“El Archivo debe pasar a ser un bien público, ese es el futuro a largo plazo”
Liliane Dahlman | Presidenta de la Fundación Casa Medina Sidonia
La viuda de la duquesa de Medina Sidonia analiza el presente y el porvenir de la Fundación y del valioso Archivo que guarda el palacio ducal de Sanlúcar de Barrameda
-¿Cuál es la situación actual del Archivo, la Fundación y el Patronato después de la sentencia?
– Bueno, después de la sentencia hay algunos aspectos que han cambiado, no tanto en la Fundación, que sigue y tiene el uso y la posesión del patrimonio. Los herederos tienen un tercio de libre disposición, el señor Leoncio Alonso González de Gregorio [actual duque de Medina Sidonia] tiene el tercio más la mejora, yo tengo el usufructo y hay también un tercio de la fundación en propiedad. A esto, evidentemente, hay que darle un viso de futuro para que ese patrimonio entre en una estabilidad, que la tiene porque la Fundación sigue, eso no ha cambiado nada, pero es verdad que hay que mirar al siglo XXII, hay que mirar adelante y de cara al futuro.
–¿Se siente usted responsable del futuro?
–Sí, por supuesto, porque yo soy la intermediaria entre la voluntad de Luisa Isabel Álvarez de Toledo y las administraciones, y en eso hemos empeñado estos once años junto a los patronos de la Fundación, y esperemos llevar a buen puerto ese compromiso que adquirimos en vida de Isabel y hay que llevarlo adelante.
–¿Está defraudada por la sentencia?
–En cierta manera sí, por supuesto. Nosotros partíamos de otros principios, teníamos una serie de informes, los patronos, no solo yo, creo que es el común sentir de la mayoría de los patronos de la Fundación. Quiero resaltar aquí una cosa: los pleitos no son entre yo, persona física, y los herederos, que yo creo que hay una gran confusión. Los herederos fueron contra la Fundación, y la Fundación la constituyen los patronos, no solo yo, y los acuerdos se toman conjuntamente. Y nosotros teníamos que defendernos porque se pedía la inoficiosidad de la Fundación. En primera instancia fue una sentencia que se recurrió porque pensábamos que se había valorado en exceso, y pedíamos que se adjudicase en especie, sabiendo que la Fundación era indivisible e inlocalizable. Luego, es verdad que las cosas no son como aparecen en el papel porque la realidad y el día a día es muy distinto.
–No hubo más recursos del Patronato.
–Hay un recurso pero es personal, por nuestra casa de Zahara. Lo demás se acepta y no se ha recurrido y ahora...
–Hay que convivir...
–No, me refiero que hay que llevarla a lo efectivo y para eso no queda más remedio que negociar con los herederos por parte de las administraciones públicas.
–Eso sería responsabilidad del Patronato, del que usted es la presidenta vitalicia.
–Sí, esa presidencia la marcan los estatutos, se estableció así porque Isabel sabía que iba a haber un periodo de transición.
–¿Ella sabía lo que iba a pasar?
–Sí, por supuesto, claro que sí. Lo que pasa es que no le dio tiempo en vida de solucionar algunos aspectos que se tendrían que haber solucionado.
–¿Usted cree que será posible ponerse de acuerdo?
–Vamos a ver, yo pienso que por qué no. Depende de lo que cada uno busque. Si lo que buscamos es la estabilidad de este legado, yo pienso que sí, porque no puede haber otros intereses, no puede haber aquí unos intereses privativos. Habrá unos intereses económicos, por supuesto. Pero tenemos que situarnos dónde estamos y qué se está negociando, cuál es la prioridad, qué va a pasar con este legado, con este archivo, y yo creo que ahí sí entran las administraciones públicas que tendrán que valorar.
–¿Y quién tiene que tomar las riendas para solucionar esto?
–Evidentemente, habrá que esperar la resolución del Tribunal Supremo [a su recurso] porque está todo muy interconectado.
–¿Hay que esperarla?
–Claro, por ver si se incrementa la cifra particional, es una cuestión administrativa. Pero es verdad que deben actuar las administraciones porque son las responsables últimas de ese bien patrimonial. Sobre todo por cómo está constituido: es monumento BIC, el Palacio con el Archivo, con todo lo que contiene, es un patrimonio inlocalizable, no se puede vender, no se puede segmentar.
–Esa parte está clara, se creó incluso una plataforma ciudadana de apoyo para que no saliera de Sanlúcar de Barrameda.
–Efectivamente, fue una plataforma totalmente espontánea... Pero es verdad: ¿Qué queremos? ¿Que haya aquí cinco llaves? ¿Cinco personas que lo tendrán que mantener, cinco personas que se tendrán que poner de acuerdo en la gestión del día a día? Ahí dejo yo la reflexión.
–¿Y nota usted sensibilidad en las administraciones?
–Sí, sí.
–¿En todas?
–Sí. Y lo quiero decir desde aquí: sin la ayuda de las administraciones no habríamos llegado hasta aquí porque, cuando falleció Isabel, nosotros no disponíamos de recursos para llevar esto adelante, y han sido las administraciones. Sobre todo, pienso que en un primer momento los distintos responsables conocían la voluntad de Isabel directamente, porque la conocieron en vida, lo sabían. El patronato se creó en vida de Isabel porque ella lo quiso así. Es verdad que han ido cambiando, hemos ido cambiando de partidos, y debo decir que todos han recogido el testigo. Creo que ahí hemos tenido mucha suerte.
–El Archivo ha estado siempre por encima del color político.
