Congreso de la Lengua en Cádiz: una carrera de fondo que acorta la llegada a la meta
Retratos de un año en Cádiz
La designación de Cádiz para acoger el IX Congreso de la Lengua, a causa de la inestable situación en Perú, ha sido posible gracias al esfuerzo realizado con vistas a la candidatura de 2025
Lo que necesita Cádiz para arropar al Congreso Internacional de la Lengua
No es lo mismo prepararse para una carrera de fondo, de resistencia, que para otra de velocidad. El habitual ritmo más pausado de la primera, más estratégica y de desgaste de los rivales, contrasta con la explosividad de la segunda prueba atlética, donde las cartas se juegan boca arriba desde la primera zancada hasta el sprint final y donde, por lo general, no hay tiempo para la relajación ni la parsimonia. Así ha ocurrido, más o menos, con la candidatura de Cádiz al X Congreso de la Lengua Española de 2025, una carrera de fondo con meta intermedia en marzo de 2023 en Arequipa (donde se iba a tomar la decisión final) pero que, de pronto, ha mutado en prueba de velocidad con un inesperado sprint final en el que Cádiz se ha impuesto a sus competidores, Salamanca y San Millán de la Cogolla, con relativa solvencia y comodidad.
Si en el primer intento de celebrar el noveno Congreso de la Lengua en Arequipa fue el covid el que motivó su aplazamiento, ahora ha sido la inestable situación política, institucional y social de Perú la que ha obligado a cambiar la sede de una cita que tenía todo su programa diseñado para marzo y que Cádiz acogerá en su integridad adelantando un proceso en el que contaba con dos años para preparar un congreso que ahora tendrá que organizarse en tres meses.
El Instituto Cervantes y la Real Academia de la Lengua, junto a las academias latinoamericanas, son los pilares programáticos de un congreso en el que el Gobierno de España aporta la correspondiente financiación presupuestaria. Entre todos, con la pertinente consulta a la Casa Real para asegurar la presencia de los Reyes en Cádiz, han elegido la capital gaditana para trasladar la sede del congreso a España y aprovechar así todos los encuentros, conferencias y asuntos previstos en la cita de Arequipa, a los que tendrá que añadirse otros contenidos más relacionados con Cádiz y que sirvan para completar el programa de la cita con todos sus actos paralelos.
Pero si Cádiz ha salido airosa de esta elección exprés, no ha sido por casualidad. Además de la decisión puramente política (quien paga decide), la candidatura de Cádiz ha navegado con el viento a favor en este año 2022 en un proceso que se ha sustentado en al menos dos cimientos bien armados: una labor municipal constante y bien articulada con reuniones y presentaciones claves y una suerte de apoyos institucionales y personales de peso que ya iban inclinando la balanza hacia la candidatura de Cádiz para 2025 y que, finalmente, ha facilitado la decisión cuando se vio inevitable la necesidad de cambiar la sede de la novena convocatoria.
Y eso que a mitad de año, en junio, el Gobierno otorgó a la Rioja la sede del nuevo Observatorio del Español, una institución que pronto se supo que iba a instalarse en San Millán de la Cogolla, el histórico enclave en el que las glosas alumbraron las primeras palabras en castellano, y que iba a suponer una inversión inicial de cuatro millones de euros. La duda entonces era si aquella decisión se convertiría en el aperitivo de la designación de San Millán como sede del X Congreso o si, como parece ahora, fue una suerte de justicia salomónica que allanara el camino de un futuro reparto de roles.
Cádiz, bien pertrechada para resistir en esa carrera entonces de fondo, siguió adelante con el trabajo previsto y entrenó su musculatura institucional con reuniones con el ministro de Cultura en Madrid y, sobre todo, con la presentación de la candidatura en la Casa de América de la capital española. Al tiempo, Diputación comprometía una aportación presupuestaria y el Ayuntamiento de Cádiz anunciaba la creación de la sede del Congreso, aún no operativa, en lo que será la nueva Fundación Municipal de Cultura.
Entretanto, en favor de la candidatura de Cádiz se fueron produciendo unos pronunciamientos de personalidades con mando en plaza. Lo hizo en julio Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, durante el nombramiento de la desaparecida Almudena Grandes como doctora honoris causa por la Universidad de Cádiz, y lo ratificó en octubre el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, en el transcurso de un Foro Joly.
La elección de Cádiz para acoger la fallida cita de Arequipa es, pues, una suma de muchos factores: de la indiscutible vinculación de la ciudad con Iberoamérica, de los apoyos institucionales de calado que ha ido recibiendo desde que la candidatura se hizo oficial y, no se puede obviar, de un trabajo bien diseñado y construido desde el Ayuntamiento –desde los responsables políticos hasta los técnicos implicados en el tema– que le ha permitido estar tan bien entrenado en esta carrera de fondo como para imponerse con solvencia en el inesperado sprint final; incluso mirando de reojo al resto de corredores mientras cruzaba la línea de meta con el testigo de Arequipa en la mano.
Una destacable y constante presencia en redes
Si las redes sociales son el presente, porque a saber qué nos deparará el por momentos atropellado futuro, la candidatura de Cádiz al Congreso de la Lengua ha entendido a la perfección la necesidad de estar muy activa en dichas redes. Destacada y constante ha sido la labor de dar a conocer la candidatura, de publicitar los apoyos personales e institucionales que se iban recibiendo y, además, de defender las palabras y expresiones más genuinamente gaditanas como ejemplos de la aportación que el habla de Cádiz ha ido realizando a la Lengua española desde su raíz más popular, como siempre demostró en sus textos el escritor Fernando Quiñones. Y es que Cádiz ha sido consecuentemente ‘jartible’ en las redes.
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