ADACCA menores: el empeño puesto en rehabilitar tan nuevas vidas

Salud

La Asociación de Daño Cerebral Adquirido de Cádiz acoge a cerca de 40 niños en su intenso y completo programa de atención clínica y rehabilitación a los enfermos y sus familias

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Ejercicio con uno de los menores en la amplia sala de las instalaciones de ADACCA. / Jesús Marín

Pocas cosas deben zarandear más a una familia que una enfermedad grave que afecte a un menor. Nunca se espera que la vida se tuerza a edades tempranas, de manera que el golpe puede desestabilizar un hogar y sembrar de dudas y miedos una convivencia destinada en principio a la felicidad. Son adversidades inesperadas que demandan muchas veces una respuesta externa que ayude a desbloquear el shock generado por la enfermedad en el entorno familiar. Y en esa difícil tarea se mueve una de las muchas iniciativas de ADACCA, la Asociación de Daño Cerebral Adquirido de Cádiz que recibe en sus instalaciones de la capital a cerca de 40 menores con daño cerebral, generalmente a causa de un ictus, con la mirada puesta en la rehabilitación de unas vidas tan nuevas.

Ángel Sánchez es el director gerente de ADACCA, mientras que Lili Gómez Bernardi es la neuropsicóloga del equipo interdisciplinar que se encarga de llevar adelante este programa en el que se trabaja la rehabilitación de menores con daño cerebral desde los primeros meses de edad hasta los 21 años, la misma edad establecida en las leyes educativas para permanecer en un aula específica.

Gómez Bernardi explica cómo es el trabajo en ADACCA menores: “Somos un equipo formado por dos logopedas, un fisioterapeuta, una terapeuta ocupacional, una pedagoga y una neuropsicóloga. Trabajamos todos muy coordinados porque los objetivos son comunes la mayoría de las veces, y cada uno desde su área los trabaja de manera específica. Por ejemplo, si hay un problema de lenguaje lo vamos a trabajar en las cinco áreas, aunque el logopeda lo haga de una forma más concreta. Tenemos las cinco patas de la rehabilitación en un mismo equipo que funciona a la vez, de manera integrada”.

La mayoría de los pequeños que pasan la tarde en las instalaciones de ADACCA de la calle Eslovaquia padecen daños cerebrales con una sintomatología muy variada, como explican los responsables de la asociación: “Desde problemas de conducta, de atención, de lenguaje, problemas motores... Aquí han llegado niños de todas las edades que han tenido ictus. Suelen ser por malformaciones, problemas de coagulación de la sangre y otros de quienes no se saben las causas”.

Este accidente cerebrovascular es una patología más asociada a edades adultas, pero Lili Gómez advierte: “Los ictus infantiles son muy desconocidos. A veces, es difícil detectarlos porque cuentan los padres que un niño se desvanece, que pierde el conocimiento, y lo último que piensan es que ha sido un ictus. Cuando se diagnostica, se aplica el protocolo ictus y si es hemorrágico se opera o lo que precise. Y cada vez se diagnostican más ictus infantiles”.

En ADACCA han llegado a acoger a un pequeño de 15 meses que había sufrido un ictus, un crío que aún sigue en terapia: “Como muchos menores que son niños de tratamiento de larga duración; siempre hay un desfase con los niños de su edad y nosotros intentamos normalizarlo y que el desfase sea cada vez menor, que el desarrollo del niño sea lo más autónomo e independiente posible”.

El daño cerebral, explica ahora Ángel Sánchez, tiene tres fases: “Aguda, cuando se está en el hospital; subaguda, cuando se sale del hospital y es muy importante la rehabilitación, y la crónica, a partir del año o año y medio”. Y la neuropsicóloga del equipo abunda: “Cuanto antes se empiece la rehabilitación, mucho mejor. Hay una diferencia que no te puedes ni imaginar si se trabaja el cerebro recién dañado, en el momento en el que los médicos dicen que no peligra la vida. No tiene color”.

Y surge entonces una pregunta que podría resultar incómoda pero que estos responsables de ADACCA no esquivan: ¿Viene este programa a llenar algún vacío de la sanidad pública? “El hospital da su rehabilitación -dice Lili Gómez-, pero un niño que está convaleciente, dentro del primer mes desde que ha salido del hospital... En el hospital le dan lo que pueden de rehabilitación. Y hay áreas donde los servicios oficiales no llegan: no tienen terapeuta ocupacional para el niño, ni pedagoga, ni neuropsicóloga. Hay un vacío serio”.

En ADACCA, explican, el contacto con las familias es “directo y continuo” para informar de la evolución del niño, de sus dificultades... “Los padres necesitan mucho soporte”. Y también “mucho contacto” con los colegios. ¿Y con los hospitales? “Lo que se puede”, concluye Gómez Bernardi.

Algunas claves del trabajo de ADACCA con menores

Proceso de entrada y aceptación en ADACCA

“Casi nunca se le ha dicho a nadie que no en ADACCA menores”. Explica Lili Gómez que las excepciones se han debido a que el niño no cumple el perfil, de manera que se orienta a la familia sobre lo que que de verdad necesita el menor, y otros que eran de fuera de la provincia de Cádiz y la frecuencia de sesiones con los viajes a la capital no aconsejaba su aceptación.

La solicitud y la evaluación clínica del menor

Cuando se recibe una solicitud para la rehabilitación de menores, se hace un entrevista con la familia sin que el niño esté presente, un primer contacto que sirve para pulsar la realidad del caso en el entorno familiar. Después se hace sesión clínica, el equipo aprueba la entrada, se busca hueco en el horario del centro por las tardes. A veces, la evaluación clínica se realiza con la rehabilitación iniciada.

La desesperación de las familias y las ayudas

Muchas familias llegan desesperadas, tanto por la enfermedad como por el coste económico, elevado, del tratamiento de rehabilitación. El equipo de trabajadores sociales de ADACCA orienta a las familias para que soliciten las becas del Ministerio de Educación e informa de las ayudas que recibe la asociación para este programa, lo que suaviza enormemente la aportación de las familias.

La continua búsqueda de ayudas y subvenciones

Mantener este programa de trabajo con menores con daño cerebral no es barato. ADACCA presenta el proyecto a la Junta de Andalucía, cuya subvención sirve para afrontar buena parte de los gastos de la asociación, desde el coste salarial del equipo, muy especializado, hasta las instalaciones. La búsqueda de ayuda por parte de la entidad gaditana es continua e imprescindible.

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