'El último combate del Glorioso' de Ferrer-Dalmau ya se expone en el Museo Naval de San Fernando tras la polémica

San Fernando/"Sería bonito que el Glorioso terminara llegando a donde quería: a la Bahía de Cádiz, aunque sea a través de los pinceles de un artista". El director del Instituto de Historia y Cultura Naval, el almirante Juan Rodríguez Garat, alude a unas palabras del Almirante Jefe del Estado Mayor de la Armada (Ajema) como uno de los factores que han influido en que el cuadro El último combate del Glorioso de Augusto Ferrer-Dalmau, termine formando parte de la exposición permanente del Museo Naval de San Fernando después de retirarse del museo de Madrid. Además de este peso histórico, la Armada asegura que "paga una deuda con la ciudad" tras el traslado a la capital de la obra Mi bandera del mismo pintor.

La polémica surge tras cuestionar el escritor Arturo Pérez Reverte la eliminación del Museo Naval madrileño de este cuadro del buque Glorioso y producirse el debate y las quejas a través de las redes sociales. "El Museo no falsea la historia", deja claro Rodríguez Garat sobre una de las acusaciones recibidas.

El responsable del Instituto de Historia y Cultura Naval asegura que la institución no pone en duda el valor artístico de la obra, ni lo que representa, sino que la decisión responde a las dos directrices con las que se ha desarrollado la remodelación de las instalaciones museística sobre la historia de la Armada. Por un lado el Ajema estableció necesario equilibrar las colecciones de arte para contar la realidad de cada época y por otro convertir este espacio cultural en un lugar común para todos los cuerpos y escalas de la Armada, que no estaban representados.

Esa segunda línea fue la que llevó a Rodríguez Garat a acordarse de Mi bandera, que entonces estaba en San Fernando, por representar al granadero del cuerpo de Batallones, actual Infantería de Marina, Martín Álvarez, defendiendo la bandera del buque San Nicolás de Bari y de esta forma compensar la falta de presencia de la Infantería de Marina y de la marinería y tropa, según sus palabras.

La primera de las premisas se basa en la falta de equilibrio a la hora de representar la historia de la Armada, contada en buena medida, advierte, desde fuera, "deudora de la propaganda de guerra" y que presenta la una institución "triste, llena de caballeros heroicos pero con más fracasos que éxitos". En ese sentido las colecciones de Arte "estaban descompensadas", por estar formadas por obras de pintores extranjeros, cuando la Armada ha vivido épocas de "dominio de los mares" y épocas de pérdida. De la época del Glorioso se dispone de óleos de derrotas honrosas, a pesar de ser unos años en la que se perdieron batallas y se ganaron otras. Por eso, insiste el almirante era necesario compensar el discurso histórico.

El traslado de esta obra de Ferrer-Dalmau que se expone ya en el Museo Naval de San Fernando responde a la necesidad de buscar un nuevo espacio para la pintura siguiendo distintos factores, entre ellos el histórico, el buque se dirigía a Cádiz cuando finalmente sucumbió al último de los ataques ingleses en la costa portuguesa y tuvo que arriar la bandera; y la iniciativa de compensar la salida de Mi bandera de la instalaciones isleñas. "Con el cambio gana el Museo Naval de Madrid al conseguir un discurso equilibrado y gana el Museo Naval de San Fernando con unos fondos espléndidos pero poco conocido", ha defendido el director del Instituto de Historia y Cultura Naval, que lamentaba haberse visto envuelto en una polémica en la que algunas personas ni siquiera pretendía debatir. El conservador del Museo isleño, Miguel Flores Bienert, ha destacado que El último combate del Glorioso viene a "enriquecer nuestro patrimonio museístico".