España y Estados Unidos, una relación de siglos contada en documentos
Historia
El Archivo Histórico Provincial de Cádiz inaugura una exposición donde muestra en ocho vitrinas una parte de sus fondos, en los que se destaca la firme vinculación entre ambos territorios
La exposición incluye un ciclo de conferencias
La vinculación histórica entre España y Estados Unidos se remonta a varios siglos atrás, incluso desde antes que los americanos del norte conformaran su nación allá por el siglo XVIII. Los fondos del Archivo Histórico Provincial de Cádiz guardan entre sus legajos una gran cantidad de documentos que demuestran una relación que se inició en el siglo XVI y que se extendió durante las centurias posteriores con todas las connotaciones históricas posibles: desde la anexión de territorios a España, como Florida o Luisiana, hasta las fructíferas relaciones comerciales e incluso la guerra de 1898 que cerró el ciclo colonial español al otro lado del océano. Una parte de estos documentos conforman la exposición 'Un océano de relaciones: España y Estados Unidos de América: siglos XVI-XIX', que podrá verse en el Archivo hasta el 7 de mayo y que se completa con un ciclo de conferencias a cargo de historiadores de la Universidad de Cádiz (UCA).
La exposición se ha inaugurado esta misma mañana en el patio central del Archivo, en un acto conducido por su director, Santiago Saborido, y que también ha contado con la presencia de la delegada territorial de Cultura, Mercedes Colombo; el alcalde de Rota, Javier Arana, y la directora general de Acción Cultural de la UCA, Cristina Verastegui. Técnicos del Archivo han realizado una breve presentación de cada una de las ocho vitrinas que componen la exposición y de los documentos que se presentan en cada una de ellas. Algunos de estos documentos, los más relevantes, se han reproducido a mayor escala y se han colocado en las paredes del patio, donde también se encuentra la reproducción de un significativo grabado propiedad de la Fundación Joly: una vista de Cádiz de 1788 tomada desde el mar, que abarca desde Capuchinos hasta la Catedral, donde entre los barcos que aparecen en la escena se ve uno con la bandera estadounidense.
En las vitrinas, mientras tanto, se reparten por igual disposiciones testamentarias, órdenes consulares, pasaportes de comerciantes, órdenes aduaneras, documentos relativos a negocios , poderes para pleitos y contratos comerciales, entre otros legajos de indudable valor fechados entre el siglo XVI y el XIX y que demuestran esa pujante vinculación de España, con Cádiz muchas veces de protagonista, y los nuevos territorios del norte de América con la extensa nación que se formó años después y que con el tiempo se convirtió en el nuevo imperialismo.
De enorme valor histórico y documental, por ejemplo, es el testamento de Pedro Menéndez de Avilés, fechado en 1576. Incluido en los fondos del Archivo gaditano entre los documentos sobre el finiquito de una deuda, recoge las últimas voluntades de este asturiano que fue el primer gobernador de Florida y que en 1565 fundó San Agustín de la Florida, la primera ciudad de los futuros Estados Unidos.
Otro testamento de valor, esta vez de 1774, es el de Juan de Ayala, sevillano de Osuna y puertorrealeño de adopción que se convirtió en la primera persona en cartografíar la bahía de San Francisco y en poner nombre a los accidentes geográficos de la zona, en otros lugares el islote de Alcatraz, muchos años después famoso por albergar la inexpugnable y legendaria prisión.
Y curioso es el certificado de 1811 firmado por Ricardo Hackley, cónsul de Estados Unidos en Cádiz, en el que reclama que se deje entrar en la ciudad a María García y sus hijos, familiares del secretario del consulado, que llevaban varios días retenidos en la Puerta del Mar de Cádiz, en el interior del muelle, sin poder acceder a la zona urbana. Cádiz fue, además, la primera ciudad española junto con Bilbao en albergar un consulado de Norteamérica.
De las profundas relaciones comerciales entre España y Estados Unidos, con Cádiz actuando frecuentemente de puerta y puerto de entrada, está la figura de Ricardo Meade, comerciante norteamericano que se estableció en Cádiz en 1803 al comprobar las posibilidades de la ciudad y de quien se presenta un contrato con la Junta Provincial de Cádiz para vender 8.000 barriles de harina fina, de Filadelfia o Baltimore, "fresca, libre de avería y mal olor", según reza el documento.
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