¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Las trampas de Guardiola

Guardiola es una política con redaños escénicos, pero sin coraje intelectual. Es incapaz de salirse del guion progresista

NO me lo tienen que contar. Yo lo vi aquella noche del 28-M. María Guardiola, con sus zarcillos patrioteros, excitada por el napalm de la victoria. ¿Por qué proclamó su triunfo si el que había sido el candidato más votado era el socialista Guillermo Fernández Vara? Muy sencillo, porque contaba como suyos los votos de Vox. Pero Extremadura no le había dado el laurel de la victoria al PP, sino al bloque de la derecha, es decir, a la suma de los populares y los abascalianos. Y he ahí que María Guardiola descubre que Vox es algo así como el mismo demonio -por decirlo en la gramática de Manzanita- y se descuelga con uno de esos discursos que parecen redactados en Ferraz. Muy bien, todos tenemos derecho a adoptar las opiniones de los demás, pero en consecuencia Guardiola debería asumir que fue la gran perdedora del 28-M en Extremadura, la que, pese a tener el viento a su favor, no fue capaz de desbancar al PSOE.

La diputada Guardiola está obligada a facilitar de inmediato la investidura de Fernández Vara como presidente y dejarse de trampas. Ante todo, ha de evitar unas nuevas elecciones. Tras el 23-J los ciudadanos extremeños estarán ya con resaca y acidez de tanta fiesta de la democracia. Más sabiendo que hay muchas posibilidades de que se vuelva a repetir un resultado parecido al actual. La impresión es que el PP tenía como prioridad recuperar la gran Valencia mediterránea, pero que poco le importa Extremadura, una hermosa tierra con más cañadas y cordeles que vías de tren. A Feijóo le sale muy barato perder Mérida a cambio de ganar ese voto de centro izquierda que cree más en las consignas que en las palabras. Mientras el candidato diga “violencia machista” el mundo estará en orden, aunque siga el inacabable rosario de mujeres asesinadas.

Guardiola ha demostrado en estos días que es una política con redaños escénicos, pero sin coraje intelectual. Es incapaz de salirse del guion de lo políticamente correcto y necesita de la bendición de los influencers progresistas. Es una de esas liberales a las que le gusta ser la asistenta del PSOE, la mujer a la que llaman al día siguiente del jolgorio para que limpie todos los desmanes cometidos en la noche loca del poder. Será capaz de vencer algún día (no ahora), pero será incapaz de convencer porque, sencillamente, no tiene herramientas para hacerlo. Es lo que los periodistas de la Brunete han llamado con sumo acierto “socialismo azul”.

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