Socorrismo y salvamento, un trabajo de coordinación en la playa de Camposoto
El personal del servicio en San Fernando realiza simulacros habituales de rescate que ponen a aprueba su actuación, el protocolo y la respuesta sanitaria
En imágenes: así se pone a prueba el servicio de socorrismo y salvamento de la playa de Camposoto
Simulacros para preparar a los socorristas en la playa de Camposoto
La bandera verde ondea en la playa de Camposoto. El cielo está encapotado y corre viento, lo justo para que no se haya izado la bandera amarilla, "pero está en el límite", reconoce Antonio Gilabert, responsable del servicio de salvamento y socorrismo que tiene encargado la Cruz Roja en la playa de San Fernando. Todo está preparado para el simulacro de rescate. Todos están avisados, aunque no ocurre así siempre. A veces no se comunica a los participantes y la prueba a la que se someten es casi real. Estas evaluaciones son necesarias para analizar su presteza y la coordinación de los equipos, también el sanitario que corresponde a otra empresa, que resulta esencial para un buen desenlace. El punto de partida es un bañista –un muñeco en esta simulación, una persona en otras– agarrado a una boya que hace señales. Eso desencadena la intervención. Comienza la acción.
El (supuesto) movimiento en la zona de balizaje alerta a la torre más cercana que avisa por radio de lo que está viendo y debe esperar confirmación. "Tiene que escuchar el recibido para lanzarse al agua. Si no, puede ponerse también en peligro", advierte Gilabert. Se produce entonces el despliegue de recursos: los dos vehículos con los que cuenta el servicio y la motonáutica, además del personal.
Un socorrista náutico y el patrón de la moto –ambos deben llevar siempre puesto hasta la cintura el traje de neopreno para estar equipados con rapidez– empujan con el carro la embarcación ligera para entrar en el mar y soltarla. "El socorrista agarra la moto por delante para facilitar al patrón que la monte y después él se coloca sobre la tabla de la camilla detrás", explica Gilabert a las responsables de Cruz Roja que presencian este simulacro, Rosario Pavón, presidenta de la asamblea local de la entidad, y África Boceta, adjunta de la coordinación provincial; y a la nueva concejala de responsable de Playas, Virginia Barrera. También está pendiente el coordinador de Playas de Cruz Roja, José Antonio Rodríguez Santana. Mientras la moto parte hacia la boya para rescatar a la víctima, dos socorristas de a pie proceden a sacar del agua el carro.
El operador de transmisiones debe estar atento, preguntar por la situación e insistir en obtener respuesta. Los efectivos llegan hasta el afectado e informan de que está consciente. Lo sitúan en la camilla y proceden a su traslado para salir por el canal de embarcaciones. "Es lo que se le indica por protocolo. Si está inconsciente, se saca por la zona de arena más próxima", aclara el jefe de playa. Para entonces el socorrista de la torreta que inicialmente saltó al agua se ha dado la vuelta. "Algunas veces puede pasar que llegue antes o a la vez", asegura.
En esta simulación se ha establecido que a mitad de trayecto, el bañista pierda la conciencia, lo que hace que desde la moto de agua comuniquen la situación y se proceda a dar aviso al servicio sanitario. "Los socorristas de tierra inician la RCP –las maniobras de reanimación–, pero ya están al mando a partir de entonces los sanitarios, aunque yo sea el coordinador”, puntualiza. El personal sigue las indicaciones, se van turnando para no desfallecer.
En esta ocasión, se ha fijado que deba entrar en escena el aparato desfibrilador y se entube a la persona, unas acciones que desarrollan los sanitarios. Recuperada, se coloca con cuidado en la camilla nido, que se sube al vehículo del servicio y bien amarrada se traslada hacia el módulo para la evacuación en ambulancia. "El coche se mueve muy despacio, con mucha preocupación para que no haya ningún percance", señala Antonio Gilabert.
"Lo más importante es la coordinación. Es necesaria para que todo funcione", abunda en la idea. De esto depende que cada paso sea el correcto, que los tiempos se ajusten a la situación, que el rescate en definitiva sea un éxito. "Hay situaciones más complejas que esta, con rescates múltiples", advierte.
Camposoto es una playa relativamente tranquila, en todas el bañista debe manejarse con precaución, pero pueden producirse revolcones en la propia orilla o encontrarse dentro de una corriente. "A la altura de la torre 1 se viene una corriente de resaca y a veces tenemos que intervenir", cuenta. "La gente intenta nadar para salir. Se ponen nerviosos, se cansan, cuando lo que hay que hacer es dejarse llevar hasta que sales y entonces nadar para volver", expone. "Esa calma, claro, no la suelen tener", reconoce.
En cualquier caso para el servicio resulta más normal tener que iniciar una actuación por alguna imprudencia. "Algunos adolescentes o bañistas de fuera que desconoce la playa. Cuando se hacen rescates múltiples suele ser por eso", plantea. El trabajo habitual, de hecho, es de prevención en el día a día. "Los socorristas que recorren la playa a pie tienen que advertir cuando ven algún comportamiento de riesgo", aclara.
Para que siga así los usuarios de la playa deben atender a las indicaciones, cumplir con las limitaciones que se establezcan en la playa: no bañarse con bandera roja, ser muy precavidos con bandera amarilla y siempre tener cuidado aun cuando ondee la bandera verde. "Los ciudadanos debemos respetar las indicaciones del personal y atender a las señales. Por eso es importante también las campañas educativas para que entiendan las señales del sistema de banderas que informan del estado del mar", asume Virginia Barrera.
Recién estrenada en sus nuevas funciones, la concejala destaca el trabajo realizado en la playa “para ofrecer la misma calidad de estos años e incluso ir mejorando". Se mantiene la iniciativa de responder a las necesidades de las personas con movilidad reducida a través del módulo 5 Estrellas de Accesibilidad. Y se ofrece, por ejemplo, el mejor servicio sanitario, y de salvamento y socorrismo en el que buscan "la mayor profesionalidad" con trabajadores con la titulación adecuada y el reciclaje necesario. "San Fernando hace pruebas de agua", comenta Antonio Gilabert. "Son especialistas en respuesta a las víctimas", argumenta Barrera sobre este requisito municipal. El servicio lo realizan diariamente 17 personas: dos patrones, uno para la embarcación semirrígida y otro de moto (ambos habilitados por Capitanía Marítima para el rescate en playa); dos socorristas acuáticos, 5 de torre y otros 5 que están por la arena, además del operador de transmisiones y el coordinador.
Los resultados de esta apuesta por la playa son "satisfactorios", según la edil socialista. En estas semanas de temporada estival se está notando, confirma, una gran afluencia, con personas de otras poblaciones gaditanas y de fuera. "Hay más autobuses que otros años", pone de ejemplo.
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