El parqué
Caídas ligeras
San Fernando/La Gala Inaugural del Carnaval de San Fernando acogió también al acto de proclamación de las colombinas, las damas de la fiesta, cuyos disfraces -especialmente diseñados para la ocasión por Jesús Domínguez Vidi- no han pasado desapercibidos para los isleños.
Para estos Carnavales se ha echado mano a la mitología griega para representar a las colombinas como las 9 musas de la Antigüedad, "porque con ellas volvemos a conmemorar la importancia y la belleza de la Isla de León de la mano de nueve grandes mujeres mitológicas, trayéndonos cada una, un trocito de historia, de nuestra ciudad y de lo que somos".
Así se explica desde el Ayuntamiento de San Fernando la caracterización de las colombinas del Carnaval de este año:
Musa de la historia, Irene se representa como una guerra que simboliza la solemnidad y el poder del legado histórico que nos ha dejado nuestra tierra tan querida a lo largo del tiempo. Así hemos sido hogar de Fenicios que nos dejaron los Hornos Púnicos, de romanos, visigodos, bizantinos y musulmanes. Pero no lo fuimos de los franceses, siendo San Fernando la resistencia invicta de la Guerra de la Independencia, donde los isleños luchamos por la libertad, la integridad y por nuestra tierra. Por eso Irene se nos presenta portando una gran espada emblema de fortaleza y coronada con el verde del laurel reflejo de la victoria. Porque es nuestro pasado lo que constituye nuestro presente. Y la historia se personifica así en nuestra musa con todo el poder y la belleza de una triunfante y majestuosa guerrera griega.
Celia personifica a Calíope, musa de la poesía épica. Portando una imponente pluma dorada que simboliza el poder de las letras y el afán de los grandes escritores por captar la belleza y la esencia de nuestra ciudad. Así encontramos a Rafael Alberti, los Machado o a Pablo Neruda, que embelesados por el encanto de San Fernando, le dedicaron grandes creaciones las cuales se entrelazan en la corona de nuestra musa para reflejar así con Celia la inmortalidad de la magia de nuestra tierra.
Nerea se nos presenta como Talía, musa de la comedia y del teatro, por eso su capa se conforma como un majestuoso telón de terciopelo burdeo, presidido además por una gran máscara cómica al igual que el tridente que porta. Y es que el corazón de nuestra ciudad late con más fuerza en el Teatro de las Cortes que constituye un lugar clave en nuestra historia y en nuestra identidad, el cual precisamente fue construido sobre las ruinas de una Casa de Comedias. Por ello el frontón que preside su escenario corona a nuestra musa. Fundiéndose en el disfraz de Nerea arte, cultura, teatro y nuestra historia.
Dice la leyenda que los saberes del universo fueron concedidos al mundo por Urania, diosa de los planetas y las estrellas. Así nos representa Laura a la musa de la astronomía, cayendo el manto de la noche sobre su disfraz con una capa estrellada. Y es que reflejo de este mito también lo tenemos en nuestra historia, pues el Real Observatorio de la Armada, siendo el más antiguo de España, también cedió sus conocimientos a todo nuestro país a quien le da la hora, llevando a cabo además tareas tan importantes como el cálculo de las efemérides. Por lo que Urania, portando la tierra en su cetro y coronada de estrellas, nos simboliza que cuando cae la noche sobre San Fernando la magia, la sabiduría y la belleza se dan la mano para reflejar una vez más nuestra historia.
Polimnia, musa de la elocuencia y de la poesía sacra, así se nos presenta María. Y es que no hay arma más poderosa que la palabra, por eso porta una solemne espada y las cadenas conforman su vestido, las cuales son a la vez reflejo de nuestra esclavitud sin la libertad de expresión. Pues tenemos mucho que agradecerle a nuestra tierra, donde se redactó en 1812 la Primera Constitución Española que recogía por primera vez la libertad de prensa. Por eso nuestra musa personifica la belleza y la libertad rompiendo, con la fuerza de la elocuencia, las cadenas de la esclavitud.
La melodía suena imperante con Nati, nuestra musa de la música, Euterpe, a quien se le atribuye además la invención de la flauta doble que porta en su mano. Y es que no hay armonía más bonita que la de nuestra isla en la que resuena el arte y el "sentío" con Camarón o la niña Pastori, pero también retumba la solemnidad de las marchas procesionales cuyas partituras conforman la corona de Nati, en la que podemos leer títulos tan bellos como Carmen Coronada. También su capa se llena de musicalidad con una gran clave de sol y un pentagrama que decora así mismo la máscara de su hombro. Así podemos escuchar con Nati a la isla más cerca que nunca.
Amor es quizá una de las palabras que mejor defina San Fernando, amor por nuestra tierra, y por quien nos rodea, por eso Gloria nos trae a Erato musa del amor. Así su disfraz se impregna del color rojo de la pasión y su corona culmina en el símbolo que más nos caracteriza, el corazón, reflejando a la vez su fragilidad y su fiereza en la lanza romana que porta nuestra musa. Y es que el cariño lo llevamos incluso en nuestra historia, encontrando un yacimiento de más de 6.000 años en el que el amor queda inmortalizado en un abrazo que es eterno.
Llega la belleza clásica con Tersícope musa de la danza a la cual representa Violeta como una etérea y delicada bailarina, figura también que corona su cetro, con la que recordar la base clásica del baile que sustentará nuestra isleña tradición flamenca que nos dará grandes artistas como la bailaora Sara Baras. El vestido de nuestra musa con diferentes coloridas y vaporosas telas son reflejo del movimiento del baile tan arraigado en la isla gracias a la Escuela municipal de Danza. Violeta nos trae el compás, la sutileza y la belleza de la danza personificada en una poderosa musa griega.
Claudia nos trae a Melpómene musa de la tragedia, acompañada también de una gran figura mitológica femenina: medusa, por eso las serpientes coronan la cabeza de nuestra colombina mayor y conforman su centro. Pero la tragedia se viste muy isleña en Claudia cuya capa se extiende en color púrpura que viene de nuestra cañaílla, en la que una máscara carnavalesca nos hipnotiza con su mirada al igual que lo hacen enigmáticos enclaves de nuestra ciudad como el Callejón Cróquer o el Patio Cambiazo en los que lo misterioso se vuelve mágico, como en el disfraz de nuestra musa, en el que cuando se cierra el telón el encanto y el misterio se funden para encontrar belleza en la tragedia.
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