Crónica de un viernes de Feria en San Fernando: El triunfo de las noches de fiesta en el Parque

San Fernando/La Feria del Carmen y de la Sal vivió su segunda jornada con intensidad. El boca a boca no miente: la Feria en el parque Almirante Laulhé gusta. Lo que hace tres años fue un polémico emplazamiento temporal mientras concluían las obras de La Magdalena, esa es otra historia, se ha asentado y ya son muchos las que prefieren este lugar. Pregunte usted si no a cualquiera que monta caseta a ver qué prefiere...

Y es que con cada edición este festejo se ha ido alejando del espíritu de verbena y ya luce por derecho propio como una auténtica Feria. Es más, ya es habitual escuchar a caseteros e isleños aquello de "ojalá ya se quedase aquí" o "¡hay que ver lo bonito que ha puesto esto la alcaldesa!".

No nos vamos a engañar, a nivel logístico la Feria en el Parque es más cómoda, la distribución y diseño de casetas en el recinto arbolado resulta más atractiva -o más "coqueta", que diría Cavada- y su céntrica ubicación anima a muchos isleños a visitarla. Además, lo que en principio parecía un serio escollo, que la zona de atracciones estuviese en Caño Herrera, se compensa con los continuos trenes turísticos y autobuses lanzadera que comunican el recinto ferial con la calle del infierno y que son auténticos tragapersonas. Las colas en la puerta del Observatorio empiezan desde muy temprano.

Pero, tal y como demostró esta segunda jornada, aún quedan asignaturas pendientes y una de ellas es conseguir que la Feria del Carmen y de la Sal gane puntos y actividad durante el día. Si bien por la noche lucía totalmente abarrotada durante las horas de sol su aspecto era algo desangelado. Lo cierto es que el programa de actividades del festejo sigue descuidando la Feria de día y que el grueso de propuestas empiezan a la fresquita. Que sí, que no es un tema nuevo y que esto pasaba también en La Magdalena -ahí sí que dormía el recinto ferial de día durante los días de calor y Levante- desde que en los años 80 la Feria isleña tomó conciencia de sí misma. Pero si la cosa funciona con el Día de la Mujer cabe preguntarse por qué no lo hace también otros días. Sobre todo ahora que el Parque brinda más oportunidades por sus zonas de sombra y por su céntrica ubicación.

La caseta solidaria del Grupo Por fue una de las pocas que registró un buen ambiente durante el día gracias a la paella solidaria organizada en colaboración con el restaurante Manducar y por la que se ofrecieron precios populares. Tampoco ayudaba a asegurarse un buen tardeo el hecho de que algunas casetas de copas -no todas- no abriesen sus puertas hasta pasadas las ocho de la tarde. 

También hay que mejorar el mantenimiento y la limpieza de los aseos portátiles. La queja sobre el estado de los mismos fue unánime y clamorosa entre los usuarios, especialmente entre los mayores y las personas con movilidad reducida. La Feria ahora luce mejor, pero detalles como éste hacen que pierda parte de su glamour.

Por otro lado, se viven curiosos contrastes en estas fiestas con el debut de un DJ ambientando musicalmente la Feria y actuando junto a un escenario que ocupaba el antiguo estanque de los patos. Un elemento que fue eliminado y las aves posteriormente trasladadas en una decisión cuando menos controvertida. Hay que reconocer aún se hace raro no encontrarse con el estanque y con los animales que allí habitaban y que dieron al parque su sobrenombre popular.

Y pasen los años que pasen muchos isleños seguirán llamando a este espacio el Parque de los Patos, de eso no hay duda. Ahora el estanque es un espacio circular que actuará como escenario secundario de la Feria, en torno al que orbitan las casetas de menores dimensiones y que, pasada la medianoche, se convierte en la zona que congrega al público más joven. En La Isla hay guasa y arte de sobra para adaptarse a todo. Prueba de ello es un grupo de jóvenes que disfrutaba de la música mientras resumía el nuevo uso de este espacio de la siguiente manera: "DJ Pato en cabina".

Lo dicho, la Feria del Carmen y de la Sal gusta en el Parque Almirante Laulhé y este fin de semana son muchos los visitantes que llegan desde localidades vecinas para disfrutar de la Feria del verano, además, claro está, de los propios isleños. Como siempre, San Fernando les acogerá con los brazos abiertos. Aún queda mucha Feria por delante.

Lleno en el Parque y éxito de Merche en el escenario

La noche del viernes puso una vez más de manifiesto la capacidad de la Feria isleña para atraer a la gente en masa. No en vano es una de esas jornadas de las fiestas que los caseteros llaman "un día fuerte". Y desde luego que esta velada lo fue... Pasadas las dos de la madrugada el Parque estaba todavía en plena ebullición y con ganas de marcha. En zonas como la calle colindante a General Pujales -donde se concentran las casetas más grandes de la Feria- costaba abrirse paso. Las copas tomaban el relevo una vez terminadas las cenas y la gente buscaba el fresco de la noche a las puertas de las casetas mientras echaba el rato entre familia y amigos. Algunos caseteros incluso retiraban sillas y mesas para hacer hueco a ese otro ambiente que tomaba el relevo. Y las actuaciones en directo -cada vez hay más en el recinto ferial- daban rienda suelta a la rumba y el flamenquito para animar a un personal con muchas ganas de pasárselo de miedo.

La cosa, desde luego, empezó bien desde temprano. Ya en torno a las nueve de la noche empezaron a llenarse las casetas con las cenas. Tan solo un poco después resultaría imposible pillar una mesa. Y en la Caseta Municipal la actuación de la academia de baile Marisma calentaba motores en el escenario antes de una gran noche. Allí se celebró también el encuentro de salineras, una cita habitual de la programación de la Feria del Carmen y de la Sal. Aunque el pelotazo llegó con el concierto de la artista gaditana Merche.

La cita musical de la jornada fue todo un acierto. Está claro que hay que elegir bien las actuaciones es una de las claves de la programación en un recinto como en el del Parque, en el que el auditorio tiene un céntrico protagonismo físico. Y Merche superó con creces todas las expectativas y consiguió enganchar a mucha, muchísima gente, que ya luego se quedó en la Feria. Pasadas las diez y media de la noche un público multitudinario rodeaba el escenario del auditorio del Parque, que viene a ser el de la Caseta Municipal. Tuvo incluso que intervenir la Policía para garantizar la seguridad porque la gente se agolpaba demasiado cerca del escenario, lo que retrasó el comienzo de la actuación hasta pasadas las once de la noche. Eso sí, la artista -inmersa ahora en la gira con la que conmemora sus 20 años de carrera en la música- se supo meter al público en el bolsillo desde el primer tema. El veredicto de los asistentes al terminar el bolo de la cantante gaditana fue unánime: fue todo un conciertazo.

Así que, como canta Merche, las noches de Feria dan para 'Una de cal y otra de arena' pero una cosa es segura: la fiesta, tras años de declive y sin rumbo fijo por mucho espacio que tuviera en La Magdalena, ha encontrado la senda del éxito. Y lo mejor, desde luego, es ese ambiente pletórico y multitudinario que mostraba bien entrada la madrugada. Con eso nos quedamos.