"La Isla tiene que sentirse orgullosa de su trayectoria en Carnaval, de su buen cantar"

Carnaval | Antonio Macías 'Perete'

Atesoró durante años numerosos elementos de Carnaval que hoy conserva el Ayuntamiento

Ahora, este veterano carnavalero recuerda la importancia que la fiesta llegó a tener en La Isla y destaca que en el bar Perete ensayaron muchas agrupaciones luego premiadas

Antonio Macías, ‘Perete’, disfrazado para la inauguración de ‘San Fernando, la historia de su Carnaval’, en el Castillo de San Romualdo.
Antonio Macías, ‘Perete’, disfrazado para la inauguración de ‘San Fernando, la historia de su Carnaval’, en el Castillo de San Romualdo. / Román Ríos

San Fernando/Antonio Macías, Perete, es una enciclopedia del Carnaval andante, aunque su memoria ya no es lo que era, según él mismo asegura. Vestido con un disfraz por ser una ocasión especial, la inauguración de la exposición San Fernando, la historia de su Carnaval, que cuenta con elementos del fondo Perete que este carnavalero entregó al Ayuntamiento hace unos años, habla de sus recuerdos sobre este fiesta y sobre esa pasión que ha atesorado durante muchos años.

"Ya me había entrado el gusanillo del Carnaval cuando vivía en Chiclana, yo soy de allí", reconoce Perete, que suele recurrir a nombres y personas para explicar ese amor por la fiesta que tanto le caracteriza y muchos admiran. En esa ocasión se refiere a El Loco Verdugo, "que escribía sus cosillas". Se adentraba entonces en un mundillo muy particular, del que ya no salió. Ni siquiera ahora, cuando la enfermedad (sufrió un ictus), "quizás la vejez", le ha hecho perder esa ansia viva por estar atento todo el año, por escuchar todo el año, por hablar todo el año. "Hoy no me gusta, entre comillas", asegura, porque compara su actitud de antaño con la de ahora. "Me agobio, como me agobio con los toros o siguiendo un partido de fútbol", dice. "Me llevo un año sin escuchar nada", detalla.

A pesar de todo, sigue la pasión. Esa que se inició en Chiclana y después continuó con fuerza en San Fernando, donde la familia recaló porque su padre abrió un güichi en 1963. Cinco años después llegó un grupo que quería sacar una comparsa. Su padre les animó. Ganaron el primer premio del concurso provincial. Eran 'Los floristas ambulantes'. "No sabes el impacto que causó en el bar, en el barrio. Mi interés aumentó y hubo más interés hacia el bar", rememora.

De esa primera agrupación en el bar ya cogió el libreto, una labor recopilatoria que nunca dejó. Por eso sus fondos pueden tener unos 3.000 libretos (y hojillas), de Cádiz, de La Isla, de antes de la Guerra Civil, de la segunda República. "Han puesto cosas representativas, pero hay cosas de San Fernando, de Cádiz, de El Puerto, de Chiclana... De Paco Alba tengo todos los libretos. También de Antonio Martín", aporta detalles de ese legado que cedió al Consistorio y que se expone en el Castillo estos días. Porque aunque hable en primera persona, no deja nunca de tener en mente que ya nada es suyo.

"No me gusta una chirigota mal vestida, una letra mal escrita, una palabra fea, un chiste grosero"

Durante el recorrido por la exposición, que hizo el comisario en la inauguración, lo repitió varias veces. Cada vez que le invitaban a intervenir para explicar los documentos que descansan en las vitrinas. En esos expositores también hay alguna foto, no muchas, y eso que son como 1.500 las que fue recogiendo Macías a lo largo de los años. "Una foto, otra, dos fotitos, una en la tienda... Cogí amistad con un fotógrafo de Cádiz, Fariña, que hacía las fotos oficiales en el Falla, y me traía las más significativas", desvela sobre una de sus fuentes para componer ese gran álbum. Otra: lo que los "viejos chirigoteros" de la época le fueron regalando, sabedores como muchas otras personas de esa afición coleccionista. "Cuando la gente abría un cajón en su casa y encontraba algo me lo daban", cuenta. Por supuesto, sus buenos dineros se ha dejado también en este interés por el Carnaval: "Si iba a Cádiz u otro sitio y veía algo, lo compraba". Objetos antiguos, como guitarras y bombos, y tipos de Carnaval, como un centenar, forman parte de los fondos que recibió el Ayuntamiento hace unos años.

"Está el de 'Los Pollitos mi compare', el de 'Los Camarones de La Isla', el de 'Los vendimiadores' o 'Los Charles Rives'. Pero el legado del bar Perete para la historia del Carnaval también está marcado por otros elementos, más allá de estos valiosos fondos. Antonio muestra, por ejemplo, el orgullo de que allí ensayaran 55 grupos, 16 de ellos con premios del Falla. "La mitad del concurso local, al ser de agrupaciones infantiles y juveniles. Y la otra mitad del concurso provincial", puntualiza. No fue hasta después de 1981 cuando el certamen de adultos se unifica, una medida que perjudicó, a su juicio, a la provincia. "No solo San Fernando, también a las comparsas de El Puerto y los buenos coros de Puerto Real o la comparsa de Barbate", añade. Acudir al concurso y no llevarse sistemáticamente ningún premio, "termina aburriendo". "Es una pena porque a veces gustaba más el primer premio provincial que el de Cádiz", señala.

"'Los floristas ambulantes' ganaron el primero y no sabes la que se lió en el bar. Creció más mi interés”

Perete muestra su satisfacción por los 55 años de trayectoria del Carnaval en el bar. "Son muchos disgustos, y trampas, pero también de buenos sabores, y perrillas ganadas", resume. "La Isla tiene que sentirse orgullosa de esa trayectoria, del buen cantar de las comparsas de La Isla, igual que de los dos estribillos tan reconocidos como el Qué bonito, de Pepe Requeté y Juan Rivero; y el de la Yerbabuena, que es de Juan José Arconchel Lucas", defiende.

Antonio Macías rememora los premios de agrupaciones como 'Los hechiceros africanos', 'Los Zipi y Zape', 'Los Maolillos', 'Los Picapiedras', 'Sal de mi tierra' o 'Almas alegres', "en la que sale por primera vez el Alemania"; o menciona a carnavaleros como el Maspapas Maspapaso Ramón de la Rosa. Y sobre sus gustos, el carnavalero deja claro que no le gustan "las chirigotas mal vestidas, una letra mal escrita, una palabra fea, un chiste grosero". "¿Qué trabajo cuesta decirlo de otra forma y se dice lo mismo?", se pregunta. Era partidario de las comparsas más sencillas, "como las que hacía Antonio Martín antes", desvela sobre uno de sus debilidades.

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