“Sigo en activo y con fuerzas, esto es duro pero me encanta la hostelería”
Mari Paz Amador Cornejo | Propietaria del bar Royalty
Es una de las mujeres que ha dado forma a la hostelería de San Fernando en las últimas décadas
Ahora, el gremio (Asihtur) le rendirá su particular homenaje con motivo del 8 de Marzo
San Fernando/Mari Paz Amador Cornejo lleva 46 años en el bar Royalty que pone nombre propio a la esquina de la plaza del Rey, entre cafés con churros, bombas picantes –receta de la familia y santo y seña de la casa– tapas de ensaladilla, flamenquines... La veterana hostelera, que se dispone a cumplir 77 años y que todavía sigue en activo, tiene la facilitad de resumir toda su vida en menos de cinco minutos y de hacerlo, además, sin perder la sonrisa ni un instante. Es una de sus premisas: nada de penas. "Yo vengo al trabajo siempre con alegría", afirma.
La Asociación Isleña de Hostelería y Turismo (Asihtur) reconocerá en unos días su trayectoria al frente de uno de los negocios más emblemáticos de La Isla con motivo del Día Internacional de la Mujer que se conmemora el 8 de Marzo.
El colectivo lleva ya varios años aprovechando esta señalada fecha para brindar su particular homenaje y quitarse el sombrero ante una generación de mujeres que ha hecho historia y ha dado nombre y prestigio a la hostelería de San Fernando, casi siempre en silencio desde la cocina –de la manera más discreta y modesta posible– pero también arremangándose y asumiendo las riendas del negocio para tirar adelante cuando fue necesario.
Mari Paz Amador, la propietaria del Royalty, completa así ese círculo de reconocimientos que la hostelería isleña ha brindado también a Rosa Prius (Bar La Pastora-Casa Naca), a Elvira Loureriro (La Gallega) y a Lela Fontao y Conchi Torres (Venta de Vargas). Hacer visibles estas historias de luchadoras, ejemplo de trabajo y esfuerzo constante para sacar adelante negocio y familia, es la particular aportación que Asihtur brinda al 8-M.
Y la de Mari Paz Amador no es una historia muy diferente a la de sus compañeras de gremio que también han sido homenajeadas por la asociación en estos años. Su marido murió de un infarto en 1986 cuando tan solo tenía 43 años, así que, con tres hijos, no tuvo más remedio que asumir las riendas del Royalty para poder dar de comer a los suyos. "No fue nada fácil, no tenía ni idea de cómo se lleva un negocio", afirma.
Los comienzos –admite– fueron muy duros. Y en La Isla, a mediados de los 80, que una mujer se pusiera al frente de un negocio no era todavía nada habitual. "Había que hacerse respetar", dice.
Fueron sus hijas las que tuvieron que enseñarle a manejar la calculadora para que se pusiera cada noche a hacer cuentas. "Me ayudaban porque yo la verdad es que no tenía ni idea", recuerda al hablar de sus comienzos. Hoy presume tener guardados todos –absolutamente todos– los dietarios en los que ha ido anotando cada peseta -o cada céntimo- que entraba y salía de la caja desde el primer día, además de manejar el ordenador, el teléfono móvil y las redes sociales con absoluta normalidad.
No es solo una anécdota. Fue así, con esa constancia y tenacidad, como combatió su absoluto desconocimiento de lo que suponía llevar un negocio de hostelería hasta conseguir que el Royalty –con siete empleados en la actualidad– se convirtiera en una de las terrazas favoritas de los isleños para sentarse en la plaza del Rey a tomar un café con churros o tomar unas tapas a mediodía.
"Yo abría todos los días a las ocho de la manaña y cerraba a la una de la madrugada, excepto los lunes, que me iba a hablar con los profesores de mis hijos para ver como iban en el colegio. Esa ha sido mi vida", resume.
Mari Paz Amador nació en Medina Sidonia aunque siendo joven se vino primero a Cádiz y poco después a San Fernando. "Mi marido empezó a trabajar en el bar San Diego, que estaba justo en la otra esquina y que ya no existe, hasta que se hizo con el traspaso de este negocio", recuerda. El local ya tenía el nombre de Royalty y decidieron dejárselo, 2aunque este sitio, como bar, lleva ya más de un siglo abierto en esta esquina de la plaza del Rey", cuenta la veterana hostelera.
Y, aunque empezar fue especialmente duro, la hostería –reconoce– le apasiona. "A mí la hostelería me ha gustado mucho... ¡Y todavía me gusta! Yo sigo en activo", afirma. A sus 77 años continúa al pie del cañón, acude a diario al local "a echar un cable", echa mano cada mañana al carro para hacer las compras personalmente, arregla papeles... "Me siento con fuerzas", dice.
La verdad es que no puede pasar de un negocio que ha sido su vida: "El día que cierra (por descanso) lo paso mal, ni siquiera paso por al lado si vengo por aquí porque no soporto ver el local cerrado", confiesa Mari Paz.
Se ve incapaz de dejar la hostelería. Y eso que el negocio –admite– ha cambiado radicalmente desde que a mediados de los 80 se puso detrás de la barra. "Antes había menos bares y estaban los soldaos. Cuando salían del cuartel decíamos '¡Ahí vienen los indios!' y ya no parábamos", recuerda. Ninguno volvía al cuartel con hambre, aunque no tuviera dinero para pagarse un bocadillo, revela una de las hijas de Mari Paz. "Ella no lo cuenta, pero ha ayudado a mucha gente siempre y lo sigue haciendo", dice.
Ahora es distinto, cuenta, "sobre todo desde que llegó el euro". "La gente sigue viniendo, claro. Pero no es lo mismo aunque veas la terraza llena. Ya no se venden raciones como antes. Lo que quiere son tapas, montaditos...", expone. Y hay muchos más establecimientos, comenta. "Pero siempre digo que hay que adaptarse, hay que estar al día no te puedes quedar antigua".
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