La salina El Estanquillo de San Fernando apuesta por un futuro sostenible
El grupo Asal ha hecho una elevada inversión en la salina de El Estanquillo con la idea de recuperar la extradicción tradicional pero también diversificar el negocio hacia el turismo
San Fernando/Los temporales de los últimos años habían deteriorado de manera considerable la salina. El circuito de canales por el que pasa el agua de mar que hace posible el proceso de la sal había quedado estropeado y hacía necesaria una intervención. El grupo Asal, propietario de la salina El Estanquillo, no ha dudado en realizar una elevada inversión para su recuperación. "Siempre hemos mantenido las vueltas de afuera, que son un seguro de vida de las salinas y de toda la zona de alrededor, pero ahora también era importante actuar en el interior", reconoce Francisco Armenteros, una de los responsables de la empresa que hace unos días firmaba un convenio con el Ayuntamiento para fomentar el desarrollo sostenible de este espacio. En los planes está apostar por otras actividades, como el turismo natural y el turismo de salud, aunque por el momento sea un proyecto en fase muy inicial.
Los daños en la circuitería por la que circula el agua hacían inviable la producción de sal. "Las aguas se mezclaban y no era posible conseguir sal de calidad y en cantidad", detalla. Con una clara intención de recuperar después de algunos años esta actividad tradicional, la familia Armenteros decidió realizar los arreglos este año, a costa de sacrificar parte de la cosecha puesto que el momento en que se podían ejecutar los trabajos coincidía con el de producción: con la época en que se mete más agua para el proceso de evaporación.
La salina de El Estanquillo ocupa una extensión de unos 50 hectáreas. Es pequeña para las dimensiones de este tipo de factorías de sal, reconoce la empresa, por eso para que sea productiva, y rentable dado su alto coste de mantenimiento, debe estar en uso al completo. "Aunque los cristalizadores ocupan en torno a un 10%, unas 5-6 hectáreas, el agua tiene que hacer todo su recorrido para llegar a ellos", detalla Armenteros, lo que hace que a la producción ocupe casi todo el terreno.
La puesta en marcha de la salina es el primer paso que el grupo Asal da en su proyecto, con la intención en sacar en los próximos años más cantidad de sal y de más calidad para hacer más productiva, como se ha dicho, la salina; y con la vista puesta en un futuro "en recuperar la extracción tradicional para enfocar esa sal a nichos de mercados focalizados en el valor añadido". Se refiere Francisco a la producción y comercialización de sal virgen o de flor de sal.
Esta es solo una parte de ese futuro que idean para la salina, porque entienden que el negocio se sostiene con la diversificación de la actividad. En este sentido, apuestan por el turismo de naturaleza y el turismo de salud, aprovechando las propiedades de la sal y de los fangos. Esa propuesta complementaria se dirige a la puesta en marcha de un lugar, una especie de balneario, para la haloterapia, un tratamiento con sales para problemas respiratorios o de la piel. "Está en fase embrionaria", advierte sobre esta idea.
Primero deben rehabilitar la salina. Después, deben tener en cuenta la compatibilidad de actividades y las posibilidades de aprovechamiento del espacio –también la parte delantera de la salinera donde hay una edificación y una extensión amplia–, dado que se trata de una superficie inmersa en el Parque Natural Bahía de Cádiz, en dominio público marítimo terrestre. Iría destinado no solo al turista extranjero, sino también al nacional, "en los tiempos que corren vemos que no se puede centrar en un público en concreto, porque el escenario puede variar por completo". "Cada vez hay más gente concienciada en que debe cuidarse, en hacer actividades naturales y en consumir productos que se hagan en espacios naturales y de la forma más natural, ya sea la sal o un exfoliante, por ejemplo", reconoce.
La familia Armenteros ya tiene experiencia en el desarrollo de salinas siendo respetuosos con la biodiversidad. Lo entienden como un círculo porque "la salina es una de las actividades más sostenibles que puede existir". Como ejemplo ponen dos salinas que han recuperado en la provincia como Santa María en El Puerto o Marisma de Cetina en Puerto Real. "Eran marismas desecadas, casi sin vida, pero se fueron preparando para recuperar la actividad salinera y ahora se contabilizan miles de aves, que anidan allí", cuenta Francisco Armenteros. Incluso de una especie en vía de extinción como el águila pescadora se han observado más de una docena en la zona. "No solo preserva la biodiversidad, sino que la potencia", insiste.
En esta iniciativa el Grupo Asal es consciente de la necesidad de ir de la mano de las administraciones, en este caso con un convenio con el Ayuntamiento. "En otras salinas tenemos acuerdos con Medio Ambiente para, por ejemplo, la configuración de muros con determinados taludes para que las aves nidifiquen en un punto que cuando eclosione el huevo facilite que pueda bajar a beber y a comer", explica. Armenteros incluso habla de sinergias con otras empresas: "Una sola no puede promover una nueva tendencia. Sería mejor un beneficio conjunto con empresas que generen actividades para contar con una oferta completa para que la zona se convierta en referente".
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