–Siempre, siempre, siempre, eso lo tengo que decir, con distintas administraciones y distintos partidos. Todos han tenido sensibilidad y han apoyado la institución. Es que un patrimonio así tiene que estar por encima de la ideología, como otras muchas cosas. Hay que mirar el interés general, y esa Fundación desde el primer momento, desde que se constituye, obedece a una función que contempla ese interés general: el Archivo. El Archivo, como bien decía Isabel, no es privativo de una casa, sino que fue generado por todos los pueblos del Estado, o por los pueblos que estuvieron gobernados por los distintos señores jurisdiccionales. Esto es importante resaltarlo.
–La guinda del pastel sería la digitalización.
–Claro, es que es fundamental. No sólo por la preservación, que es importante. Pero imagínese que esa información sea accesible a todo el mundo, esté en Japón, esté en Canadá o en un pueblecito perdido de la sierra de Cádiz, donde sea. Es muy importante que las personas tengan conocimiento de este pasado, que lo tengan sin intermediarios. Hay algunas cartas que se leen, y bueno podría haber ocurrido hoy porque en el fondo en la sociedad no hemos cambiado tanto, seguimos siendo un poco o bastante como hace 500 años. Ha cambiado la tecnología, pero el hombre sigue siendo el mismo, con nuestros defectos, nuestras ansias de poder, nuestros sentimientos. Eso está reflejado en las cartas, cómo se gobernaban los Estados...
–Tienen vida estos papeles.
–Tienen vida, y yo creo que eso es importante que la sociedad lo conozca.
–Destacaba antes el importante papel de lo público en la Fundación.
–Claro, tienes que tener mucho dinero para mantener en buenas condiciones este palacio. Sí que recibimos subvención, que sirve para pagar los sueldos de los trabajadores, pero ahora tendría que hacer un par de obras importantes y para eso no tenemos dinero. Afectan al monumento. Espero que las administraciones acudan en esa ayuda. El problema es que hay un gran patrimonio pero no hay dinero, siempre ha sido así. Por eso, a veces es absurdo hablar de propiedades: ¿tú tienes dinero para mantener eso? Hay que planteárselo.
–Se pide intervención pública porque es un BIC y porque el Archivo presta un servicio público.
–Claro, y la casa se visita, cobramos una pequeña entrada, cinco euros. Ojalá las visitas fuesen más. Ojalá pudiéramos alimentarnos de ese pequeño ingreso. Yo creo que la guinda, el futuro, está en que el Archivo pase a bien público, independientemente de que pueda coexistir con una propiedad privada. Eso no está reñido.
–¿Ese debe ser el futuro?
–Sí, yo pienso que sí, El Archivo y el conjunto. No se puede desligar la casa, el palacio, del Archivo, es el futuro. Será el futuro a largo plazo.
–Hay que ponerse de acuerdo.
–Evidentemente. Si no, ya sabemos lo que nos tocará a cada cual.
–¿Se acuerda mucho de Isabel en estos momentos de conflicto?
–No sólo en estos momentos, todos los días. Porque aquí está su obra. Isabel está en cada rincón, y cuando miras te acuerdas de que esto lo hizo Isabel. En cierta manera son personas que físicamente no están, pero han dejado una impronta tan grande, y no sólo en mí, sino en la gente que trabaja en esta casa. Y todos los días hacemos algún comentario sobre lo que diría Isabel o lo que haría. A veces, me digo: “Isabel, vaya marrón que me has dejado” (ríe).
–¿Ella podía intuir lo que pasaría?
–Sí, por supuesto. Ella lo sabía perfectamente, pero a veces la muerte se adelanta a los acontecimientos, a los proyectos de las personas. Hay que rogar a los patronos que sigan empujando para que llevemos a buen puerto este barco, que vale la pena. El futuro es hacerlo público, por supuesto. Sí, porque es la supervivencia de esto, esto no puede quedar en cinco herederos, en cuatro herederos, sería muy complejo. La dinastía no se pone en duda, la continuidad, eso sería absurdo. Pero considero que la capacidad de gestión sólo la puede tener, hoy por hoy, la administración pública.
–Decía antes que en el conflicto se había confundido que es usted la que personalmente tiene el pleito. ¿Por qué se ha producido esto?
–Sí, porque yo creo que eso es lo que vende: la viuda contra los hijos; o sea, es que es absurdo. ¿Qué ocurre? ¿Que yo, como persona física, me iba a meter en un pleito si no tengo ni bienes? Fue un acuerdo que se toma en la junta de patronos, que lo toman los patronos. Siempre hemos tenido un patrono que estaba en contra de esas decisiones, pero lo que funciona es la mayoría.
–¿Y tiene usted rencor ante esa visión del asunto, se siente usted molesta?
–No, lo que siento es.., no rencor, no; me defrauda quizás la prensa que escribe de esto sin antes averiguar la verdad de la situación.
–¿Hay problemas en la relación personal con el duque?
–Vamos a ver, por mi parte desde luego no, entre otras cosas porque ni lo veo. A veces, lo veo en algunos actos, incluso hemos hablado de algunos aspectos, pero más allá... Mi vida sigue siendo la misma, me levanto muy temprano, mi trabajo, mis perros, mi vida no ha cambiado nada. Lo que puede ser molesto son algunas actitudes, eso no se lo voy a discutir. A mí me pueden no molestar, pero sí a gente que trabaja aquí o que son voluntarios de aquí, eso es un aspecto negativo, algunas actitudes, pero por lo demás, no.
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