Navantia Bahía de Cádiz y el futuro atado de la industria naval
Economía
Los astilleros de la Bahía de Cádiz afrontan el porvenir con buenas perspectivas ante la confirmación y la previsión de nuevos encargos de construcción
Ministra de Industria: "Es un orgullo ver por el mundo nuestros buques, que son marca España"
Puerto Real-San Fernando/Los astilleros de Navantia Bahía de Cádiz -Puerto Real, San Fernando y Cádiz- están de enhorabuena en este final de 2022 con la carga de trabajo que se confirma para el próximo año y venideros. El sector de la industria naval siempre ha sido esencial para la economía y el empleo de la zona, con una tradición histórica que ha perdurado hasta la actualidad, por lo que los últimos anuncios y la confirmación de otros anteriores despejan las incógnitas que siempre rondan sobre su futuro y la estabilidad en el empleo.
Los astilleros gaditanos nunca han estado exentos de dudas por las reconversiones, las transformaciones de la compañía y los momentos en que la escasa o inexistente carga de trabajo dejaba a los astilleros sin actividad y a las plantillas bajo mínimos. Pero ha logrado subsistir, con el empuje de sus empleados y sus reivindicaciones, de la industria colaboradora y del tejido social y político, y gracias a la consecución de encargos de otros países -que permiten mostrar las altas capacidades tecnológicas y de innovación de Navantia-, las posibilidades de las reparaciones (Cádiz se centra en esta tarea, aunque San Fernando tiene también una sección, además de las colaboraciones de Puerto Real) y ahora el nuevo campo abierto con las energías renovables.
Eso sí, sin duda, la Armada resulta un pilar fundamental para Navantia que la surte de los buques que necesita, para ampliar o renovar la flota. Al BAM-IS que se hará en Puerto Real, se suma que Navantia confirmaba a principios de este diciembre que los dos buques hidrográficos para la Armada (y un oceanográfico) incluidos en los Presupuestos Generales del Estado con una dotación inicial de 40,3 millones de euros se construirán en los astilleros de la Bahía de Cádiz, sin concretar factoría, si bien San Fernando y Puerto Real podrían compartir la tarea para compaginarla con la carga de trabajo prevista. Los barcos tendrán un diseño completamente nuevo por lo que tardarán en entrar en producción, de ahí no se haya querido adelantar fecha de inicio, y sustituirán a los actuales que se construyeron en los astilleros isleños y que la Armada tiene en servicio.
Situación en Navantia Puerto Real
En el Astillero de Puerto Real están esperando que se cumpla aquello de "Año Nuevo, vida nueva". Las expectativas para el 2023 son buenas en el dique de la Villa, pero el 2022 ha sido un año para olvidar, en el que la falta de carga de trabajo ha dejado imágenes de un astillero casi fantasmagórico, apenas aprovechado para la reparación de algunos cruceros que – por espacio o capacidad- no tenían cabida en el astillero de Cádiz. El 2023 sí se afronta con una amplia cartera de contratos ya firmados o negociados, tanto para la construcción de buques como para el despegue oficial de Navantia Seanergies.
En el ámbito de la construcción naval lo más inminente es la construcción del BAM-IS (Buque de Intervención Subacuática) cuyo primer corte de chapa está previsto para mediados de año. Su construcción supondrá más de 1,3 millones de horas de trabajo en la Bahía de Cádiz, en concreto para los astilleros de Puerto Real que está especializado en buques de gran tamaño. La obra, incluidos los trabajos de ingeniería, van a generar según las estimaciones unos 1.100 empleos durante tres años y medio, entre empleo directo, indirecto e inducido. Casi 160 serán empleados directos de Navantia, unos 300 corresponderán a industria auxiliar y otros 660 se generarán en suministradores y otras empresas. El BAM-IS es, hasta el momento, el único proyecto en firme que los astilleros públicos tienen en cartera con el Gobierno de España.
Del mismo modo, también habrá que esperar, en este caso hasta 2025, para que empiecen los trabajos de construcción de los tres buques logísticos para la Flota Auxiliar de la Royal Navy, en los que Navantia participará dentro del consorcio Team Resolute. Se espera que a principios de 2023 se firme el contrato para que dos años más tarde comience la construcción y los tres buques estén operativos en 2032.
En este caso, la participación de Navantia será menor, ya que el Ministerio de Defensa de Reino Unido ha seleccionado al consorcio Team Resolute, que está formado por las empresas de Reino Unido Harland & Wolff, BMT y Navantia UK, filial británica de la compañía española Navantia. El programa, valorado en 1.600 millones de libras esterlinas, facilitará a la Royal Navy una capacidad clave para el aprovisionamiento de su flota, a partir del diseño británico de BMT y con transferencia de tecnología Astillero 4.0 por parte de Navantia.
La construcción de los bloques que conformarán los buques se realizará en los astilleros de Harland & Wolff en Belfast (Irlanda del Norte) y Appledore (oeste de Reino Unido), así como en el astillero de Navantia en Puerto Real. La integración de los buques y sus sistemas tendrá lugar íntegramente en Belfast.
