Visto y Oído
Broncano
San Fernando/La conexión de Río Arillo, donde se une la plataforma del tranvía con la vía del tren, confirmó hace ahora un año que el trazado del tranvía metropolitano de la Bahía llegaría desde Chiclana y San Fernando hasta la capital gaditana, una cuestión que no siempre estuvo clara a lo largo de la azarosa trayectoria de este proyecto iniciado hace una década y media. Ahora, la autorización de la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria para circular y uso de la vía férrea ha terminado de despejar las dudas y ha empujado a l tranvía hacia su definitiva puesta un funcionamiento, aunque a muchos –después de tanto tiempo– puede parecer increíble.
De los plazos del tranvía es mejor no hablar puesto que ninguno de los que se ha dado hasta el momento –y han sido por lo menos una docena– se ha llegado a cumplir. Eso sí, tampoco se puede negar que a lo largo del último año y medio se han conseguido importantes avances y tras un inexplicable parón se han desbloqueado algunas de las cuestiones más peliagudas que durante años han puesto en tela de juicio la viabilidad del tranvía . Así que, una vez conseguida la autorización para circular por la vía del tren y enfilada y la recta final de 2020, cabe preguntarse qué le queda por delante al tranvía para arrancar definitivamente.
Y lo que le queda es, en su mayoría, papeleo: trámites administrativos y burocráticos. Hay obras en marcha, como las de la subestación de Janer o las reparaciones que actualmente se están llevando a cabo a lo largo de todo el trazado para formalizar su recepción por parte de los ayuntamientos de La Isla y Chiclana, pero sus plazos se cumplen y están próximas a terminar. Los grandes contratos ligados a la puesta en servicio –limpieza, mantenimiento, electrificación– están adjudicados y la selección del personal está también en marcha. Así que aparentemente no queda mucho.
Eso sí, entre ese papeleo pendiente que le queda al tranvía de la Bahía se incluye, completar la tramitación del convenio con Adif que se necesita para la gestión y mantenimiento del apeadero de Río Arillo, donde el tranvía da el 'salto' a la vía del tren para llegar hasta Cádiz.
Antes de arrancar definitivamente el tranvía tiene que resolver también la tramitación para la formalización del contrato de prestación del servicio de transporte con Renfe, que ya dispone de la declaración de Obligación de Servicio Público (OSP) expedida por la Dirección General de Movilidad de la Consejería de Fomento.
Y, por supuesto, hay que completar las pruebas antes de proceder a su explotación comercial. A las que se están llevando a cabo desde hace más de un año se suman las denominadas 'pruebas de robustez', que –según publicaciones técnicas ferroviarias– tienen por objeto testar el funcionamiento de las unidades y de todo el sistema del tren-tranvía (infraestructura, vía, electrificación, material móvil, puesto de control) a una situación de estrés con el propósito de cotejar su capacidad de respuesta ante posibles averías, incidencias y otras situaciones degradadas.
A esa fase seguirán las denominadas 'pruebas en blanco', que simularán la marcha comercial del tranvía metropolitano con sus horarios y como si ya estuviera funcionando, aunque sin pasajeros. Y, finalmente, habrá que completar también la tramitación del expediente administrativo para conseguir la autorización de puesta en servicio.
También el Ayuntamiento isleño tiene que hacer sus deberes antes de que el tranvía se ponga en marcha. Durante el anterior mandato, el que PSOE y PA gobernaban en minoría, no se consiguió sacar adelante la ordenanza reguladora de la calle Real por la falta de apoyos políticos. Se trata de una cuestión clave puesto que el trazado del tranvía discurre por la que siempre se ha considerado como la arteria principal de la ciudad y afecta a la carga y descarga (en una zona de actividad comercial y hostelera), a la circulación del taxi y de residentes, terrazas y hasta al uso de la bicicleta por el centro. La ordenanza sigue pendiente.
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