Se vende una leyenda: la Venta de Vargas

No hay una nueva generación que vaya a dar continuidad a este negocio familiar que se ha convertido en toda una seña de identidad de La Isla y que forma parte de la historia del flamenco, así que los Picardo han puesto en venta el popular establecimiento

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Lolo e Inma Picardo, representantes de las dos ramas de la familia propietaria de la Venta de Vargas.
Lolo e Inma Picardo, representantes de las dos ramas de la familia propietaria de la Venta de Vargas, posando ante el popular cartel publicitario del establecimiento. / Julio González

San Fernando/No hablamos de cualquier negocio de hostelería, que conste. Aquí se se sentaron los cánones con la receta de las tortillitas de camarones y el flamenco dio a luz al genio de José. Y entre berzas gitanas, papas aliñás y raciones de bienmesabe ha pasado por la puerta más de un siglo de historia de La Isla. Así que cuando te dicen que se vende la Venta de Vargas uno sabe del tirón que no está ante una noticia más de San Fernando. Porque el histórico local, además de un referente e icono del flamenco, es todo un símbolo para cualquier cañaílla que se precie y también más allá de las fronteras de La Isla. Es toda una leyenda a la venta.

Y así es. Los Picardo hace meses que, de manera discreta, pusieron el negocio en manos de una inmobiliaria en busca de posibles compradores. Y hasta han aparecido ya algunos interesados. Lolo y su prima Inma, representantes de las dos ramas de la familia propietaria del negocio desde hace ya cuatro generaciones, lo confirman: la Venta de Vargas se vende, que lo sepa todo el mundo.

Y no, no va nada mal. No se trata de eso. El local marcha viento en popa y sigue siendo uno de los restaurantes de referencia de San Fernando. E incluso sigue fiel a su esencia con una agenda de actuaciones flamencas que prácticamente se mantiene a lo largo de todo el año. Lo único que pasa, simplemente, es que no hay una nueva generación dispuesta a continuar con toda esta historia y, los que están ahora, dicen que ya va siendo hora de empezar a plantearse el futuro. Es comprensible.

"Nos va a doler. No creo ni que podamos pasar por delante de la puerta cuando se venda, pero pienso que mi padre, mi tío y mi tía María estarían orgullosos"

Pero –ojo– que la Venta de Vargas no cierra sus puertas. Es algo que la familia quiere dejar claro, que sigue abierta con normalidad y cumpliendo con los compromisos que tiene (celebraciones, etc...). Tampoco se vende a cualquier precio este establecimiento que prácticamente es también un museo en el que se puede leer la historia del flamenco a tenor de los numerosos recuerdos que exhibe en sus paredes. Y no nos referimos solo al aspecto económico del tema. Es que no se trata de vender por vender, puntualizan. Se busca un comprador que esté dispuesto a pagar lo que vale como la leyenda que es este establecimiento y también a conservar la esencia del negocio. Se quiere que el que venga sea respetuoso con eso, con el legado que dejan los Picardo.

"La Venta no está a saldo. Y no vamos a vender esto para que venga uno y lo desmantele todo para poner un local de comida rápida", resume Lolo. El negocio se vende a través de ORL Inmobiliaria, "que tiene exclusividad", explican. "Lo llevan todo ellos. Si alguien llama aquí para preguntar lo que hacemos es derivarlos directamente allí". El que quiera saber las condiciones, aclaran, tiene que ponerse en contacto con el agente (636543053).

Para la familia, que además se crió aquí, huelga decir que ha sido la decisión más difícil que han tenido que tomar con respecto al negocio. "Esto duele", admiten. Pero no hay marcha atrás. Ahora mismo la Venta es propiedad de Conchi Torres y Lela Fontao, viudas de José y Lolo Picardo (fallecidos en 2015 y 2018), y de sus respectivos hijos, que en total son seis primos.

Todos están de acuerdo en que ha llegado el momento y de que vender el negocio en su totalidad –no alquilarlo o ceder su explotación a un tercero– es la mejor solución posible de cara al futuro. Cuando se venda, será el final de la saga de los Picardo al frente de este señero establecimiento, pero no de la Venta de Vargas.

Los recuerdos de la Venta de Vargas / Julio González

"Murió un camarero, Pepe, y nos hizo pensar: ¿Y si nos pasa a nosotros?"

Lo de vender el negocio, evidentemente, no es una cosa que a la familia se le haya ocurrido de un día para otro. En realidad, como suele pasar con estas cosas, era algo que venía tiempo gestándose, una idea a la que venían dándole vueltas, hasta que pasó algo que les hizo plantearse toda esta historia en serio: el repentino fallecimiento de Pepe Nieto, un apreciado empleado de toda la vida. "Nos hizo pensar: ¿Y si esto nos pasa a nosotros? De nuestros hijos no hay ninguno que haya querido seguir con la carrera hostelera, la generación venidera no va a continuar con esto", apunta Lolo, que en los últimos años ha sido la cara más visible de los propietarios de la Venta.

"Nuestras madres –Conchi y Lela– hace tiempo que están retiradas. Y nostros, como hosteleros, creo que hemos demostrado todo lo que teníamos que demostrar. Mi padre hace 10 años que murió y de mi tía hace treinta y tantos. Y la Venta de Vargas ha seguido y sigue", apunta Lolo.

Se vende algo más que una propiedad: se vende una leyenda, un museo flamenco, una marca... Se vende todo eso"

"La Venta sigue abierta y funciona. Esto no se vende porque vaya mal", aclara también su prima Inma. "Además, no solo se vende solo una propiedad. Se vende una leyenda, un museo flamenco, se vende una marca... Se vende todo eso".

Así que se busca un inversor que esté dispuesto a continuar esa leyenda de la Venta de Vargas, que además es una marca registrada que se podría franquiciar. Es decir, que el comprador, llegado el caso, podría abrir una Venga de Vargas en la Gran Vía madrileña. Es un ejemplo, claro.

El que venga –apunta Lolo– se encuentra con la marca consolidada y "una clientela hecha". Y un edificio emplazado junto al Museo Camarón con más posibilidades: "Aquí se puede construir otra planta y los usos urbanísticos permiten incluso un hotel o un hostal que podría compaginarse con el restaurante", subrayan.

"Nos va doler. No creo que ni podamos pasar por la puerta cuando se venda, pero creo que mi padre, mi tío y mi tía –María Picardo, la mujer que hizo de la Venta una leyenda– estarían orgullosos", afirma Lolo. Ahora es el momento.

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