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Cuando el cargador habla desde el atril

Isaías Sánchez pronuncia el pregón de la JCC

El capataz y socio de los Jóvenes Cargadores Cofrades desde hace más de 30 años defiende la identidad de la carga isleña desde el Teatro de las Cortes

Isaías Sánchez, durante el Pregón del Cargador en el Teatro de las Cortes. / Román Ríos
Arturo Rivera Barrera

14 de abril 2019 - 05:02

San Fernando/Después de 37 años es ya toda una tradición que los 'de abajo' den la cara en el día de vísperas por excelencia que es el Sábado de Pasión. Cuando apenas quedan unas horas para fajarse, amarrar la 'almohá' al palo y meterse en faena debajo de los pasos, los cargadores saltan al atril. Es el último pregón y el último acto de la Cuaresma: el Pregón del Cargador que cada año organiza la asociación Jóvenes Cargadores Cofrades (JCC) y que, en esta ocasión, corrió a cargo de Isaías Sánchez Ruiz, socio desde hace más de 30 años y capataz del paso de misterio del Ecce Homo.

El pregonero fue breve, pero también conciso y directo. Dijo exactamente lo que quería decir ayer tarde en el Real Teatro de las Cortes, donde felizmente ha regresado esta veterana exaltación tras varios años de obligado paréntesis. Y en su discurso dejó ver que La Isla es su punto débil. La Isla, su particular manera de llevar los pasos y, por supuesto, la JCC. Que la entidad le 'duele' -y mucho- se hizo evidente en las líneas que le dedicó, en la manera en la que la defendió frente a los ataques –dijo– de aquellos que andan pro ahí y que desean verla desaparecer.

Fue, como el propio pregonero dijo al comenzar su disertación en el atril, "un pregón de cargadores, para cargadores y para nuestra querida JCC". Aunque eso no le impidió mostrar un lado más personal, lleno de recuerdos de la infancia, de nostalgias de los que ya no están, de los grandes momentos vividos, de la ilusión compartida con la familia... Ahí quedó vídeo lleno de dedicatorias con el que comenzó su pregón y en el que recordó especialmente a Julito Fernández Pérez. Y su primera trepá debajo del palio de Gracia y Esperanza en la calle Ancha con tan solo 16 años o aquella vez, una Semana Santa más tarde, en la que se metió sin pensárselo dos veces en el palio de la Esperanza porque uno de los cargadores se había lesionado y quedaba un hueco. Y, por supuesto, su estreno 'oficial' con el Gran Poder.

Fue un pregón "de cargadores, para cargadores y para nuestra querida JCC"

Pero el pregonero de los cargadores lanzó también un mensaje a La Isla, a la que alentó a recuperar 'el pellizco'. "La Semana Santa y la carga de La Isla urge que provoquen un pellizco y transmitan a los que están en la acera y, sobre todo, a niños y jóvenes, para que sean ellos los que impidan cualquier declive que pueda sufrir esta fiesta. Y nuestra asociación tiene que seguir contribuyendo a ello", dijo. Esa emoción, ese sentir popular que inevitablemente se vincula a la carga no está reñido con la seriedad, el respeto y la compostura propia de una procesión, de una hermandad en la calle. Aunque –lamentó– hoy tienda a confundirse y a creerse que sí, que lo están y que son incompatibles.

Isaías Sánchez refirió así lo que se vivió debajo del Cristo del Huerto en el vía crucis diocesano que en el pasado mes de julio recorrió las calles de Cádiz, las muestras de afecto, aplausos y vítores con los que el público recompensaba los esfuerzos de la cuadrilla. Y lo comparó con la "frialdad"de La Isla. "¡Qué envidia sana de cómo nos trataron y cómo nos hicieron sentir aquel día!", afirmó.

"La Semana Santa y la carga urge a que provoquen un 'pellizco' y transmitan", dijo el pregonero del cargador

El pregonero lanzó también todo un alegato en defensa de la carga tradicional de La Isla y criticó abiertamente las injerencias sevillanas, las copias que quedan en "burdos sucedáneos adaptados a los deseos de grandeza y protagonismo de unos pocos". De ahí que recordara la importancia que tiene la declaración de la carga isleña como Bien Inmaterial, iniciativa que –precisamente– promueve la propia JCC en cooperación con el Ayuntamiento.

Isaías Sánchez, que también tuvo palabras para los jóvenes y para las mujeres que se han ganado a pulso el respeto de sus compañeros debajo de los pasos, reivindicó también el papel de la asociación, para la que pidió "respeto y consideración" después de 40 años al servicio de La Isla y de su Semana Santa. El acto terminó con el concierto de marchas de la banda Maestro Agripino Lozano.

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