Los arquitectos del pabellón La Sal en San Fernando, "encantados" con que los niños jueguen con su obra

San Fernando/El 23 de septiembre se inauguró el pabellón temporal La Sal en plena la plaza del Rey de San Fernando. Una obra efímera construida en torno a una montaña de sal procedente de las salinas de La Isla y una estructura de acero en altura que se presenta como una "experiencia sensorial", que quiere conectar el centro de la ciudad con su entorno natural, pero también con el pasado de su industria salinera y el futuro que ofrece la arquitectura y el urbanismo en la transformación de las ciudades.

Así lo contaron los arquitectos de esta obra, Carlos Montes y José Rodríguez, del estudio sevillano CHS+R arquitectos, que bajo el título Lugares de oportunidad, contextualizaron y razonaron este hito temporal instalado en pleno epicentro de la ciudad con motivo de la III Edición del Festival de Arquitectura Urbana TAC!, organizado por el Ministerio de la Vivienda y Agenda Urbana, en colaboración con la Fundación Arquia y el Ayuntamiento de San Fernando. 

El Centro de Congresos Cortes en la Real Isla de León, muy cerquita de donde se erige este pabellón, fue el escenario donde los arquitectos contaron sus pormenores, en muestra de la contribución del Colegio Oficial de Arquitectos de Cádiz al evento. 

A la hora de abordar la obra acudieron a un elemento vertical que decidieron construir en base a la propia historia de San Fernando, en alusión a las torres miradores y fortificadas de la Bahía, e incluso a la Torre Alta de comunicaciones. Desde ahí quisieron asomarse a lo que ocurre alrededor "para conectar el centro con un entorno de incalculable valor". Un entorno muy determinado por las salinas y su mundo de "reflejos, de texturas y de luz que quisimos poner en valor, para conectar con la identidad de San Fernando y la Bahía como lugar de oportunidad y de desarrollo económico, desde la perspectiva de la sostenibilidad, pues no hay industria más sostenible que la salina", dijeron.

Para ponerlo en pie conjugaron la sal, la madera y el acero, como ingredientes muy vinculados a las salinas tanto artesanales como industriales, "como los elementos verticales en acero que formaron parte del paisaje de aquella industria". Y el resultado fue un basamento de sal –con un total 400 toneladas- de 16x16 metros, que no situaron en pleno centro de la plaza para no interferir con la fachada del Ayuntamiento. "Una planta conformada por un cuadrado perfecto", con conexiones diagonales a través del pabellón, que aguarda el tesoro final que es el patio donde se levanta la evocadora torre de 17 metros, y que lleva directamente la mirada del visitante hacia el cielo, hacia la luz que se cuela entre los paneles trabajados también con sal.

Para ello han experimentado con este elemento, ofreciendo de este modo "un nuevo debate en torno a otros posibles usos o caminos de investigación" en torno a sugerentes telares trabajados por ellos mismos con sal que cubren el zócalo del pabellón, y los paneles de sal que salpican y recubren la torre, con un resultado final que "queríamos que resultara un reflejo de día, y una lámpara de noche".

Compartieron el hito que supuso construirlo desde cero con premisas nunca exploradas y se mostraron encantados con el uso que los niños han hecho de su obra, por donde discurren con juegos entre sus pasillos e incluso se deslizan de sus cada vez más menguantes laderas de sal, reivindicando de nuevo el carácter transformador de las arquitecturas en las ciudades.