San Fernando mantiene vivo el recuerdo del 'Guadalete' en el 70 aniversario del naufragio
Ignacio Mollá reconstruye con minuciosidad la tragedia en una conferencia celebrada en el Ayuntamiento isleño
Los nombres propios del 'Guadalete' y los testimonios familiares, entre ellos los del periodista Francisco Sánchez Zambrano, brindan el relato más humano de una tragedia silenciada durante medio siglo
70 años sin el 'Guadalete'
San Fernando/70 años después, la tragedia del dragaminas GuadaleteGuadalete, el último gran naufragio de la Armada española en el que perdieron la vida 34 marinos, volvió a hacerse presente en San Fernando -una de las localidades más golpeadas por el suceso- para recordar paso a paso y con minuciosidad la agónica y heroica lucha que su tripulación mantuvo durante 20 horas contra el fortísimo temporal de Levante que terminó hundiendo al buque en las aguas del Estrecho en torno a las 18.00 horas del 25 de marzo de 1954. Solo 45 hombres de la dotación consiguieron volver. Y únicamente 13 cuerpos pudieron ser rescatados de las aguas del Mediterráneo.
Ignacio Mollá, comandante retirado del Ejército de Tierra y una de las personas que ha investigado el naufragio en profundidad, se encargó de revivir el desastre a lo largo de una conferencia titulada Morir en la mar, que llenó el salón de actos del Ayuntamiento isleño en la tarde del viernes. Entre los presentes estaba uno de los siete supervivientes del naufragio que todavía viven, el isleño Jaime Beltrán Valladares, de 95 años de edad. Pero también -y eran mayoría entre los asistentes- numerosos familiares descendientes de aquella tripulación azotada por la catástrofe, lo que hizo que durante el acto se vivieran momentos especialmente emotivos e intensos.
Hubo lágrimas, nudos en la garganta y sentidas dedicatorias que pusieron de manifiesto que el Guadalete, siete décadas después, sigue estando todavía muy presente. Y que junto a esa historia del naufragio -la que reconstruye la cronología de los hechos y repasa las características técnicas del buque, sus carencias y las órdenes del comandante tratando de arrojar luz sobre lo ocurrido- hay otro relato paralelo que es el de las familias de las víctimas: una historia de ausencias y de silencios que en gran medida sigue siendo una deuda pendiente de saldar, porque del Guadalete, a pesar de la magnitud del suceso, incomprensible e injustamente no se habló durante décadas. Como si no hubiese ocurrido nada.
El periodista isleño Francisco Sánchez Zambrano, subdirector de Diario de Cádiz, ilustró a la perfección esta otra cara de la tragedia al introducir el acto evocando las honras fúnebres que tuvieron lugar en San Fernando tras el naufragio. Nieto de uno de los marinos desaparecidos -el sargento fogonero Francisco Sánchez- y autor de varios artículos de investigación que rescatan la historia del Guadalete, su testimonio familiar sirvió para hacer memoria y dar a la tragedia toda su dimensión antes de que Ignacio Mollá tomara la palabra.
Así que el acto celebrado en el Consistorio isleño no se quedó en una simple conferencia de tintes históricos. Fue también a la vez un reivindicativo homenaje a esos marinos que contó lo ocurrido en el Estrecho aquel 25 de marzo de 1954 para luchar contra ese silencio impuesto durante tantos años y hacer que el Guadalete fuera "inolvidable".
El naufragio, paso a paso
Mollá, en su reconstrucción de la catástrofe, abordó desde el diseño alemán del dragaminas, poco apropiado para esas aguas dada su tendencia a hocicar en la mar, hasta las deficiencias en su construcción, la mala calidad del carbón en los años de la posguerra y el problema que suponía la limpieza de las calderas en medio del fuerte temporal de Levante, que impedía que el navío tomara potencia para poder remontar.
Repasó la derrota del buque desde que zarpara de Ceuta el día antes para llevar a cabo una misión de vigilancia rutinaria por las costas del norte de África, las órdenes del comandante, el teniente de navío José María González de Aldama, el cambio de rumbo que dejó atravesado al buque en la mar cuando intentaba maniobrar para zafarse del mal tiempo...
Relató la heroica lucha de la tripulación, su arrojo y su extenuación cuando, tras 20 horas ininterrumpidas intentando poner a salvo al dragaminas, se vio obligada a tirarse al mar ya sin fuerzas y prácticamente sin nada, porque no había chalecos salvavidas para todos y los que había, para colmo, eran deficientes. Y los botes salvavidas, además, se habían perdido en medio del temporal.
Y habló de los dos buques que omitieron la llamada de socorro del Guadalete y de la complicada maniobra de rescate del buque italiano Podestá, al que pudieron subir los supervivientes.
Pero fueron sobre todo los nombres propios los que hicieron tangible la tragedia en el acto celebrado en el Ayuntamiento de San Fernando. El testimonio de Jaime Beltrán, el del propio conferenciante, cuyo padre había cedido el mando del Guadalete apenas tres semanas antes del naufragio; la historia familiar de Francisco Sánchez Zambrano -su tío Andrés, hijo de uno de los marinos de La Isla desaparecidos, estuvo presente en el acto-; la de Maribel Castillo, descendiente también uno de los fogoneros del dragaminas; la de María José y la pluma que llevaba su padre, el suboficial Ángel Dueñas, cuando se arrojó al mar, que entregó emocionada al conferenciante; la del suboficial José Otero Lebrero, que guardó un fragmento del brazo de Niño Jesús de la imagen de la Virgen del Carmen que había a bordo y que quedó destrozada durante el temporal... Fueron relatos personales que afloraron durante la conferencia para, 70 años después, mantener muy vivo el Guadalete en La Isla y dejar claro que no se olvida lo que pasó.
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