La construcción de buques en el astillero de Puerto Real se limita a estos proyectos militares mientras que no hay nada en el mercado de buques civiles, que es lo que demanda en comité de empresa de Navantia Puerto Real. Los trabajadores afirman que hay "oportunidades de trabajo" en la actualidad, especialmente en el mercado de los gaseros, "No solo porque la guerra en Ucrania ha supuesto un replanteamiento energético, sino porque hay un también un planteamiento de renovación de los buques a nivel mundial, y eso hace suponer un repunte de la construcción naval".
Sin embargo, para la empresa pública "ahora no es un mercado accesible para nosotros. Tenemos que mejorar nuestra competitividad como empresa, como astilleros y también potenciar a la industria colaboradora". Son palabras del director de Navantia Seanergies, Javier Herrador.
Las energías verdes sí son para Navantia una gran oportunidad de desarrollo industrial, y para ello se ha creado una línea específica en la compañía pública naval: Navantia Seanergies. Según su director, ya se están viendo resultados: "Tenemos cristalizadas tres oportunidades que nos va a permitir comenzar la actividad con carga de trabajo a principios de 2023. Vamos a tener un año muy bueno, con unas expectativas de contratación de cerca de 500 millones de euros, que marca el camino que queremos coger". Matizó también que, en el ámbito de la eólica marina, se están ofertando un número importante de contratos y "pensamos que en el próximo año se pueden concretar algunas de estas oportunidades. Lo que sí hay firmado son tres contratos de cimentaciones y se están ultimando ofertas de subestaciones".
Ya han comenzado los trabajos para construcción de los dos primeros proyectos americanos de Navantia, consistentes en módulos para soporte de las subestaciones de los parques americanos Revolution y Ocean Wind. Además, a principios de 2023 comenzará la construcción de una jacket de subestación para el parque de îles d'Yeu et Noirmoutier, una de las dos anunciadas el pasado mes de junio. Este es el primer contrato en modalidad EPC de Navantia Seanergies, donde se responsabiliza del diseño y la fabricación de las jackets.
Además, una empresa nórdica ha encargado a Navantia el diseño y construcción de una nueva jacket de subestación para un campo al este de Inglaterra, un proyecto que comenzará también a principios de 2023 y supondrá 250.000 horas de trabajo.
El mercado principal de Navantia Seanergies seguirá siendo el del norte de Europa, donde se han dirigido hasta ahora todos los contratos y donde se tendrán los que se van a anunciar en próximas fechas para arrancar el 2023. También se centrará en nuevos mercados que irrumpen con fuerza como la propia España, los Estados Unidos o Australia, un país este último en el que la empresa ya tiene una filial y conoce su industria. A esto suman oportunidades que empiezan a aparecer en países como Colombia o La India.
Buenas noticias para San Fernando
El 4 de diciembre la antigua Bazán entregó en el Arsenal de La Carraca (con el que comparte instalaciones) a Arabia Saudí la tercera de las cinco corbetas que construye para su Marina Real. Este contrato supone más de 1.100 empleos directos, más de 1.800 empleos de la industria auxiliar y más de 3.000 empleados indirectos generados por otros suministradores, en su conjunto una carga de trabajo de unos siete millones de horas. Con buena parte de ellas ya cumplidas, los dos buques restantes -que se entregarán en el país asiático- se encuentran al 90% de su ejecución, por lo que la reducción de la actividad en el astillero de San Fernando resulta evidente. Los nuevos encargos aliviarán esta situación, que de nuevo preocupaba a los trabajadores por la incertidumbre que siempre genera el fin de un contrato sin la confirmación de otro. Las relaciones comerciales en el extranjero en las que se ha volcado el Gobierno central, defendía la ministra de Industria, Reyes Maroto, en una entrevista, tratan precisamente de resolver ese futuro para dar estabilidad al empleo, porque además este tipo de encargos se convierten en un efecto llamada para otros.
Para empezar, la construcción de patrullero de altura para Marruecos que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, anunció en enero de 2021 se hará realidad el próximo año. El trabajo de ingeniería está avanzado y en la factoría isleña se aguarda la llegada de los materiales. La previsión es que el corte de chapa pueda iniciarse en el último trimestre de 2023, devolviendo esta actividad a los talleres isleños después de dos años. Mientras, los operarios del acero realizan su labor en apoyo a las labores de armamento de las corbetas.
Los buenos resultados en el programa Avante 2200 de las corbetas han resultado definitivos para lograr la firma de un nuevo acuerdo entre Navantia y Arabia Saudí que se traducirá en un contrato para cinco barcos multi misión para la Royal Saudi Naval Force. Desde la compañía nada han adelantado acerca del tipo de buques, pero podrían ser nuevas corbetas con más prestaciones o fragatas ligeras. Es una cuestión que se plasmará en el contrato mencionado, así como los criterios técnicos y el diseño. Quedará entonces por delante una larga tarea de ingeniería por lo que el inicio de los trabajos en los talleres se estima que no sería hasta 2025. La continuidad de la carga de trabajo para los operarios estaría, por tanto, en el patrullero para Marruecos, aunque desde el comité de empresas, por ejemplo, no descartan la construcción de una sexta corbeta con el programa actual.
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