Así cambió San Fernando con el tranvía
Transporte público
La peatonalización de la calle Real ha condicionado el desarrollo de La Isla desde que comenzaron las obras del tranvía al derivar el tráfico rodado hacia otras avenidas
En el tintero se quedaron las denominadas obras complementarias, los compromisos que el Ayuntamiento obtuvo de la Junta en su día que no se reflejaban en el proyecto: un aparcamiento disuasorio en La Magdalena, la reurbanización de las calles laterales y el enlace con la autovía por Janer
El tranvía arrancará el próximo miércoles 26
San Fernando/El proyecto del tranvía ha condicionado el desarrollo de San Fernando a lo largo de los últimos 20 años y, aunque este nuevo medio de transporte todavía no se ha puesto en funcionamiento, ha conseguido cambiar por completo la ciudad -para bien o para mal, hay opiniones para todos- a partir de la transformación de su arteria principal: la calle Real.
Nada queda ya de esa imagen que ofrecía esta amplía y céntrica vía -antigua travesía de la N-IV- atestada de coches y soportando un denso tráfico, que sin embargo algunos recuerdan todavía con nostalgia. Hay quienes incluso achacan el declive económico del municipio al cierre de la principal vía de comunicación de La Isla a la circulación, que se acometió en 2008 cuando se empezaron las obras del tranvía.
Lo cierto es que el proyecto del tranvía -visionario para otros, en ese sentido- ha propiciado la creación de una plataforma peatonal sin precedentes y de enormes dimensiones que se extiende prácticamente a lo largo de toda la calle Real de San Fernando. Solo el tramo que discurre entre La Ardila y Santo Entierro (Callejón Nuevo) se compagina con el tráfico rodado.
Y los ciudadanos han hecho uso y han aprovechado la calle Real en toda su extensión desde el primer minuto. Basta un simple paseo por el centro de La Isla para darse cuenta de ese cambio.
La peatonalización -o semipeatonalización- puesta en práctica a raíz de las obras de 2008 derivó el tráfico rodado hacia otras vías de San Fernando, tales como el eje formado por las avenidas Al Ándalus y León Herrero hasta llegar a Reyes Católicos o Pery Junquera, por un lado; o la Ronda del Estero y San Marcos y Buen Pastor, por el otro.
No fue un cambio fácil pero tampoco supuso una tragedia para La Isla, que fue acostumbrándose a medida que las obras del tranvía avanzaban hasta el punto de que, al poco tiempo, prácticamente nadie se planteaba coger por la calle Real para desplazarse por San Fernando, algo que en otros momentos resultaba impensable puesto que era la vía que llevaba a todas partes.
Cierto que por la calle Real nunca han dejado de pasar coches en todo este tiempo dado que el paso por las vías transversales está garantizado y hay tramos por los que se puede cruzar para ir de un punto a otro del municipio. Aunque evidentemente esa presencia de tráfico rodado en la arteria principal -bastante tolerada mientras no pasaba el tranvía- ha disminuido considerablemente desde que en 2019 la frecuencia de las pruebas dinámicas ha pasado a ser prácticamente diaria.
La peatonalización de la calle Real hizo que el Ayuntamiento isleño, en su momento, acometiera la creación de bolsas de aparcamiento por distintos puntos de la ciudad al objeto de facilitar a los isleños un lugar donde dejar estacionado el coche y reducir su presencia por la calle Real.
Ahora, el equipo de gobierno apuesta por desarrollar más ese concepto con el proyecto de los aparcamientos tácticos, que ha puesto en marcha con una primera actuación en la avenida San Juan Bosco tras la demolición de las instalaciones del IMPI.
Las obras acometidas en la calle Real supusieron también la remodelación de todas las plazas colindantes a la arteria principal de la ciudad, salvo una: la plaza del Rey, que en esos momentos era objeto de un debate político en torno al posible emplazamiento de un parking subterráneo. Por eso se quedó fuera del proyecto del tranvía, aunque ahora el Ayuntamiento isleño ha abordado por su cuenta las obras de remodelación. Con el tranvía sí se intervino en la plaza de la Iglesia, la alameda Moreno de Guerra, la alameda del General Pidal y la plaza del Carmen, que asumieron un diseño integrado en esa nueva plataforma peatonal que había propiciado el tranvía.
Eso sí, la transformación de San Fernando pudo haber ido más lejos porque entre los compromisos que el Ayuntamiento de San Fernando obtuvo de la Junta de Andalucía para dar el 'sí' al tranvía por la calle Real se encontraban tres actuaciones complementarias de gran calado que finalmente no se hicieron: la construcción de un aparcamiento disuasorio en el entorno de La Magdalena, la reurbanización de todas las calles colindantes a la calle Real hasta el primer cruce de forma que todo el entorno asumiera el mismo diseño urbano y la construcción del enlace con la autovía de Cádiz por la trasera de Janer.
Todos estos proyectos, comprometidos de palabra por la Junta, se descartaron en cuanto que la obra empezó a tener dificultades.
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