cómo no, también está el furtivismo de caza mayor. “Controlamos la caza furtiva para trofeos o para la venta de carne. La zona más complicada en este tipo de furtivismo es el parque de Los Alcornocales, donde tenemos gamos, corzos, jabalíes, ciervos, muflones, cabras montesas... es que tenemos casi todas las especies cinegéticas de España, sólo nos faltaría el rebeco, que está en la cornisa cantábrica”.
Reconoce el teniente que a cazar en Cádiz “viene gente de todos lados, vienen los mejores cazadores de Holanda, de Gran Bretaña, Alemania... las mejores monterías y batidas de España están aquí. Por ejemplo, de récords de piezas la finca Las Lomas tiene unos cuantos; la finca El Corchadillo también tiene algunos. El corzo morisco es muy apreciado por ser una especie endémica de aquí del parque natural de Los Alcornocales, es único, así que un furtivo tiene un abanico enorme y, además por extensión, porque el parque abarca muchos términos municipales, Alcalá de los Gazules, Medina Sidonia, Los Barrios..., hace que sea muy complicado controlarlos”.
Cádiz cuenta con latifundios destinados a la actividad cinegética. “Lo que pasa que en estos casos pertenecen a gente pudiente que contratan sus guardas particulares y no hay tanto problema. Ellos vigilan bien lo suyo porque son los primeros interesados en que los furtivos no les quiten sus venados”.
El Seprona hace controles preventivos, controles a reacción, cuando algún guarda avisa de la presencia de un furtivo, y está al pie del cañón. “También vigilamos la introducción de carne sin registro sanitario en la cadena alimentaria. El furtivismo no se radica en un año, sino con concienciación de la gente. También hay que tener en cuenta la precariedad de algunas personas, que saben que por un venado le dan un buen dinero y se tira al monte para matarlo. Hay que diferenciar al que lo hace por necesidad económica y al que lo hace por un trofeo, por pura afición”.
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